Entrevista al sociólogo alemán Wolfgang Streeck realizada por la revista francesa “El interés general”
En su reciente ensayo “El Tiempo Comprado”, usted impugna la leyenda dorada de la construcción europea. ¿Según su opinión el Proyecto europeo, ha tenido desde el principio una dimensión antidemocrática?
El proyecto tuvo más de una raíz . El «Proyecto europeo» ( atención, todos le da a esta fórmula un significado diferente) se propuso institucionalizar en Europa estados socialdemócratas. Un capitalismo regulado por el estado, similar al que los Estados Unidos estaba desarrollando como parte del New Deal.
También tenía la intención de ayudar a contener el comunismo. A finales de la década de 1950 Alemania empezó un giró hacia una economía de mercado. Los ordoliberales alemanes – que habían perdido inicialmente su lucha contra Konrad Adenauer y el corporativismo católico – advirtieron que la entonces Comunidad Económica Europea podría ser una palanca para introducir en Alemania un orden económico liberal.
La controversia se decidió en la década de 1980: la vieja socialdemocracia se sumó a una economía neoliberal y «globalizada». Con este paso de la socialdemocracia se suponía que el proyecto iba a ser inmune a la resistencia popular: esto explica las instituciones de la Unión Europea (UE) y la Unión económica .
Usted presenta a la unión monetaria como una camisa de fuerza al servicio de los mercados. ¿Por qué?
No presento las cosas de una manera tan simple. En la década de 1990, la unión monetaria emergió como instrumento de consolidación para reducir los gastos de los Estados. Lo que se pretendía – después de las crisis financieras estadounidenses y suecas- era recuperar la confianza de los mercados financieros.
Pero la unión monetaria nació sin el respaldo de una unión política; no hay un gobierno común; sólo se rige por estrictas ordenanzas y por un banco central común. En la unión monetaria hay un predominio sistémico de tecnócratas que no han sido elegidos democráticamente. Esta burocracia , con sede en Bruselas, se somete constantemente a las exigencias de los mercados financieros. Para este aparato burocrático es una cuestión de disciplina que tiene como objetivo promover la acumulación de capital.
En especial, usted es muy crítico con el euro……
No soy el único que critica el euro! La unión monetaria obliga a los Estados miembros a que apliquen la misma receta: una política monetaria fuerte. Esta política se adapta bien a la estructura y la naturaleza económica de los países del norte de Europa , pero dificulta la satisfacción de las necesidades de países como Francia o Italia. Al promover las exportaciones esta política constituye una hándicap para el crecimiento del mercado interior.
En resumen, podríamos decir que Italia necesita más inflación que Alemania y que Francia necesita más déficit público. Sin embargo, estos dos asuntos entran en contradicción con los intereses económicos de Alemania. Alemania no puede estar de acuerdo, porque a fin de cuentas le correspondería sufragar los costes de una política fiscal más relajada en la zona euro . El euro divide a las personas y a las naciones de Europa, en lugar de unirlos.
Durante un tiempo la Unión Europea defendió discretamente los mercados sin precipitar una crisis política y social abierta. ¿ Se puede decir que desde el 2008 y, con la crisis griega la UE ha defendido abiertamente los intereses de mercados? ¿La idealización de la UE es un engaño?
Sí, la crisis ha revelado el conflicto entre los mercados financieros y el pueblo, entre el capital y el trabajo. También ha expuesto los distintos intereses de los pueblos europeos. Además, no sé de qué «idealización» me habla.
Hoy en día, todo el mundo sabe que el euro ha traído la ruina a Francia e Italia tal como ha arruinado Grecia. El problema es que nadie sabe cómo salir del euro, porque al parecer los gobiernos no quieren o no saben como renunciar al Tratado de Maastricht.
¿Cuál cree que es el papel específico de Alemania en la construcción europea? Usted no ha dudado en hablar de una «Sacro Imperio Germánico de Europa»….
Sí, también podría haber dicho un «Sacro Imperio Europeo de los Alemanes». Pero, la resistencia a este “Imperio” está creciendo. Tanto en el Este como en el Sur, no quieren aceptar la política de migración de Berlín y, en el Sur y en el Oeste, rechazan la política económica de «estabilidad» porque ha hecho de enormes dañosa esos pueblos. Renzi ha desaparecido de la política, Macron todavía está, pero tal vez no por mucho tiempo.
Alemania debe entender que los intereses de Europa no son los intereses de Alemania, y que otros países tienen su propios intereses , los cuales deben ser respetados. Pero, se necesita mucho más que eso. Por lo menos más flexibilidad y más autonomía para cada uno de los Estados en la arquitectura institucional de Europa.
Sin embargo, los tratados europeos ( una cuasi Constitución Europea) se redactaron para que no sean revisables: el proceso de la llamada la «integración» tenía que ser irreversible
Mirad que esta pasando con Gran Bretaña, que está buscando salir en solitario de la UE. Cambiar una “constitución” que no es modificable por medio políticos hace que el cambio sólo sea posible a través de una revolución. Los «Chalecos amarillos» y el gobierno «populista» en Italia son parte de este rechazo a los tratados de la UE.
Usted ha descrito que la competencia entre Alemania y Francia, es en el fondo una lucha por la hegemonía a través de la Unión Europea. ¿No le parece que las élites de ambas orillas del Rin básicamente quieren lo mismo?
No están en absoluto de acuerdo . Primero habría que delimitar la noción de «élite». En Francia, existen ¿pero existen en Alemania? ¿ Es la Sra. Merkel una representante del Banco Rothschild como el presidente francés ?
Francia necesita de la UE para superar sus problemas económicos con préstamos de Alemania. Alemania necesita de Francia porque de esta manera disfraza sus intereses como intereses europeos.
A pesar de los catorce años de gobierno de Merkel, en el fondo Alemania hoy es un país pacifista. Pero Francia es una potencia nuclear que lleva a cabo operaciones postcoloniales en África. Y aunque algunos creyeron que enviaría tropas en nombre de la «Solidaridad europea» por el momento Alemania no tiene ningún interés de este tipo acciones.
Francia teme a Alemania, pero al mismo tiempo necesita del poder económico alemán. A Alemania le cautiva gobernar Europa, pero sólo bajo el velo de una alianza franco-alemana. Este efusivo y apretado abrazo se parece a los que les paso a los firmantes del antiguo Tratado de Aquisgrán. Al igual que en ese acuerdo hoy se hace difícil saber si el abrazo produce dolor o placer.
¿Hay soluciones para «democratizar Europa?
Hasta donde yo sé, no hay ningún propuesta seria para democratizar la UE. Esto requeriría que todos los Estados miembros abdicarán de su soberanía. Los únicos que afirman querer tal cosa son los alemanes; pero en verdad, ellos tampoco quieren hacerlo, porque entonces serían regidos por una coalición de países del Sur que incluiría a Francia.
Ningún país desea una solución de este tipo. Hay pueblos europeos, pero no hay una nación europea, no hay una polis europea . Esta no es una observación trivial. Lo sorprendente es que no podemos decirlo sin causar un escándalo.
¿Hay herramientas para cambiar a la UE?
Dado la magnitud de la crisis si existieran soluciones viables se habrían implementado hace mucho tiempo,. No existe ninguna «herramienta» disponible.
Lo que se denomina el «proyecto europeo» está hoy en una posición insostenible; nadie sabe cómo salir de este laberinto. Habría que preguntarle a los chalecos amarillos, tal vez ellos tengan una buena idea…