James Petras, sociólogo estadounidense.
Introducción
El poder global de EEUU en el “período Trump” refleja continuidades y cambios que se están desplegando intensamente en todo el mundo y que están afectando a la posición de Washington.
Evaluar la dinámica del poder global de Estados Unidos es un problema complejo que requiere examinar múltiples dimensiones:
– Conceptualizar los principios que dictan la construcción del imperio, específicamente las bases de su poder y los cambios dinámicos en las relaciones y estructuras que configuran la posición actual y futura de los Estados Unidos.
-Identificar las esferas de influencia y de poder; su crecimiento y declive.
– Examinar las regiones de conflicto y controversia.
– Estudiar las rivalidades principales y secundarias.
– Analizar las relaciones estables y cambiantes entre los centros de poder existentes y en ascenso.
– Definir la dinámica interna que conforma la fuerza de los centros competidores del poder global.
– Observar la inestabilidad de los regímenes y estados que buscan expandir la globalización del poder.
Conceptualización del Poder Global
Básicamente el poder global de Estados Unidos se ha basado en su victoria en la Segunda Guerra Mundial, en su economía avanzada y en la posición dominante de sus fuerzas militares en los cinco continentes.
Los Estados Unidos aumentaron su dominio a través de una serie de alianzas; en Europa a través de OTAN; en Asia con una relación hegemónica sobre Japón, Corea del Sur, Filipinas y Taiwán, en Oceanía sobre Australia y Nueva Zelandia ; en América Latina instalando regímenes clientelares y, en África con la imposición de gobiernos neocoloniales (tras los procesos independentistas de ese continente) .
El poder global de EEUU se construyó socavando las economías de la URSS y de China y derrotando a sus aliados mediante guerras regionales.
La superioridad económica y militar global posterior a la Segunda Guerra Mundial se asentó en un conjunto de aliados subordinados, que con el tiempo han creado sus propias bases de desarrollo que están produciendo cambios graduales en esas relaciones de subordinación.
El poder global de EEUU fue formidable, pero siempre estuvo sujeto a los ineludibles cambios económicos y militares en el tiempo y en el espacio.
Las esferas de poder de los Estados Unidos: entonces y ahora
Aunque sufrió reveses militares desde el principio (especialmente en Corea, Indochina y Cuba) el poder y la influencia del Imperio se asentó visiblemente en Europa Occidental y América Latina, pero fue contenido en Europa Oriental y Asia.
El avance más importante de su poder global tuvo lugar con la caída y desintegración de la URSS (y de los estados de Europa del Este) así como la transformación de China e Indochina durante los años 80.
En ese momento los ideólogos estadounidenses declararon el “advenimiento” de un imperio unipolar libre de todo tipo de limitaciones.
Desintegrada la URSS los EEUU se propusieron conquistar la periferia de sus potenciales adversarios regionales :
Washington destruyó Yugoslavia y luego Irak, fragmentándolos en mini-estados.
Wall Street promovió una multitud de corporaciones multinacionales que invadieron económicamente China e Indochina cosechando miles de millones de ganancias explotando mano de obra barata.
Sin embargo, quienes creyeron en un dominio duradero y vislumbraron un siglo de dominio imperial se equivocaron.
En realidad, se trataba de una visión miope. El Imperio unilateral ha sido un breve interludio en la historia de la humanidad.
El fin de la unipolaridad: nuevas rivalidades y centros de poder mundiales y regionales.
El poder global de EEUU llevó a Washington a emprender costosas y prolongadas guerras con consecuencias negativas:
En Irak la destrucción de las fuerzas armadas y de la economía provocó el ascenso del Estado islámico que se apoderó de la mayor parte del país.
En Afganistán, la ocupación provocó el resurgimiento de los talibanes, y un prolongada guerra (de veinte años que sigue en curso) que ha costado cientos de miles de millones de dólares y miles soldados estadounidenses muertos y heridos.
Como resultado, la mayoría de la población de los EEUU no sólo rechaza las guerras sino que también la propia construcción imperial
El saqueo y dominio de Rusia por parte de EEUU terminó cuando el Presidente Putin reemplazó al estado vasallo creado por Yeltsin.
Rusia reconstruyó su industria, ciencia, tecnología y poder militar. La población de Rusia recuperó su nivel de vida.
Los EEUU han perdido su poder militar unipolar con la independencia rusa y el avanzado armamento que ha desarrollado esta potencia nuclear.
A pesar de este cambio, recientemente Washington financió un golpe de estado que le ha permitido anexionarse (virtualmente ) a dos tercios de Ucrania.
Como EEUU fragmentó a Yugoslavia (creando mini estados en los Balcanes) Rusia contraatacó con la anexión de Crimea y aseguró un gobierno amigo en Georgia.
China convirtió la invasión económica de las corporaciones multinacionales norteamericanas en experiencias de aprendizaje para la construcción de una economía nacional y en una formidable plataforma de exportación que ha llevado a la el gigante asiático a convertirse en un fuerte rival y competidor económico del Imperio.
La construcción del imperio global de EEUU sufrió importantes reveses en América Latina como resultado del llamado Consenso de Washington. Con la imposición de políticas neoliberales en Latinoamérica se privatizaron y saquearon sus economías, se empobreció a la clase obrera y a la clase media. Estas políticas provocaron levantamientos populares y el surgimiento de movimientos sociales radicales y gobiernos de centro-izquierda.
El imperio estadounidense perdió esferas de influencia en algunas regiones (China, Rusia, América Latina , Asia y Oriente Medio), aunque mantuvo su ascendiente entre las élites en las regiones en disputa.
En esta pelea por el dominio global ha iniciado nuevas guerras imperiales atacando a los regímenes independientes de Libia, Siria, Venezuela, Somalia y Sudán utilizando de preferencia fuerzas armadas delegadas.
El cambio de un mundo unipolar a un mundo multipolar y la aparición gradual de rivales regionales llevaron a los estrategas globales de EEUU a replantearse su estrategia.
El régimen de Trump : Las políticas agresivas crean el marco para la división política dentro del Imperio y sus aliados.
En la segunda década del siglo XXI, han surgido nuevas alineaciones de poder mundial: China se ha convertido en el principal competidor económico del Imperio y Rusia es el principal desafío a la supremacía militar estadounidense.
Por su parte Estados Unidos sustituyó al antiguo imperio colonial europeo en África. La esfera de influencia de Washington se ha extendido en el norte y el sur del Sahara : básicamente en Kenia, Libia, Somalia y Etiopía.
Trump ha ganado influencia en Oriente Medio, concretamente en Egipto, Arabia Saudita, los Emiratos y Jordania.
Israel ha mantenido su peculiar papel, actuando como delegado de los EEUU.
Los Estados Unidos se han enfrentado a rivales regionales en el Líbano, Siria e Irán, Irak y Argelia.
En el sur de Asia se enfrentan por las esferas de influencia de China, la India, Afganistán y Pakistán.
En América Latina, los cambios bruscos han sido norma. Aunque la influencia de EEUU disminuyó entre 2000 y 2015, recuperó su poder entre 2015 y el presente.
Alineaciones imperiales de poder bajo Trump
El Presidente Trump prosiguió y profundizó muchas de las políticas de Obama-Hillary Clinton. Pero, también radicalizó o revirtió parte de las políticas de sus predecesores. Ha combinado adulación y halago con intimidación y agresión.
En ningún momento Trump ha reconocido los límites del poder global de Estados Unidos. Al igual que los anteriores presidentes ha insistido en volver ha imponer un mundo unipolar.
A Rusia, su competidor global, le ha impuesto sanciones económicas, con el objetivo estratégico de empobrecerla, degradando sus sectores financieros e industriales . Su objetivo : forzar un cambio de régimen y volver a convertir a Moscú en un estado vasallo.
Al principio de su campaña presidencial Trump coqueteó con la idea de hacer acuerdos con Putin. Sin embargo, con los nombramientos de los ultra conservadores y la oposición interna Trump ha virado hacia una estrategia altamente belicosa que rechaza acuerdos militares -incluyendo los nucleares- a favor de la escalada armamentística.
Con China, Estados Unidos se ha enfrentado con un competidor tecnológico dinámico y en pleno avance. Trump ha recurrido a una `guerra comercial’ que ha ido más allá del `comercio’ para abarcar una guerra contra la estructura económica y las relaciones políticas con Pekín. El siguiente paso amenaza con transformarse en un boicot total a las exportaciones chinas.
En las negociaciones el régimen de Trump rechazó el reconocimiento de un poder multilateral.
Trump y su equipo económico exigieron que China privatizara y desnacionalizara toda la industria respaldada por el estado. También exigió que todos los acuerdos tecnológicos, económicos y las innovaciones estén sujetos a los cánones de las empresas estadounidenses.
EEUU pretende aplicar sus propias normas a la economía China.
En otras palabras, Trump a demandado el fin de la soberanía china como una manera de restaurar su poder global. Los EEUU no sólo están interesados en dominar en el área del “comercio”, sino que también aspiran a imponerse sobre una China neo-colonizada.
Con esta estrategia política cualquier cuestión importante que se esté negociando inevitablemente nunca durará mucho tiempo.
China tiene una estrategia exitosa. Está cimentada en la construcción de las Nuevas Rutas de la Seda con una inversión de 6 billones. Se trata de una política de desarrollo económico , que ya vincula a más de 60 países en todo el mundo.
Las Nuevas Rutas de la Seda construirán puertos, ferrocarriles y sistemas aéreos que conectarán a industrias y países, todo ello financiado por bancos de desarrollo.
Por el contrario, los bancos estadounidenses explotan la industria, especulan y operan dentro del entorno cerrado de los circuitos financieros. Además los EEUU gastan billones de dólares en guerras, golpes de estado, sanciones y otras políticas parasitarias que no tienen nada que ver con el desarrollo y la competitividad económica.
Los “aliados” del régimen de Trump en Oriente Medio (Arabia Saudí e Israel) son aliados parasitarios que compran protección y provocan guerras costosas.
Y… aunque Europa se queja del aumento de las exportaciones industriales de China, pasa por alto las importaciones de bienes de consumo.
La UE planea resistirse a las sanciones de Trump porque estas la conducen a un callejón sin salida y al estancamiento.
Conclusión
Las políticas recientes de la potencia global de EEUU ( entre 1989y 1999 ) contenían todas las semillas del declive del imperio con una grave secuela negativa de guerras comerciales, sanciones y amenazas nucleares.
La estructura del poder global de Estados Unidos ha cambiado en las últimas siete décadas.
El imperio estadounidense comenzó con la reconstrucción de las economías europeas y la subordinación de los antiguos países imperialistas. (Inglaterra, Francia, Portugal y Bélgica) Esto le permitió a expandirse en Asia y África. En Sudamérica penetró a través de las multinacionales.
Pero la construcción del imperio nunca ha sido un proceso lineal como lo atestigua su confrontación sin éxito con los movimientos de liberación nacional en Corea, Indochina, África meridional (Angola, Congo, etc.) y el Caribe (Cuba).
A principios de la década de 1960, los EEUU habían desplazado a sus rivales europeos y los habían incorporado como aliados en calidad de subordinados .
Los principales rivales de Washington eran la China comunista, la URSS (con sus aliados) y los revolucionarios organizados en gran parte del mundo .
En apariencia el éxito del imperio fue haber transformado a sus rivales comunistas y nacionalistas en competidores capitalistas emergentes. En una palabra, el dominio de EEUU llevó a la construcción de rivales “capitalistas”, especialmente en China y en Rusia.
Pero, tras las derrotas militares de Estados Unidos y sus guerras prolongadas, las potencias regionales han proliferado en Oriente Medio, África del Norte, Asia del Sur y América Latina. Los bloques regionales han empezado a competir por el poder con los estados clientelares de EEUU.
La diversificación de los centros de poder ha conducido a nuevas y costosas guerras.
Washington ha perdido control exclusivo de mercados, recursos y alianzas.
La competencia esta reduciendo las esferas del poder de EEUU
Ante estas limitaciones de su poder global el régimen de Trump ha desarrollado una estrategia para recuperar el dominio imperial, ignorando la limitada capacidad y estructura de sus relaciones políticas, económicas y de clase.
China no sólo ha avanzado con las nuevas tecnologías también se ha saltado etapas en su desarrollo.
Rusia se ha recuperado de sus pérdidas y sanciones. El país eslavo ha desarrollado un comercio alternativo para contrarrestar los desafíos del imperio global.
El régimen de Trump ha lanzado una «guerra comercial permanente» sin aliados estables y sin lograr socavar la red mundial de infraestructuras de China
Europa ha hecho publica cierta autonomía al firmar acuerdos comerciales con China, Irán y Rusia.
Mientras Trump ha presionado a muchas potencias regionales , estás han ignorado sus amenazas.
Estados Unidos sigue siendo una potencia mundial. Pero a diferencia del pasado, carece de una base industrial para ‘hacer una América fuerte’. La industria está subordinada a las finanzas y las innovaciones tecnológicas no están vinculadas a una mano de obra calificada que aumente la productividad.
Trump depende de las sanciones, pero no sido capaz de socavar la influencia de los poderes regionales .
Las sanciones pueden reducir temporalmente el acceso al mercado de EEUU, pero nuevos socios comerciales están ocupando su lugar.
Trump ha ganado regímenes de clientelares en América Latina, pero sus márgenes son precarios y están sujetos a reversión.
Bajo el régimen de Trump, las grandes empresas y los banqueros han incrementado los precios en los mercados de las bolsas de valores, pero el país se enfrenta a severos problemas internos; inestabilidad política y altos niveles de agitación.
En búsqueda de “lealtad” Trump han llevado al gabinete a personeros neoconservadores que buscan ejercer un poder unilateral que los EEUU ya no posee.
Elliot Abrams en otro momento pudo masacrar impunemente a un cuarto de millón de centroamericanos, pero hoy no ha logrado imponerse sobre Venezuela y Cuba.
Pompeo puede amenazar a Corea del Norte, Irán y China, pero estas naciones siguen fortaleciendo sus alianzas con rivales del imperio en el resto del mundo.
Bolton puede promover los intereses de Israel, pero sus convenios son impotentes pues carecen de la resonancia necesaria en las principales potencias.
Trump ha conseguido concesiones de algunas naciones, pero está perdiendo a parte de sus aliados regionales.
Trump afirma que está haciendo a Estados Unidos más fuerte, pero en la practica ha derribado parte de lucrativos acuerdos comerciales establecidos antes de su gobierno.
El ‘Poder Global’ de los Estados Unidos no va a prosperar con tácticas de intimidación. Sus proyecciones de poder han fracasado. El imperio esta en declive por sus limitaciones económicas y por la derrotas sufridas en las guerras regionales