Michael Roberts, economista marxista británico
El gobierno del conservador Partido Popular (PP) de España ha sido depuesto por el Parlamento como consecuencia de una reciente sentencia judicial de corrupción, El PP obtuvo ilegalmente dinero para sus arcas de grandes empresas y aunque el presidente Rajoy declaró ante los tribunales que no sabía nada, la corte no le creyó sus descargos.
Una combinación de socialistas, el partido Podemos y partidos nacionalistas catalanes y vascos conformaron una mayoría para aprobar una moción de censura al gobierno del PP, que solo obtuvo el apoyo del pro empresarial partido Ciudadanos.
La censura aprobada permite que el líder socialista Pedro Sánchez asuma el cargo de Presidente del gobierno de la cuarta economía más grande de la eurozona. A pesar que Sánchez es economista, es sobre todo un » dirigente político» que nunca ha trabajado fuera de su organización partidaria. La tesis doctoral de Sánchez publicada con el nombre «La nueva diplomacia económica europea» considerará que el estado, los políticos y las grandes corporaciones deberían involucrarse juntos en su relación con la UE.
Pedro Sánchez será presidente de un gobierno socialista minoritario, dependiente de los votos de Podemos y de los nacionalistas. Pero por sobre todo se enfrentará a desafíos económicos que el PP no pudo resolver. Como argumenté antes de la Gran Recesión, el crecimiento económico en España se ha producido en gran medida por la inversión en propiedades, improductivas en términos capitalistas.
El muy promovido auge económico de España – con un crecimiento real del 3,5% anual – durante la década de 1990, no se fundó en inversiones productivas para la industria o para las exportaciones. El auge se debió a un crecimiento inmobiliario que más tarde se convirtió en una burbuja crediticia, como le ocurrió al boom de Irlanda, el llamado “tigre celta”.
Tal como lo resumió el FMI: «El período previo a la crisis se caracterizó por una productividad decreciente del capital – medido como producción por unidades de stock de capital – tanto en términos absolutos como en relación con el promedio de la zona del euro. Esto se debe a que el capital voló a sectores no transables, en particular a la construcción y el sector inmobiliario, que se caracteriza por una mayor rentabilidad pero menores rendimientos marginales. Por el contrario, la inversión en tecnologías de la información y la comunicación o la propiedad intelectual se mantuvo por debajo de la de otros países de la zona del euro «.
Desde el final de la Gran Recesión, las cosas han mejorado para el capital español porque han reducido los salarios reales y emplean mano de obra barata en lugar de invertir en nuevas tecnologías para aumentar la productividad. La formación bruta de capital fijo se encuentra todavía muy por debajo de los niveles previos a la crisis. Y esto incluye todas las inversiones, privadas y gubernamentales. La inversión productiva se ha recuperado aún menos.
De hecho, la tasa de inversión española en el PIB ha caído mucho más en comparación con las tasas anteriores a la crisis otros países de la UE.
¿Por qué ocurre esto? Como dije en mi libro, «The Long Depression» , el talón de Aquiles del capitalismo español es la disminución de su rentabilidad. La rentabilidad del capital español revela un descenso persistente. Para analizar este declive se ha utilizado las normas establecidas por AMECO. En el trabajo “La fugacidad histórica del capital” este declive ha sido calculado de manera exhaustiva por, Juan Pablo Mateo y Maite Esteban. Las estadísticas del descenso en la tasa de ganancia desde el siglo XIX que aqueja a España también lo demuestran.
La recuperación de la rentabilidad desde el final de la Gran Recesión ha sido modesta. La tasa de ganancia sigue siendo un 7% inferior a la que tenía en 2007. Esto a pesar de los enormes recortes en el gasto público, los descensos en el empleo y los bajos salarios.
Cito del último informe del FMI sobre España: «Desde 2009, el desempleo ha disminuido para todos los grupos de edad, pero sigue siendo más alto que antes de la crisis y afecta de manera desproporcionada a los trabajadores poco calificados. Aquellos sin trabajo más de un año representan aproximadamente la mitad de los desempleados. El empleo involuntario a tiempo parcial sigue siendo elevado, muy por encima de la media de la UE. Más de una cuarta parte de los trabajadores tienen contratos temporales”.
y la proporción del empleo temporal entre los jóvenes está por encima de su nivel anterior a la crisis «.
Además, España registró el crecimiento salarial real más bajo de todos los países de la UE en 2017: ¡CERO! Y este año, el crecimiento del salario real será negativo, solo los trabajadores italianos y británicos sufrirán una mayor caída.
Aunque la ‘austeridad’ bajo la forma de recortes en el gasto gubernamental, impuestos más altos y superávit presupuestarios corrientes (antes de los costos de los intereses) se detuvo en 2015, el estado todavía está cargado de deudas acumuladas por rescatar el sistema bancario imprudente y corrupto de España.
Según el FMI, las necesidades brutas de financiación anual son las más altas en la zona del euro, incluso más que la endeuda Italia.
No es de extrañar que el FMI considere que «el crecimiento potencial posterior a la crisis se mantendrá bajo control con una tasa de inversión más baja».
Esta larga depresión también ha comenzado a romper el estado español, como ha quedado al descubierto con la crisis separatista catalana aún sin resolver. Los gobiernos regionales de España están profundamente endeudados y, sin embargo, se les pide que hagan enormes recortes de gastos.
Es por eso que las áreas regionales más ricas, con sus propios intereses nacionales, como Cataluña y el País Vasco, han estado haciendo movimientos para una presunta separación de Madrid. El gobierno de Sánchez ahora dependerá de sus votos.
No necesito cambiar lo que dije en mi publicación de 2016. «La depresión española es el resultado del colapso de la inversión capitalista. Para revertir esto se requiere un fuerte aumento en la rentabilidad. Mientras la inversión no se recupere, la depresión no terminará. Y… existe la posibilidad de una nueva recesión económica en Europa. Mientras tanto el liderazgo político de los capitalistas dentro del estado español está dividido e inseguro sobre qué hacer «.