Marco Teruggi , periodista y escritor argentino
La construcción del escenario internacional contra Venezuela se ha acelerado. La decisión proviene desde la dirección estratégica del conflicto que se encuentra en Estados Unidos (EEUU). Nikki Haley, embajadora de los EEUU ante la Organización de Naciones Unidas, y James Mattis, Secretario de Defensa, fueron los dos últimos en desplegarse en el continente, en particular en la base central: Colombia.
Nikki Haley estuvo durante la asunción del recién electo presidente Iván Duque, se desplazó a la frontera colombo-venezolana, desde donde declaró que “el mundo debe darse cuenta de que hay un dictador en Venezuela”, y llamó a los países de la región a actuar. El segundo, James Mattis, se reunió con el presidente luego de su gira por Brasil, Argentina, Chile y Colombia. La agenda se centró en Venezuela, la presión mediática, diplomática, el cerco económico, los próximos pasos en la escalada.
Mattis anunció luego de su visita el envío del buque-hospital USNS Comfort a las aguas colombianas cercanas a Venezuela. Argumentó que se trata de un apoyo a los “refugiados” provocados por la “crisis humanitaria”.
Quien tomó la delantera fue Sarah Sanders, portavoz de la Casa Blanca, quien afirmó “mantener todas las opciones sobre la mesa” en el caso de Venezuela. Le siguió el senador Marco Rubio, operador central de la línea intervencionista-golpista contra Venezuela, al afirmar que las circunstancias cambiaron, y una intervención armada forma parte de las posibilidades: “Venezuela y el régimen de Maduro se han convertido en una amenaza a la región e incluso a EEUU”, declaró. Lo hizo luego de reunirse John Bolton, miembro del Consejo de Seguridad Nacional.
Sus palabras fueron dichas a pocos días del inicio de los ejercicios militares UNITAS 2018 que se realizan en Cartagena, costa colombiana cercana a Venezuela, donde participan catorce países – entre los cuales estaba Argentina- con buques, submarinos, aeronaves, bajo la dirección del Pentágono.
Factor Colombia
Iván Duque asumió la presidencia con un objetivo internacional en la mira: Venezuela. Heredó de Juan Manuel Santos el no reconocimiento de Nicolás Maduro como presidente, el ingreso a la OTAN como socio global, la construcción mediática-política de una creciente hostilidad hacia el gobierno Bolivariano y los venezolanos.
Duque dió un paso importante con su visita al Comando Sur. Allí se entrevistó con el general Kurd Tidd; enseguida anunció el retiro de Colombia de la UNASUR y, la protección política de Julio Borges -uno de los principales autores intelectuales del intento de asesinato de Maduro, prófugo en Colombia- , también ofreció crear las condiciones para que un Tribunal de Justicia ilegal sesione en Bogotá.
Por su parte Julio Borges ya declaró culpable a Nicolás Maduro y pidió nuevamente a la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) detenerle. Este Tribunal ilegal, es parte de una de las cartas de la intervención extranjera: tiene como objetivo la conformación de un gobierno paralelo.
En el factor Colombia un elemento clave es la frontera. Más de dos mil kilómetros. Desde el lado colombiano están operando hace tiempo grupos paramilitares, narcotraficantes, y el contrabando de extracción.
El gobierno colombiano (con Álvaro Uribe el padre político de Duque ) ha legalizado el contrabando, en particular el de gasolina. Fue en esta zona de la frontera colombiana, donde estuvo Nikki Haley, donde se entrenaron quienes intentaron el asesinato con drones, justamente porque se trata de un territorio con organizaciones paramilitares.
Desde allí han ingresado a Venezuela fuerzas paramilitares para promover el terror. Son las fuerzas «camufladas» que actuaron en la violencia de abril-julio del 2017. La hipótesis de acciones violentas está relaciona directamente con un objetivo : desarrollar fuerzas irregulares financiadas, entrenadas, dirigidas por los EEUU y el “uribismo” .
Factor migración
Las cámaras, las portadas de diarios, los discursos gubernamentales, se han orientado – hasta la saturación- a presentar la emigración con un “éxodo” de «cientos de miles de refugiados”. No se trata de una repentina preocupación por los emigrantes, sino una coordinación mediática para imponer una idea: generar en la opinión pública la convicción que es necesario intervenir. Este es el punto de apoyo previo a convocar a la comunidad internacional y justificar posibles acciones intervencionistas.
Algunas de estas acciones ha sido el envío de los Cascos Blancos argentinos a la frontera colombo-venezolana, la declaración de emergencia sanitaria por causa de la inmigración venezolana por parte del gobierno de Perú, la decisión del gobierno de Brasil de desplegar la Fuerza Armada en la frontera con Venezuela, y las declaraciones de preocupación y entrega de dinero por parte de la Unión Europea.
El tratamiento dado a la emigración venezolana evidencia su utilización para construir un escenario de aislamiento y presión internacional. No es el primer caso en la historia.
La emigración es real, es parte de los efectos del cuadro económico y de otros elementos como la promesa que «fuera del país habrá trabajo, techo y dólares». Sin embargo la emigración no es de las dimensiones que se construye por los medios intervencionistas. Un solo ejemplo, nunca las grandes cadenas de televisión y los periódicos se preocuparon por la emigración de colombianos, que tan solo a Venezuela se eleva a cerca de 5 millones 600 mil personas.
El cinco de septiembre ha tenido lugar una reunión especial de la Organización de Estados Americanos para “considerar la crisis migratoria originada por la situación en Venezuela”. Otra pieza en la construcción del tablero intervencionista.
Todas las cartas
¿Habrá una intervención internacional? Se puede afirmar que existe un escenario en construcción, una voluntad por parte de sectores políticos nacionales e internacionales, están midiendo cómo podría ser: vías, actores, pretextos, tiempos.
Por el momento aumentan la presión, amplían posiciones, rodean, buscan convencer. Los EEUU desarrollan todas las cartas, utilizan una u otra según el escenario que esté ya conformado y según los resultados de sus investigaciones sociológicas.
Pero, la apuesta por la oposición venezolana y las elecciones les ha llevado a una sucesión de derrotas. Hoy lo que parece seguro es que anunciarán nuevos ataques contra la economía como parte del bloqueo ya declarado contra Venezuela.
Es en la economía donde se juega una de las principales batallas: el gobierno necesita a toda costa estabilizar la economía , y el bloque adverso hará lo posible para que el cuadro empeore y eso genere condiciones para nuevas acciones.
Por último, es necesario señalar que en septiembre tendrá lugar un ejercicio militar de defensa aérea conjunto entre Venezuela y Rusia en territorio venezolano. La influencia rusa, así como de China, no deben perderse de vista en este acomodo de posiciones. Ambas ayudas son una amenaza para los intereses de los Estados Unidos, así lo han afirmado en muchas oportunidades. El conflicto venezolano es mucho más que venezolano.