Entrevista al economista griego Costas Lapavitsas
*CJ Polychroniou
Nos han dicho que después de ocho años de duros programas de rescate que devastó la actividad económica y produjeron un inmenso dolor y sufrimiento para la gran mayoría de los ciudadanos, Grecia está por darle la vuelta, ya que la recuperación está en marcha y la confianza de los inversores está permitiendo una gran recuperación. Esta es, por supuesto, la versión oficial de la situación actual de la economía griega, por lo que estoy interesado en su propia lectura del estado de los asuntos económicos en Grecia.
*Costas Lapavitsas
Los rescates de hecho han traído una especie de estabilidad a la economía griega, ya que el déficit fiscal y el déficit en cuenta corriente han sido eliminados. Esta estabilidad se ha logrado de una manera extraordinariamente torpe y brutal. En resumen, la demanda agregada doméstica fue aplastada, tanto en inversión como en consumo. La capacidad productiva se perdió, a gran escala, debido a que la producción industrial disminuyó en más del 30 por ciento y el desempleo se disparó. El país se hizo dramáticamente más pobre y más débil.
Este golpe de pleno a la economía no fue acompañado por ningún cambio estructural significativo, a pesar de la interminable charla sobre «reformas». Grecia sigue teniendo un sector de servicios desproporcionadamente grande que no es competitivo, un sector industrial muy débil con una gran propensión a importar y un sector agrario débil con baja productividad. El país también tiene ahorros netos negativos, inversiones muy débiles, productividad deficiente, un sistema bancario fuertemente concentrado cargado con una rentabilidad no rentable que alcanza el 45 por ciento del balance y un gasto muy limitado en innovación. Podría seguir y seguir. Muchas de estas debilidades han empeorado con el programa de estabilización.
No hay evidencia que el país haya «dado vuelta la esquina». Prácticamente todos los datos macroeconómicos muestran una economía estancada: el crecimiento del PIB para 2017 apenas superará el 1 por ciento. La inversión no está aumentando con ninguna fuerza. El consumo está cayendo. Las exportaciones han aumentado un poco, pero las importaciones han aumentado aún más. Los ingresos están estancados. La desigualdad de ingresos ha aumentado considerablemente. Hay fuertes indicios que la corrupción y la actividad económica ilegal ha aumentado, y los ricos ahora ostentan descaradamente su riqueza. Grecia continuará por este camino en el futuro previsible.
El primer ministro Alexis Tsipras y su ministro de Hacienda, Euclid Tsakalotos, alegan que Grecia ya no estará bajo la supervisión de la UE cuando salga del programa de rescate actual. ¿Hay algo de cierto en esto?
En agosto de 2018, cuando termine el tercer programa de rescate, Grecia deberá satisfacer sus necesidades de endeudamiento en los mercados abiertos. Las sumas son sustanciales. Simplemente para renovar el capital en 2019, el país necesitará más de 12 mil millones de euros. En la actualidad, las condiciones en los mercados abiertos son flojas, y el dinero es extremadamente barato, pero Grecia sigue siendo un caso muy especial. Por esta razón, el gobierno planea acumular un colchón de más de 15 mil millones de euros para actuar como garantía para los prestamistas extranjeros.
Esto es una locura extraordinaria para un país que está desesperadamente corto de inversión, manteniendo cerca del 10 por ciento de su PIB como una reserva de dinero muerto. Aun así, los prestamistas internacionales deberán asegurarse de que la austeridad no se relajará y Grecia tendrá acceso a fuentes oficiales de apoyo de ser necesario.Esto significa que Grecia requerirá el apoyo implícito o explícito de los prestamistas de la UE antes que vaya a los mercados, lo que, por supuesto, implica una supervisión adicional a Grecia, más allá que la de otros países de la UE endeudados. Grecia permanecerá efectivamente como un estado neocolonial.
¿En qué situación están las cosas con respecto a la deuda? ¿Ve alguna voluntad por parte de las autoridades de la UE para proceder a la cancelación de la deuda en el corto plazo?
Por increíble que parezca, la deuda está aumentando de nuevo, tanto en términos absolutos como relativos. Así, la deuda del gobierno fue de 312 mil millones de euros en 2015 (177 por ciento del PIB) y 315 mil millones en 2016 (181 por ciento del PIB), pero en 2017 se encaminó a 330 mil millones de euros (quizás 187 por ciento del PIB).
La razón es que el país está pidiendo prestado para crear ese increíble colchón que el gobierno y los prestamistas quieren que tenga a fin de este año. No cabe duda, por supuesto, que la deuda griega es insostenible, y la situación no está mejorando en absoluto. El país ciertamente requerirá un alivio de la deuda.
Sin embargo, una gran parte de la deuda, tal vez las tres cuartas partes, no es negociable, ya que está en manos de los prestamistas oficiales en la UE. No creo que haya ninguna posibilidad de una cancelación profunda de la deuda porque eso afectaría a los prestamistas oficiales, que luego tendrían que enfrentar a sus propios electores.
Si hay algún alivio, probablemente tomará la forma de la extensión del vencimiento de la deuda y bajas tasas de interés. Para recibir estas mejoras marginales, el país deberá aplicar políticas de austeridad, desregulación y privatización hasta donde alcanza la vista. Grecia está básicamente atrapada por la deuda.
¿Cómo explica el cambio político e ideológico de Alexis Tsipras y de Syriza en general?
Hay muchos niveles en los que uno podría abordar esta cuestión, pero en algunos aspectos, la respuesta es bastante simple. Tsipras y su círculo cercano eran personas que nunca tuvieron compromisos ideológicos serios de ningún tipo. Ellos estaban interesados principalmente en el poder y nunca tuvieron la intención de cambiar las cosas estructuralmente, menos aún poner al país en un camino hacia el socialismo. Jugaron un juego político y electoral con mucho éxito, y en varios aspectos, continúan haciéndolo.
Durante los primeros meses en el gobierno, tenían la falsa impresión de que podían obligar a la UE a hacer concesiones, una locura que empeoró por los incoherentes argumentos de Yanis Varoufakis, entonces ministro de finanzas. Inevitablemente, perdieron todas las batallas con los prestamistas, incluso las escaramuzas menores.
Cuando finalmente se dieron cuenta de la realidad, se rindieron por completo a los prestamistas y aceptaron los programas de rescate para permanecer en el poder. El gobierno de Syriza es el gobierno más obediente que Grecia ha tenido desde el comienzo de la crisis, que juega a la vieja usanza de la política a nivel nacional y sigue una política exterior completamente conservadora. Es una desgracia, una bofetada en la cara de los griegos y de la izquierda internacional.
En los primeros años de la crisis, defendió la retirada de Grecia del euro. ¿Tiene sentido que el país abandone la zona del euro ahora?
En 2010, Grecia básicamente tenía dos opciones. Uno era cumplir con las demandas de los programas de rescate impuestos por los prestamistas de la UE. El otro era seguir un camino independiente al incumplir la deuda y salir de la zona euro. Este habría sido un camino difícil de seguir, pero habría ofrecido una perspectiva real de regeneración económica y de profunda transformación social a favor de los trabajadores.
El bloque gobernante del país, percibiendo los riesgos que implicaba el segundo camino, se comprometió completamente con los rescates y nunca vaciló. Los rescates han creado gradualmente una nueva realidad en el país que es clara para todos: una economía débil y estancada con una sociedad más dominada por los dueños de la riqueza.
Salir de la eurozona ya no es un paso de urgencia inmediato y directo para Grecia: el desastre ya ha sucedido. El país necesita ahora un amplio programa de transformación económica que pueda ponerlo en una senda de crecimiento y cambiar el equilibrio de poder a favor del trabajo y en contra del capital. También necesita recapturar su soberanía. Huelga decir que estas cosas no son factibles dentro de la zona euro. Desde mi punto de vista, así es como debería postularse la salida del euro.
*COSTAS LAPAVITSAS es economista de la Universidad de Londres. Desde el estallido de la crisis de la eurozona en 2010, se manifestó de manera consistente a favor de un “default” griego y la salida de la eurozona como la clave de una estrategia de izquierda para enfrentar la crisis.
Lapavitsas fue miembro del parlamento durante siete meses y fue una de las voces principales a favor de un curso de acción radical. Cuando los líderes de Syriza se rindieron a los prestamistas en agosto de 2015, Lapavitsas abandonó el partido para crear una nueva organización de izquierda alternativa llamada Unidad Popular.
*CJ POLYCHRONIOU es economista y cientista político, ha enseñado y trabajado en universidades y centros de investigación en Europa y Estados Unidos. Su último libro es “ Optimismo en vez de desesperación” una antología de entrevistas con Noam Chomsky sobre capitalismo, imperio y cambio social .