Por Francesco Piccioni, economista italiano
Hemos esperamos unos días antes de escribir acerca de la «Libra», la criptomoneda que Facebook acaba de anunciar.
Después del primer examen se aprecia con claridad que la Libra de Zuckerberg no es una moneda clásica (acuñada y garantizada por un banco central), ni tampoco es una criptomoneda «clásica» como los conocidos bitcoins.
La moneda de Facebook comparte la tecnología de los blockchain, pero no el software de código abierto ni los nodos de intercambio (potencialmente infinitos) como ocurre con todas las criptomonedas .
La discrepancia más notable se encuentra en términos económicos y financieros: A diferencia de las monedas criptográficas que basan su confianza en un número fijo de «emisiones» y en su vencimiento en el tiempo, la galaxia Zuckerberg (Facebook, Whatsapp, Twitter) podrá «imprimir» monedas como un banco central normal de cualquier estado.
Ante esta “novedad” la pregunta que cae por su peso es: ¿porque confiar en un criptomoneda que supuestamente retendrá su valor aunque aumente el número de «ejemplares» en circulación? (un fenómeno que habitualmente se llama inflación).
Zuckerberg responde: “Simple, con el dinero obtenido por la Libra, se comprarán los activos del mercado, principalmente, Bonos del Tesoro de los Estados Unidos o divisas garantizadas por bienes muebles o inmuebles.
En resumen la moneda de Facebook será un «producto derivado», como los que provocaron la crisis del 2008. Esto hace que Libra se acerque más a una moneda clásica «normal», al estilo del dólar .
En realidad es un híbrido muy bien tolerado por la Reserva Federal de los Estados Unidos, precisamente porque no toca su poder, sino que promete extender el área de influencia del dólar justo cuando muchos países (China, Irán, Rusia, India, Venezuela) están intentando liberarse de su control sobre los intercambios comerciales.
Por tanto, cuando los usuarios de Facebook ( más de dos mil millones en todo el mundo) empiezan a usar la moneda de Zuckerberg se producirá una creciente dolarización del comercio global, fuera de cualquier norma o tratado internacional.
Exactamente lo contrario al «fin del estado» que algunos comentaristas «democráticos» y «europeístas» creyeron ver en el lanzamiento de Libra. O mejor dicho : la Libra es un intento por revivir la economía de los Estados Unidos a través de una de sus multinacionales más globalizadas (pero sujeta a su legislación).
¿El objetivo? Controlar el comercio mundial de todos los demás. O al menos de aquellas naciones que no tienen ni plataformas sociales ni criptomonedas.
De hecho, la fuerza de Libra no está en la tecnología monetaria de los blockchain, (que podrían desarrollar tanto por privados como por los estados) sino en la capacidad de difusión de la plataforma social, Facebook .
Rusia y China han estado relativamente silenciosas, porque tienen tienen poderosas y populares plataformas de comunicación (Los rusos tienen la red social VK y Telegram para mensajes, los chinos tienen el sistema criptográfico Binance, Alibaba para el comercio electrónico y Huawei con tecnología 5G).
En cambio, la Unión Europea «gracias» a su política de «austeridad» ha perdido un tiempo valioso para la innovación. Para los “brillantes” economistas neoliberales era más fácil ganar dinero reduciendo los salarios o deslocalizando la producción, que crear algo nuevo.
Los resultados de esta política económica están a la vista: hoy no hay ni una compañía europea compitiendo por el 5G (la sueca Ericsson, tiene un gran retraso) .Europa no tiene ningún un servicio de mensajería autónomo, ninguna red social y ninguna plataforma para el comercio electrónico , en fin nada que sea remotamente comparable con las gigantescas empresas de los Estados Unidos o de China.
En otras palabras, Europa no tienen ni las infraestructuras materiales ni de comunicación sobre las que se pueda implementar una moneda electrónica criptográfica.
El objetivo final , muy mal ocultado, de la Libra de Facebook es el reemplazo de los bancos centrales (los que no son de los EEUU, por supuesto) y de los bancos privados de todo el mundo. Lo hace junto con el gobierno de Estados Unidos y con el respaldo de los principales actores financieros globales del Imperio (Visa, MasterCard, PayPal, Uber, etc.).
Por lo tanto, lejos de terminar con el dólar, la Libra quiere convertirse en una «proyección del poder estadounidense » en la Red.
El imperialismo en crisis, no se rinde sin luchar y, por lo tanto, relanza este gran desafío.
No por casualidad, la Libra también fue el nombre de la moneda que Carlomagno, utilizó para reinar sobre el Sacro Imperio Romano.
Ah, las noticias, cuántas sorpresas esconden … *
Fuente : Revista Italiana “Contrapiano»