Por Branko Marcetic, periodista estadounidense
El asesinato del general Qassem Soleimani es parte de una escalada ilegal e imprudente de Estados Unidos contra Irán, que Trump ha avivado deliberadamente durante su mandato.
Como los expertos han señalado, este asesinato tiene el potencial de provocar algo mucho más peligroso. Soleimani fue una de las figuras militares más poderosas de su país, era el jefe de la fuerza de élite Quds, organización que dirige la política exterior militar iraní en la región. Era un héroe de guerra, «fue un mártir de la revolución» según las palabras del líder Supremo de Irán. Soleimani era una figura muy popular y posiblemente tenía una futuro de liderazgo político.
Existe una alta probabilidad que la muerte de Soleimani provoque represalias contra, por ejemplo, las numerosas bases , embajadas y tropas estadounidenses que rodean Irán. Muchas de estas fuerzas militares fueron desplegadas por Trump en un intento de provocar un conflicto con Irán el año recién pasado. Por tanto las represalias iraníes tal vez sirvan como pretexto para iniciar la guerra que el presidente ha estado buscando.
La administración Trump ha estado intentando todo el año recién pasado hacer que Irán pise el palito, de tal manera que se justifique un ataque de Estados Unidos contra esa nación. No por casualidad un experto militar ha calificado el asesinato de Soleimani como «un verdadero acto de guerra».
Por supuesto, una guerra con Irán (planeada íntegramente por Estados Unidos) sería otra gran calamidad para los pueblos de Oriente Medio. El Imperio debería haber aprendido la lección de su guerra contra Iraq. Lejos de ser guerra rápida y fácil de no más de cinco meses (como predijo el secretario de defensa de George Bush) el conflicto bélico contra Irak se convirtió en la «larga, larga batalla que no acaba de terminar”.
Los militares estadounidenses no sólo no lograron estabilizar al país sino que se encontraron con una prolongada insurgencia que desencadenó un torrente de sectarismo religioso. Peor aún, las tropas del Imperio ayudaron al surgimiento de la organización terrorista ISIS y gracias a su torpe accionar irónicamente le abrieron la puerta a la intromisión iraní en el país.
La élite estadounidense no ha aprendido nada .
En el 2011 el gobierno estadounidense lanzó otra infame guerra para deponer al gobernante libio Muammar Gaddafi con consecuencias igualmente terribles, que continúan hoy en día agitándose mortalmente en las aguas del Mediterráneo con cientos de miles de emigrantes.
Los resultados no han sido mejores en Afganistán, allí Estados Unidos depuso al gobierno talibán, sólo para reemplazarlo con un gobierno que no pasa de ser un engendro de corrupción putrefacta. Y como resultado el Imperio se han visto atrapado durante dos décadas en una batalla aparentemente interminable, gastando enormes cantidades de dólares .
Las tres guerras imperiales de este siglo han sido tóxicas para la posición mundial de Estados Unidos y han alimentado una justificada ira y violencia antiimperialista.
Una guerra con Irán no sería diferente, ni produciría una victoria rápida con un “cambio de régimen” como los que prometió a Bush y Obama en sus guerras.
Como ha alertado la Agencia de inteligencia militar “Stratfor”, Irán no solo es un país populoso sino que tiene una imponente geografía física que es “una fortaleza extremadamente difícil de conquistar.” Tampoco se debe olvidar que Irán está preparado para responder a través de sus partidarios en la región y con ataques cibernéticos en todo el mundo.
En realidad, las últimas dos décadas son una muestra escandalosa de los importantes límites del poder militar estadounidense. Pero, incluso bajo este presidente la realidad tiene muy poco que ver con la política exterior de Washington.
Hoy es muy posible que una masiva oposición popular evite que Trump apriete el gatillo. Después de todo, ganó en 2016 presentándose (aunque de manera deshonesta) como el candidato que estaba contra la guerra.
¿Quiere realmente Trump ir a las elecciones del 2020 enfrentando grandes protestas contra una guerra impopular?
Como la mafia, el Imperio tiene una lista de asesinatos
Pero, cualquiera sea el futuro inmediato el asesinato de Soleimani es significativo no solo por la preocupante situación en la que coloca a todo el mundo, sino también por lo que nos dice sobre la clase dominante en los Estados Unidos.
La causa inmediata es, por supuesto, un hombre impúdico y profundamente inseguro en la Casa Blanca. Sin embargo sorprende la reacción de muchos liberales prominentes que se preguntan cuál fue la base legal para el golpe que ha dado Trump si la Constitución explícitamente da ese poder al Congreso (el senador demócrata Murphy, el asesor de política exterior de Obama, Ben Rhodes y el ex-asesor de seguridad, Tommy Vietor).
La actitud de estos lideres demócratas tiene una base legal muy débil y muchísimo de hipocresía ya que estos políticos respaldaron la guerra cuando un demócrata estaba instalado en la Casa Blanca.
Barack Obama fue elegido en 2008 prometiendo una ruptura con la política exterior de Bush. Pero una vez en el cargo, en lugar de cumplir con su promesa, expandió el proyecto imperial que la administración de Bush tenía planificado en detalle.
El más importante de los planes de Obama fue el programa de asesinatos con drones, que extendió a una serie de países sin autorización del Congreso.
La administración Imperial institucionalizó estos asesinatos con reuniones semanales en la Casa Blanca en las que el presidente Obama – y sus asesores- examinaban una «lista de asesinatos» de sospechosos de ser terroristas.
En ese momento, muchos comentaristas (de “izquierda” y de derecha) escribieron que confiaban en Obama porque supervisaría este programa (de asesinatos) de una manera responsable y humana .
De hecho, personajes liberales como Rhodes y Vietor defendieron con vehemencia el programa de drones de Obama . Murphy celebró el asesinato de Osama bin Laden porque «los estadounidenses pueden dormir tranquilos sabiendo que un hombre malvado ya no camina por la tierra».
Para su vergüenza, una gran mayoría de liberales y demócratas se manifestaron partidarios de los drones asesinos, cuando Obama estaba al timón.
Entonces, cuando Donald Trump se convierte en presidente no solo estamos lidiando con un bufón racista también estamos enfrentados a un sistema autoritario y criminal creado por un “establishment” político que es complaciente y participante de las salvajadas del estado profundo ( la CIA y restos de agencias de “inteligencia”)
Pronto sabremos si el asesinato con drones de Soleimani es malo o completamente catastrófico. Pero dada la naturaleza opaca y criminal del programa de drones- creado con la supervisión de Obama – un incidente como este era solo cuestión de tiempo.
El terrible costo humano del programa de drones debería ser una llamada de atención para todos los demócratas y liberales que rechazaron las críticas a la política exterior de Obama o consideraron que el tema como una cuestión menor, que duró nada menos que ocho años.
Los verdaderos partidarios de la democracia no tienen otra alternativa que terminar con estas atrocidades . El estado de seguridad nacional debe ser controlado de cualquier forma.