Por La Sociale, revista digital francesa
Parece haber llegado el momento. La gigantesca movilización del 5 de diciembre y sus consecuencias más o menos predecibles indican que la liquidación del macronismo está en la agenda. Antes de su elección, Macron nos advirtió: progresare sin compromisos. Una vez instalado en el gobierno – por el bloque de clases dominantes – lo que ha hecho es aplicar el programa común del capital financiero. Su proyecto se reduce a una frase empresarial del dirigente de los empresarios, Denis Kessler: hay que terminar con el estado social.
La única fortaleza de Macron es el respaldo que el «bloque de la élite» le ofrece para llevar a cabo esta tarea en la que todos sus predecesores se habían roto los dientes. En el momento que se detenga la ofensiva neoliberal, el macronismo estará prácticamente muerto.
Todo se juega en los próximos días. Si el movimiento se desarrolla en una línea similar a la de 1995, la situación de Macron será la de Chirac ; Macron logrará terminar su período de cinco años.
Por tanto, hoy la tarea que del movimiento es hacer que esta huelga sea verdaderamente una huelga general. Con un solo eslogan: la retirada incondicional del proyecto de pensiones. Y si es necesario negociar, sólo se puede hacer sobre la base del retiro del proyecto de ley, y nada más.
El proyecto Macron/Delevoye no es modificable. La única negociación posible es la recuperación de los activos destruidos por las anteriores reformas previsionales y la defensa del poder adquisitivo de los pensionistas.
Algunos dicen, » hay que pensar en un movimiento a largo plazo». Radicalismo de mala calidad: Hoy un movimiento a largo plazo es la muerte del movimiento. Es el momento de golpear sin dilaciones ahora. En nuestra historia, este tiene un nombre glorioso: ¡huelga general!
La movilización de los oprimidos contra sus opresores tiene que dar un golpe decisivo ahora que el gobierno está vacilando. La victoria es posible y si ganamos en la lucha por las pensiones, todo el edificio del «bloque de la élite» se derrumbará. ¡Bien cavado, viejo topo!