por Jonathan Cook, periodista británico con asiento en Nazaret (Palestina)
Gran parte del «acuerdo del siglo» de Donald Trump no es una sorpresa. En los últimos 18 meses, los funcionarios israelíes han filtrado la mayoría de sus detalles.
La llamada «Visión para la paz» presentada el martes simplemente confirmó que el gobierno de los Estados Unidos ha aceptado públicamente que Israel se apodere ilegalmente del territorio Palestino .
La Casa Blanca ha descartado la pose hipócrita que presentaba a Estados Unidos como un «intermediario honesto» entre Israel y Palestina. Los líderes palestinos no fueron invitados a la ceremonia ( y tampoco habrían participado si los hubieran convidado).
El acuerdo fue diseñado en Tel Aviv más que en Washington. Su objetivo, desde el comienzo, fue impedir la participación de los palestinos en cualquier tipo de negociación. Ahora Israel tiene el permiso de Washington para anexar todos sus asentamientos ilegales en Cisjordania y en la cuenca agrícola del Valle del Jordán.
Después de la ceremonia el primer ministro Benjamin Netanyahu anunció que presentará lo antes posible su plan de anexión de Cisjordania. Indudablemente este anuncio es parte de su campaña en la disputada elección general que se efectuará el próximo 2 de marzo.
El acuerdo también aprueba la anexión de Jerusalén Este. Netanyahu quiere imponer al pueblo palestino otra capital y les exige que renuncien su capital histórica,»Al Quds». También hay indicios que Israel partirá en dos y por la fuerza, el complejo de la mezquita Al Aqsa para crear un espacio de oración para los judíos extremistas, como lo hizo en Hebrón.
Además, la administración Trump parece estar considerando dar luz verde a la derecha israelí para volver a trazar las fronteras actuales. De esta manera se expulsaran a los miles de palestinos que actualmente viven en Israel como ciudadanos a Cisjordania. Esto en la práctica equivaldría a un crimen de guerra.
El plan no prevé ningún derecho de retorno, y espera que el mundo árabe pague la factura por los millones de refugiados palestinos.
La única oferta a los palestinos es la promesa de fortalecer su economía. Esta oferta no es más que una limosna vergonzosa, considerando las décadas de robo de los recursos de los palestinos por parte de Israel .
Todo el acuerdo es una mascarada. Trump dice que es » la única solución realista para dos estados». Esta “solución realista ofrece a los palestinos apenas el 22 por ciento de su tierra natal original. Dicho de otra manera, el pueblo palestino está obligados a aceptar que Israel se haya apoderado de sus mejores tierras agrícolas y de sus imprescindibles fuentes de agua
El acuerdo entrega a Israel la seguridad, frontera, el aguas, el mar y el espacio aéreo a un supuesto y desmembrado “ nuevo estado Palestino” . También les impide tener un Ejército y les pone un plazo perentorio: tienen que aceptarlo antes de cuatro años.
De lo contrario, Israel tendrá las manos libres para saquear aún más territorio palestino. Pero la verdad es que ni Israel ni Estados Unidos esperan o quieren que los palestinos entren en este juego.
Por esto el plan incluye, además de la anexión de los asentamientos, una serie de condiciones previas irrealizables: las facciones palestinas deben desarmarse, Hamas debe desparecer; la Autoridad Palestina (dirigida por Mahmoud Abbas) debe despojar a las familias de los presos políticos de las ayudas que tienen para sobrevivir.
En realidad, el plan de Trump termina bruscamente con la farsa de los Acuerdos de Oslo (de hace 26 años) que no tenía otro objetivo que la capitulación palestina. De hecho alinea completamente a Estados Unidos con los israelíes sentando las bases de un apartheid permanente en los territorios ocupados.
La ceremonia
Trump invitó a Netanyahu y, a su principal rival político, el ex general Benny Gantz, a la ceremonia. Los dos se mostraron ansiosos por expresar un entusiasta apoyo.
Entre ambos, representan cuatro quintos del parlamento israelí. El principal campo de batalla en las elecciones de marzo será cuál de los dos se ubique mejor para implementar el plan.
En la derecha israelí, hubo voces de disidencia. Grupos de colonos describieron el plan como «lejos de ser perfecto», una visión seguramente compartida en privado por Netanyahu. La extrema derecha israelí se opone a cualquier conversación sobre la existencia de un Estado Palestino, por ilusoria que este sea. No obstante, Netanyahu se ha apoderado de la oferta de la administración Trump.
Mientras tanto, el inevitable rechazo del plan por parte de los líderes palestinos servirá como justificación para que Israel ocupe más tierras que no son suyas.
El acuerdo sanciona favorablemente la criminal ocupación de los territorios palestinos desde 1967. De esta manera Washington ampara oficialmente una de las agresiones coloniales más brutales de la era moderna.
Dicho de otro modo, la administración Trump ha declarado la guerra a las débiles restricciones impuestas a Israel por el derecho internacional y las Naciones Unidas.
Trump también se beneficia personalmente. El acuerdo no solo le proporciona una maniobra de distracción ante su juicio político, también le permite atraer a sus bases evangélicas partidarias de Israel y a sus principales financistas electorales como Sheldon Adelson, magnate mafioso de los casinos
La Casa Blanca está comprometida con la coalición ultranacionalista de Netanyahu y ahora está intimidando a los tribunales israelíes . Trump , durante la ceremonia, reprendió en público al fiscal general de Israel (por las probadas acusaciones de corrupción de Netanyahu) alegando que en este «momento histórico» el estado de Israel estaba en peligro.
Abbas ha denunciado el plan con «Mil Noes». En realidad Trump lo ha colocado en una complicada encrucijada. La Autoridad Palestina abandona su actual subordinación a Israel o tendrá obligatoriamente que disolverse.
A pesar de la difícil coyuntura Abbas intenta aferrarse al poder . Abriga una lejana esperanza; que Trump pierda las elecciones y una nueva administración apueste por el proceso de paz de Oslo, que ya ha expirado hace mucho tiempo. Pero si Trump gana, las dificultades de la Autoridad Palestina aumentarán rápidamente.
Nadie, y menos aún la administración Trump, cree que este plan conducirá a la paz. Una visión más realista es que el “Acuerdo del Siglo” allanará el camino hacia una nueva guerra.