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POR MICHAEL ROBERTS, ECONOMISTA BRITÁNICO
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El círculo se ha completado. En Grecia el corrupto y pro-empresarial partido conservador Nueva Democracia ( que fue derrotado por el partido anticapitalista Syriza en 2015) volverá a gobernar con mayoría absoluta después de las elecciones del domingo recién pasado.
Nueva Democracia obtuvo algo menos del 40% de los votos emitidos. Syriza, de Alexis Tsipras, obtuvo algo menos del 32%. La participación electoral fue ligeramente superior al 57%, la tasa más baja desde el fin del régimen militar en 1974, lo que sugiere una enorme desilusión de los griegos con todos los partidos.
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Syriza disminuyó su votación un 3,5% con respecto a las elecciones del 2015, pero Nueva Democracia aumentó sus votos del 28% al 40%. Los partidos pequeños (incluyendo los partidos escindidos de Syriza ) tuvieron un pobre desempeño.
Por su parte los antiguos socialdemócratas del PASOK pasaron del 6,3% al 8% y los comunistas se mantuvieron sin cambios en el 5%. También, el nuevo partido creado por el ex ministro de Finanzas, Yanis Varoufakis, superó el umbral del 3% y tendrá diputados por primera vez. El neofascista Amanecer Dorado no logró ese 3 por ciento, quedando fuera del parlamento .
Los últimos cuatro años del gobierno de Tsipras han sido tumultuosos y tristes. Syriza fue elegida para oponerse a las políticas de la Troika, (el BCE, el FMI y la UE) que han aplicado inhumanas medidas de austeridad a cambio de «rescatar» a los bancos extranjeros, a los bancos griegos y salvar la deuda pública,
En un principio Syriza se resistió a la Troika. Tsipras y Varoufakis, buscaron un acuerdo con los dirigentes del euro para que no se impusiera la austeridad. Cuando tal acuerdo fue rechazado de plano por la Troika, (liderada por Alemania y los Países Bajos) el gobierno de Tsipras convocó un referéndum: ¿debían los griegos aceptar la austeridad o rechazarla?
A pesar de una masiva campaña de propaganda de los medios de comunicación pro-empresariales y de la ausencia de una campaña significativa por parte de Siria, los griegos votaron 60 a 40 a favor de rechazar la Troika.
Días después, el gobierno ignoró olímpicamente el voto popular y capituló ante los poderes económicos .
Durante los siguientes cuatro años, el Gobierno de Syriza ha cumplido estrictamente todas y cada una de las exigencias de la Troika. Se recortaron las pensiones, se despidió a un gran número de los empleados del sector público, se congelaron los salarios, se vendió los activos del Estado y se aumentó drásticamente los impuestos.
Varoufakis renunció después de la capitulación. La facción de izquierda de Syriza se separó para crear su propio partidos ; todo en vano. El gobierno siguió adelante con la expectativa de que si cumplía con las medidas de austeridad impuestas por la Troika, Grecia podría reanudar el crecimiento económico, ganar algo de “el espacio fiscal” y “regresar al mercado” para obtener nuevos préstamos.
Los primeros préstamos que el gobierno obtuvo se utilizaron para pagar a los bancos franceses y alemanes. Estos bancos tenían miles de millones de una deuda prácticamente incobrable, deuda contraída durante los gobiernos de la socialdemocracia y de la derecha griega.
Tras el rescate del sector privado, los siguientes préstamos se utilizaron para hacer frente a los pagos al FMI, al BCE y a otros gobiernos europeos. En este círculo interminable, la deuda ha crecido solamente para pagar la deuda anterior.
Nada de este dinero se destinó para mejorar, en algo, la caída del nivel de vida del pueblo griego. La economía se derrumbó en un 30%, las pensiones y los salarios cayeron en un 40%, los servicios públicos llegaron a cotas mínimas y miles de jóvenes tuvieron que emigrar para buscar trabajo. El mayor golpe fue para los empleos del turismo, la industria y los viajes.
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¿Sirvieron estos sacrificios para regenerar al capitalismo griego? ¿Sirvieron para evitar una calamitosa caída de la producción, el empleo y los ingresos?
La respuesta corta es NO. Las tasas de desempleo griegas siguen estando entre las más altas Europa. La inversión de capital colapsó durante la crisis de la deuda…y siguen sin recuperarse. Las empresas griegas no pueden invertir.
Formación bruta de capital (Em)
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El gasto público ha sido impulsado a la baja por las medidas de austeridad.
Gasto público en relación con el PIB
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Sin embargo todas las medidas no han reducido la deuda pública, que se mantiene en un asombroso 180% del PIB y permanecerá allí en un futuro previsible.
El fracaso del sector privado, de las empresas griegas y del capitalismo global se ha trasladado a los libros de contabilidad del gobierno y al pueblo griego para varias generaciones venideras.
Deuda pública al PIB (%)
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Los enormes préstamos que el gobierno griego debe a la UE (la deuda con FMI y el BCE fue pagada) no tienen que ser reembolsados durante una década o más y, el coste de los intereses de los préstamos es bajo. Pero, la deuda no ha sido condonada; tendrá que ser pagada . El gobierno griego deberá tener un enorme superávit presupuestario para cubrir los pagos y los intereses de la deuda, y seguramente estará obligado a volver a solicitar nuevos préstamos para pagar la nueva deuda.
Toda la estrategia del gobierno de Syriza fue esperar que una ola de crecimiento económico llegará a la Eurozona. Hipotéticamente a partir de ahí, el barco griego iba a despegar junto a los otros barcos europeos. Entonces, también en teoría, se podría crear un «espacio fiscal» para mejorar los servicios públicos y las pensiones, cumpliendo al mismo tiempo con el calendario de reembolso de los acreedores.
Pero no ha funcionado así. El crecimiento económico de la Eurozona desde la crisis de la deuda ha sido patético, apenas ha superado el 2% anual y ahora se está desacelerando rápidamente.
Durante la crisis de la deuda y la capitulación de Syriza, estimé que el crecimiento económico griego tendría que promediar al menos un 3% anual para poner fin a la austeridad, esto si el gobierno cumplía con las exigencias de la Troika.
En cambio, con el gobierno de Tsipras la tasa de crecimiento ha promediado en un poco más del 1% anual. Y actualmente se está desacelerando después de una corta racha que apenas alcanzó un 2%
Grecia: crecimiento anual del PIB real (%)
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El nuevo gobierno conservador toma el relevo justo cuando las economías de la Eurozona y en gran parte del mundo se enfrentan en el mejor de los casos a una ralentización de la inversión, el comercio y el crecimiento o, en el peor de los casos a una recesión absoluta.
La estrategia económica de Tsipras de aceptar el programa de la Troika, cumpliendo con la carga de la deuda y permanecer en la UE ha fracasado.
El resultado es una desilusión total con Syriza, especialmente entre los jóvenes. Muchos se han ido fuera del país a buscar trabajo; otros muchos decidieron no votar en las elecciones o algunos votaron por Nueva Democracia.
Las anécdotas de estas actitudes políticas se encuentran fácilmente en los medios de comunicación.
Tasos Stavridis planea abandonar el país una vez que termine sus estudios de ciencias políticas. «Nuestra crisis financiera ha durado mucho más de lo que esperábamos y estamos acabados», dice el joven de 22 años. «La mayoría de mis amigos también planean irse. En Grecia los salarios son muy bajos y la situación económica es muy mala”.
“La verdad es que también culpo a la derecha por la crisis», admite Stavridis. «Pero creo que Mitsotakis hará cambios. Estoy de acuerdo con el plan económico que tiene este partido, y creo que nos ayudará a escapar de esta situación. Debemos centrarnos en el sector privado para mejorar económicamente».
«Nuestro sector público es ineficiente y perezoso. La última vez que mi familia apoyó algo nuevo, resultó ser mucho peor», dice Zoe Babaolou, una joven de 19 años de Tesalónica que votó a favor de la Nueva Democracia en las elecciones europeas.
¿ Había una alternativa a la estrategia de Tsipras cuando el referéndum para oponerse a la austeridad de la Troika fue apoyado por la mayoría del pueblo griego? Creo que la había.
Una opción impulsada por la facción de izquierda de Syriza fue romper con la UE y el euro; volver al dracma griego, devaluar la moneda, imponer controles de capital para evitar la fuga de dinero, renegar de la deuda y desarrollar programas de gasto público.
Costas Lapavitsas, economista socialista y diputado de Syriza desde una posición de principios se opuso a la capitulación y rompió con Syriza. Pero, para fundamentar su decisión sostuvo: «la solución para Grecia es una salida del euro negociada. No una salida objetada, sino una salida negociada. Esto implicaría una condonación del 50% de la deuda con la UE y la protección de la nueva moneda griega (devaluada sólo en un 20%) con liquidez del BCE”.
Mi posición, en ese momento, fue que si la Troika estuviera de acuerdo con una «salida negociada», esa salida era muy discutible; incluso si el nuevo dracma griega sólo se depreciara en un 20% (extremadamente improbable), la economía griega seguiría estando de rodillas, incapaz de recuperar el nivel de vida para la mayoría.
La devaluación y el aumento de los precios se comerían cualquier ganancia que se obtuviera de las exportaciones más baratas. Lapavitsas pareció reconocer esto : «Los salarios deben subir, pero incluso si suben, no vamos a volver a donde estábamos. No es factible en este momento. Necesitamos una estrategia de crecimiento para lograrlo».
En realidad, Costas Lapavitsas se oponía a una estrategia de crecimiento basada en una planificación socialista: «No creo que Grecia pueda salir de la crisis con un programa de nacionalizaciones. Lo que hace falta es nacionalizar algunos bancos, detener la privatización de la energía, en particular de la electricidad y, evitar la privatización de otros activos clave. Necesitamos poner en marcha una estrategia de crecimiento y recuperación inmediatamente después de la salida del euro, y asumir un plan de desarrollo a medio plazo».
Desde mí punto de vista, la estrategia de Lapavitsas para que Grecia abandone el euro y aplique primero un programa de gasto keynesiano, dejando para más tarde cualquier medida socialista, no habría funcionado porque las fuerzas del capital a nivel internacional y nacional no lo aceptaban .
En mi opinión, había otra opción: un amplio programa para sustituir al capitalismo. Creo que el capitalismo griego necesita ser reemplazado, dentro o fuera del euro.
Este programa implica la propiedad pública de todas las grandes empresas y del capital extranjero en Grecia; una movilización democrática de los trabajadores para controlar sus lugares de trabajo y la reconstrucción de la economía con un plan de inversión y producción. Entonces, los griegos podrían haber recabado la solidaridad del movimiento obrero europeo para obligar a sus gobiernos a abandonar la imposición de austeridad e iniciar un programa de inversiones a escala europea que incluyera a Grecia.
Creo que una estrategia de este tipo contaría con el apoyo de los trabajadores europeos más que una estrategia que sólo se concentrara en condenar al euro. Después de todo, todavía hay una mayoría de griegos a favor de permanecer en la UE. Grecia es una economía capitalista pequeña y débil; no puede tener éxito sin el resto de Europa; y esto se aplica también para una Grecia socialista. Pero al menos , con medidas socialistas el pueblo griego tendría el control de sus propios bienes de capital y de la retribución a la mano de obra.
Pero cualesquiera que sean los méritos de una opción keynesiana o marxista en 2015, ahora tenemos de regreso el gobierno del Partido Nueva Democracia (pro-negocios, corrupto y dinástico) que originalmente condujo al colapso financiero y a la recesión en 2010. El programa del Gobierno de Mitsotakis consiste en privatizar, reducir los impuestos a los ricos y fomentar la inversión extranjera, manteniendo al mínimo los salarios, las pensiones y los servicios públicos; neoliberalismo, puro y duro, si se quiere llamar así.
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El objetivo real es aumentar la rentabilidad del capital griego como solución económica y esperar que los capitalistas inviertan en Grecia. Según la base de datos AMECO de la UE, el rendimiento neto del capital de Grecia se desplomó un 35% entre 2007 y 2012. Bajo el gobierno de Syriza, la rentabilidad se recuperó un 20%, pero siguió estando un 15% por debajo del máximo alcanzado en 2007.
En fin, el objetivo del nuevo gobierno será continuar el trabajo iniciado por Syriza para salvar al capitalismo, pero está vez con revancha y más energía… Mientras tanto, se avecina una nueva recesión mundial.