Por Pepe Escobar
Con el espectacular ataque a Abqaiq, los Houthis yemeníes han volcado el tablero del ajedrez geopolítico del golfo pérsico, incluso han creado una nueva dimensión del conflicto : la posibilidad de sacar a la Casa de Saud del poder.
Los Houthis (chiítas del norte de Yemení) y los wahabíes de Arabia Saudita se han estado peleando entre sí durante mucho tiempo. El libro “Blowback” es esencial para entender la complejidad del conflicto, colocando la guerra en el sur de Arabia más allá de la lucha por la hegemonía regional entre Irán y Arabia Saudita.
Por esto, es importante tener en cuenta que los árabes chiítas de la provincia oriental – que trabajan en las instalaciones petrolíferas saudíes – son también los aliados naturales de los houthis que luchan contra Riad.
La capacidad de ataque de los Houthis – desde drones y misiles balísticos- ha mejorado notablemente durante el último año. No es casualidad que los Emiratos Árabes Unidos – al constatar los vientos soplaban en otra dirección – se hayan retirado de la cruel e inhumana guerra del príncipe heredero Mohammed bin Salman contra Yemen. Ahora Dubai participa en lo ha descrito como una estrategia de «paz primero».
Antes de Abqaiq, los Houthis ya habían emprendido ataques contra instalaciones petrolíferas saudíes y contra los aeropuertos de Dubái y Abu Dhabi. De hecho a principios de julio, el Ministerio de Defensa de Arabia Saudita mostró los misiles balísticos y los drones que atacaron a una de las refinerías .
La situación ha llegado a un punto en que el Golfo Pérsico está en un punto casi imposible de creer hasta hace poco: los Houthis junto a los chiítas del cinturón petrolero oriental están preparándose para capturar La Meca y Medina. Esto ya no parece en absoluto descabellado. Cosas más extrañas han pasado en el Medio Oriente. Después de todo, los saudíes ni siquiera pueden ganar una pelea de bar, por eso confían en los mercenarios.
Estados Unidos se equivoca de nuevo
La cantinela de la inteligencia estadounidense de que los Houthis son incapaces de un ataque tan sofisticado delata el complejo de superioridad del hombre blanco.
Las únicas piezas de misiles mostradas por los saudíes hasta ahora provienen del misil de crucero Quds 1 producido por Yemen. Según el general de brigada Yahya Saree, portavoz de las Fuerzas Armadas yemeníes con sede en Sana’a : «el sistema Quds demostró su gran capacidad para alcanzar sus objetivos y evitar los sistemas de interceptación enemigos».
Las fuerzas armadas de los Houthis reivindicaron cumplidamente su responsabilidad por el ataque a Abqaiq: «Esta operación es una de las más grandes llevadas a cabo por nuestras fuerzas en la profundidad de Arabia Saudita, y se produjo después de una operación de inteligencia y con la cooperación de hombres honorables y libres dentro del Reino Saudita «.
El concepto clave de esta declaración es la «cooperación» desde dentro de Arabia Saudita, “cooperación” que podría incluir a los yemenitas y a los chiítas de la provincia oriental.
Aún más relevante es el hecho de que los hardware americanos desplegados en Arabia Saudita – satélites, AWACS, misiles Patriot, drones, acorazados, aviones de combate – no vieron nada, o no lo hicieron a tiempo.
La vergonzosa imagen de un enjambre de aviones teledirigidos – dondequiera que procedieran – volando sin ser molestados durante horas sobre territorio saudí debe avergonzar al ejercito estadounidense. Ahora todo lo que importa está dentro del rango de 1.500 km de un Dron UAV-X de los Houthis: en su campo de acción están los pozos petroleros de Arabia Saudita, una planta de energía nuclear aún en construcción de los Emiratos y el mega-aeropuerto de Dubai.
A pesar que Inteligencia estadounidense insiste que los aviones no tripulados y los misiles de crucero fueron lanzados desde el sur de Irán mis conversaciones en Teherán me permiten asegurar que los nuevos drones y misiles de los Houthis son esencialmente copias de diseños iraníes ensamblados en el propio Yemen con la ayuda de ingenieros de Hezbolá.
En teoría, el sistema antiaéreo estadounidense Patriot debería haber interceptado y destruido los drones y los misiles. Pero esto definitivamente no ocurrió . Según expertos militares el sistema Patriot es bueno, pero su tasa de éxito es «discutida», por decir lo menos. Pero, aun más importante, los Houthis tienen misiles ofensivos muy avanzados. Y su precisión en Abqaiq fue asombrosa.
Por ahora, el ganador de la guerra de la Casa Saudí contra la población civil yemení (apoyada por Estados Unidos y el Reino Unido) no es precisamente el príncipe heredero, conocido como MBS.
Un mundo sin petróleo del golfo
En Abqaiq fueron atacadas específicamente las torres de estabilización de petróleo crudo junto con los tanques de almacenamiento de gas natural. Mis fuentes de inteligencia del Golfo Pérsico me han dicho que las reparaciones y/o reconstrucciones podrían durar meses. Incluso Riyadh lo ha admitido.
Por tanto, culpar ciegamente a Irán, sin pruebas, no es suficiente. Teherán no necesita ni quiere atacar a los sauditas. Aunque, es algo que podrían hacer si le declaran la guerra.
El profesor Mohammed Marandi de la Universidad de Teherán, que tiene relaciones muy estrechas con el Ministerio de Asuntos Exteriores, es categórico:
«El ataque no lo hizo Irán. Y si lo llegará a hacer, debería provocar vergüenza a los estadounidenses pues demostraría que ellos son incapaces de detectar los aviones no tripulados y misiles iraníes. Por otra parte las defensas aéreas saudíes no están equipadas para defender ese país desde Yemen, sino desde Irán. Los yemeníes han estado atacando a los saudíes, y han mejorando su tecnología de drones y misiles durante los últimos cuatro años y medio».
El profesor Marandi tiene razón, Arabia Saudita es un objetivo desprotegido: los sistemas PAC-2 y PAC-3 de los Estados Unidos están orientados hacia el este, en dirección a Irán. Hasta hoy ni Washington ni Riad saben con seguridad de dónde provino realmente el ataque de misiles y de los aviones teledirigidos.
Irán no quiere la guerra
En una reciente entrevista el general Amir Ali Hajizadeh, comandante de la Fuerza Aeroespacial Iraní, ofreció una respuesta totalmente racional al conflicto : «Nuestra opinión es que ni los políticos estadounidenses ni nuestros políticos quieren una guerra. Si ocurre un incidente como el del avión teledirigido (el RQ-4N derribado por Irán en junio) o se produce un malentendido, y eso se convierte en una guerra mayor, es algo que debemos evitar”.
Pero atención, el general Hajizadeh también quiso dejar en claro el mensaje que los Guardianes de la Revolución quieren transmitir a los Estados Unidos: » Si hay guerra atacaremos las bases de Estados Unidos en Afganistán, Irak, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos y Qatar. Además atacaremos a todos los buques de guerra hasta una distancia de 2.000 kilómetros . Ellos piensan que si se retiran a una distancia de 400 km estarían fuera de nuestro campo de tiro. Están equivocados . Dondequiera que estén, atacaremos sus naves, sus bases aéreas, sus tropas».
Consigue tu S-400 o si no…
En el frente energético, Teherán se ha visto obligado, por el bloqueo, a transferir en la noche el petróleo en el mar ( de petrolero a petrolero) y re- etiquetar la carga como originaria de otros productores pagando un alto precio. He comprobando estas maniobras y he confirmado que Irán seguirá haciéndolo.
Por supuesto, la administración Trump lo sabe, pero está mirando hacia otro lado. Para decirlo de manera breve: los Estados Unidos quedaron atrapados en su propia trampa al retirarse de la JCPOA ( el acuerdo que impedía a Irán desarrollar energía atómica) y están buscando una salida que les salve la cara. La Canciller alemana Ángela Merkel lo advirtió en su momento : los EEUU deberían volver al acuerdo antes que sea demasiado tarde.
La parte realmente espeluznante.
El golpe a Abqaiq demuestra que toda la producción de Oriente Medio de más de 18 millones de barriles de petróleo al día (incluido la producción de Kuwait, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudí) puede ser sacados de circulación muy fácilmente. No hay defensa adecuada contra estos nuevos drones y misiles.
Claro, siempre Rusia puede jugar un papel.
Para entender esta afirmación, es interesante observar lo que sucedió en la conferencia de prensa después de la cumbre de Ankara sobre Siria, que reunió a los presidentes Putin, Rouhani y Erdogan.
Pregunta: ¿Proporcionará Rusia alguna ayuda o apoyo a Arabia Saudí para restaurar su infraestructura?
Presidente Putin: Como está escrito en el Corán la violencia de cualquier tipo es ilegítima, excepto cuando se trata de proteger a la propia gente. Estaríamos dispuestos a prestar la asistencia necesaria a Arabia Saudita. Todo lo que tienen que hacer sus líderes es tomar una decisión sabia, como lo hizo Irán al comprar el sistema de misiles S-300 o como lo hizo el Presidente Erdogan cuando compró el último sistema antiaéreo ruso S-400 . Estos sistemas ofrecerían una protección fiable a cualquiera instalación de infraestructura saudí.
El presidente Rouhani de Irán pregunta con ironía : Entonces, los sauditas ¿necesitan comprar el S-300 o el S-400?
Presidente Vladimir Putin: Les corresponde a ellos decidir[risas].
En el libro “La transformación de la guerra”, Martin van Creveld predijo que todo el complejo industrial-militar-seguridad de Estados Unidos se desplomaría “cuando la mayoría de su armamento se transforme en una chatarra incapaz de oponerse a las armas de una guerra asimétrica de cuarta generación”. No hay duda de que todo el Sur Global está observando – y habrá captado el mensaje.
Guerra híbrida, recargada
Estamos entrando en una nueva dimensión de la guerra híbrida asimétrica.
En el – horrendo – caso de que Washington decidiera atacar a Irán, espoleado por los halcones neoconservadores, el Pentágono no podrá destruir todos los aviones no tripulados iraníes y/o yemeníes. Y sin duda, los EEUU debería esperar una guerra total. Entonces ningún barco navegaría por el Estrecho de Ormuz. Todos conocemos las consecuencias de ello.
Pero, la verdadera razón por la que no habría barcos que cruzaran el Estrecho de Ormuz es que no quedaría petróleo en el Golfo para bombear. Los campos de petróleo, después de haber sido bombardeados, estarían ardiendo.
Así que volvamos a ser realistas. Tal como ha insistido Moscú, Pekín, París y Berlín: el presidente Donald Trump, jugó a lo grande y perdió. Ahora debe encontrar una salida que le salve la cara. Si el Partido de Guerra lo permite.