Stathis Kouvelakis, ex miembro del Comité Central de Syriza, analiza las causas de la derrota de Syriza en las elecciones del 7 de julio y lo que significa el regreso de la derecha al poder.
Entrevista publicada por la revista Francesa «Politis«
Cuatro años después de la llegada al poder de Syriza, los griegos castigaron a la coalición de izquierda a través de las urnas. ¿Qué dirá la historia del paso de Alexis Tsipras al frente del gobierno griego?
Stathis Kouvelakis: Una capitulación más de cierta izquierda al dictado de los poderosos. Con un mismo resultado cada vez que se abandona la lucha. Es decir, desilusión, desmoralización de quienes habían puesto sus esperanzas en Syriza pues finalmente abrió la puerta para que regresaran de las fuerzas reaccionarias. Una vez más, la ausencia de una política de izquierda allana el camino para el regreso de una derecha revanchista.
Mitsotakis, el candidato derechista, que ganó las elecciones, prometió entre otras cosas ; recortes fiscales sin recortar la asistencia social, sin despedir funcionarios y reducir el actual superávit presupuestario. ¿Es posible que lo lleve a la práctica sus promesas ?
La única promesa real de Mitsotakis, cuyo programa es extremadamente neoliberal, es reducir los impuestos para las clases medias. Hay base para esta medida. La carga tributaria ha aumentado drásticamente en los últimos diez años. Con la aplicación de los memorandos de la UE y de la Troika ha aumentado aún más bajo el gobierno de Syriza. De hecho, pesa mucho sobre las clases medias, que han perdido mucho durante la crisis. Al mismo tiempo, los armadores siguen estando exentos de impuestos y las personas más ricas siguen sin pagar impuestos. Esta es una de las razones de la insatisfacción con Syriza. Frente a esta injusticia fiscal, el descontento es muy fuerte y por eso las promesas de Mitsotakis fueron consideradas creíbles.
Mitsotakis reciclará las antiguas recetas neoliberales. Hará todo lo que esté en su mano para atraer inversiones extranjeras, incluso levantando todas las restricciones medioambientales. En el plano social, dejará las manos completamente libres a los empresarios y permitirá ampliar el tiempo de trabajo, incluso para introducir una semana laboral de siete días. Después de años recortes presupuestarios y de austeridad se ha comprometido a privatizar lo que queda del sistema de pensiones y de salud. Es una agenda muy liberal, muy dura, que corresponde a su perfil.
En cuanto a los superávit presupuestarios, cuando los memorandos con los acreedores expiraron en el verano de 2018, Tsipras firmó un nuevo acuerdo en el que se comprometía a un superávit presupuestario primario del 3,5% para el 2022.
De hecho, Tsipras fue más allá. Se comprometió a mantener los superávit presupuestarios del 2,5% hasta 2060. De esta manera ató a Grecia a la austeridad durante décadas, todo para saldar una deuda que sabemos que es imposible de pagar.
Uno de los legados de la capitulación de Tsipras y Syriza es la elección de Mitsotakis. Este personaje también votó a favor del tercer memorándum y está de acuerdo con estos compromisos que favorecen a los acreedores de Grecia. Pero, Tsipras y Syriza fueron tan lejos con la austeridad que Mitsotakis puede permitirse una ligera suavización.
¿El legado de la austeridad fue lo que determinó la elección de los griegos?
Lo que determinó la elección de los griegos fue el hecho de que Tsipras mintió, hizo lo contrario de lo que originalmente había prometido. El daño social de su política ha sido enorme. Esto explica el éxito de la derecha con los pensionistas, que han sufrido recortes en sus jubilaciones, ya reducidas considerablemente con los primeros memorandos.
La derecha logró porcentajes en los barrios populares de las grandes ciudades que nunca antes había alcanzado. Aunque el electorado de derecha está volviendo a sus contornos habituales, a saber: en las clases medias, las provincias conservadoras y en las zonas rurales, la insatisfacción afecta a todos los segmentos de la sociedad.
La derecha está recuperando el nivel de influencia que tenía antes de 2010, pero también está consiguiendo capitalizar en alguna medida el descontento de las clases trabajadoras. Ellos son los que pagaron el precio más alto por la crisis. Se ven afectados por un desempleo enorme (las cifras oficiales son del 19% ) que sólo ha disminuido en los últimos años debido a que medio millón de jóvenes licenciados han abandonado Grecia.
¿El impacto de la crisis y la situación financiera del país ha reemplazado la conciencia social y los compromisos ideológicos?
No creo que la conciencia social haya desaparecido. Si se mira el mapa de resultados, se aprecia que el electorado de Syriza corresponde en general a las zonas de influencia que eran las del Pasok antes de la crisis, es decir, en las zonas populares de las grandes ciudades, en Creta y en la región del Peloponeso. Por otro lado, la derecha vuelve a las zonas que eran tradicionalmente suyas. Las divisiones en la sociedad no han desaparecido, pero la izquierda ha sufrido daños irreversibles.
En total, la extrema derecha recibió el 9,3% de los votos, pero lo que es más sorprendente es que sus actuales líderes fueron parte del vieja dirigencia de los partidos tradicionales. ¿Podemos hablar de una radicalización de la opinión pública, de un movimiento de extrema derecha enmascarado?
No creo que en Grecia se pueda hablar de una radicalización de la opinión pública hacia la extrema derecha. La única buena noticia de estas elecciones es que Amanecer Dorado ha sido finalmente expulsada del Parlamento. Un nuevo partido de extrema derecha, la Solución Griega, sin embargo, obtuvo diputados. Es un partido de extrema derecha, pero no es neonazi ni violento como Amanecer Dorado. Sin embargo, la derecha griega ha absorbido en los últimos años a cuadros de la extrema derecha.
Mitsotakis, que es un atlantista convencido, utilizó la retórica nacionalista contra el acuerdo sobre Macedonia – que firmó Tsipras – con el objetivo de recuperar parte del electorado de la extrema derecha y también para comprometer al ala más derechista de su propio partido. Adonis Georgiadis, vicepresidente de Nueva Democracia, era miembro de Alerta Popular Ortodoxa, un partido nacionalista de extrema derecha – y es un representante de una derecha dura, racista y xenófoba. Georgiadis no se atreve a decir que es partidario de una dictadura porque ese discurso no es aceptable para un representante de Nueva Democracia, pero su presencia recupera un electorado que es más derechista y más conservador que la derecha tradicional griega.
¿Qué podemos esperar en los próximos años?
Un endurecimiento autoritario en toda la línea. Esta era la política habitual de la derecha griega y corresponde a toda la campaña que Nueva Democracia han estado llevando a cabo en los medios de comunicación. En repetidas ocasiones han acusado a Syriza de laxitud, por lo que debemos esperar un endurecimiento autoritario que afectará también a los movimientos sociales. La represión subirá un peldaño con una política aún más dura que en el pasado.
¿Qué pasa con la inmigración?
En cuanto al endurecimiento de las políticas de migración, la mayor parte ya se ha hecho. Tsipras y Syriza han aplicado al pie de la letra el acuerdo entre la UE y Turquía, que básicamente ha cortado la llegada de inmigrantes. En los últimos meses se han producido incluso un retorno de inmigrantes ilegales a Turquía. La única diferencia es que lo que se hizo Syriza discretamente, ahora se hará de manera visible y amplificada.
Después del “paréntesis Tsipras”, un heredero de una dinastía política familiar llega al poder en Grecia. ¿ Regresa la «familiocracia» al gobierno?
Lo que observo con consternación es que entre las personalidades elegidas para el parlamento, hay muchos antiguos dirigentes extremadamente desacreditados. En particular, hay ex dirigentes del Pasok que han poblado las listas de Syriza , también se ha logrado colar en las listas de la derechista Nueva Democracia. Es un fenómeno de reintegro de las elites políticas que pensamos que habían desaparecido después de los grandes movimientos sociales del período 2010-2012.
El “paréntesis Tsipras” condujo a una supuesta renovación . En realidad sólo afectó a la superficie de las élites . Desde el punto de vista de las políticas concretas que se han aplicado, ha habido una continuación e incluso un agravamiento.
¿Qué futuro tiene Syriza en la oposición? Vuelva a su retórica radical o se convierte en un partido socialdemócrata tomando el lugar del Pasok?
No hay absolutamente ninguna ambigüedad al respecto. Syriza se está convirtiendo en una formación «social-liberal» como el resto de los partidos socialdemócratas europeos. Alexis Tsipras ahora dice ser una persona “progresista”. Syriza es ahora un partido de centro-izquierda que intentará consolidar sus raíces territoriales integrando los aparatos del viejo mundo político para llenar los déficits que tiene. Hoy en día, la cuestión de un sistema bipartidista estable – tal como existió en Grecia en los ochenta y los noventa – es una cuestión abierta porque Syriza no tiene el espesor organizativo y el anclaje que tenía el PASOK .
¿Cuáles son las alternativas de la izquierda para los próximos años?
A la izquierda de Syriza, el panorama político es de retroceso en comparación con lo que era en septiembre de 2015, lo que es una indicación de nuestro fracaso, de nuestra incapacidad para cristalizar el descontento popular.
La fuerza principal es el Partido Comunista, que se ha desmoronando de unas elecciones a otras (es un partido muy sectario). Lo único nuevo, es el resultado de Yanis Varoufakis. Consiguió nueve diputados al superar el umbral del 3%, pero es un resultado muy modesto. Por el momento, la formación de Varoufakis sólo existe por la presencia mediática de su líder. No tiene anclajes, ni siquiera en los movimientos sociales. Me parece difícil que pueda transformarse en un polo que reúna a las fuerzas sociales.
*Stathis Kouvelakis, es profesor de filosofía política en el King’s College de Londres
Antonio Gonzalez dice
Al parecer Tsipras buscaba sobrevivir sin provocar al occidente.