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Por Aram Mirzaei, cientista políticas iraní
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La ofensiva de dos meses del ejército sirio en las provincias de Idlib y Alepo culminó con la liberación completa de Alepo de los yihadistas de Hayat Tahrir Al-Sham (HTS) y sus amigos.
En cuestión de semanas, el ejército sirio, respaldado por la Fuerza Aérea Rusa, logró liberar cientos de pueblos y ciudades de las dos provincias (incluidas las importantes ciudades de Saraqib y Maarat Al-Numan) – al tiempo que aseguraban plenamente autopista M5 que va de Damasco a Alepo. Estas áreas se consideraban intocables hace sólo un año, pero ahora todas han caído como piezas de domino.
Naturalmente, las tensiones con Ankara, que ha dado su respaldo a las fuerzas yihadistas, han aumentado. El entendimiento ruso-turco se ha deteriorado en las últimas semanas, ya que ambas partes se acusan mutuamente de romper sus compromisos.
El acuerdo de Sochi, de 2018, estipula que se crearía una zona desmilitarizada en Idlib y que Ankara se encargaría de separar a los rebeldes «moderados» de los terroristas del HTS. Después de casi 18 meses de obstrucción de los turcos y de repetidos ataques y violaciones por parte de las fuerzas yihadistas, la paciencia de Moscú y Damasco se agotó.
He criticado durante mucho tiempo estos acuerdos de alto el fuego en Idlib porque considero una pérdida de tiempo negociar con los yihadistas. Esta gente considera que la paz con los kuffars (rusos) y con los murtadeens (chiítas, alauitas) es un pecado. Además, ¿qué se conseguiría con un alto el fuego a largo plazo? Los yihadistas sirios nunca participarán en un acuerdo político y los yihadistas extranjeros no tienen derecho a estar en Siria.
Los yihadistas han declarado durante mucho tiempo que no descansarán hasta que el gobierno sirio “infiel” sea derrocado. Cuando dos bandos tienen diferencias tan fundamentales es muy difícil reconciliarse. La realidad es que el ejército sirio y los yihadistas están atrapados en una batalla de aniquilación, ningún bando puede vivir cómodamente mientras el otro bando siga existiendo.
Es verdad que los acuerdos de cesación del fuego fueron beneficiosos – durante el año 2017 – porque el ejército sirio pudo desplazar tropas desde Idlib hacia centro y el este de Siria en la campaña contra «Estado islámico». Ahora, con el Daesh derrotado los yihadistas de Idlib no sólo están debilitados, también están aislados, ya que el ejército sirio ya no tenía que luchar en dos frentes. Si bien la entrada de Rusia en la guerra en 2015 supuso un desastre para los yihadistas, la caída del Daesh hizo aún más evidente que la derrota yihadista era inevitable.
Aun así, Ankara ha puesto todo su empeño en apoyar a los yihadistas, llegando incluso a amenazar con lanzar una ofensiva para hacer retroceder al ejército sirio.
Hasta ahora, Ankara ha enviado convoyes militares para ayudar a los yihadistas en su contraofensiva desde Saraqib . Moscú grabó a las fuerzas turcas dando cobertura de artillería a los yihadistas. Hay vídeos que muestran a militantes del HTS utilizando vehículos del ejercito turco.
Rusia ha respondido reafirmando su compromiso con Siria. Sus aviones, en conjunto con la Fuerza Aérea Siria, han bombardeado a los yihadistas y a las fuerzas turcas integradas con los terroristas.
Las tensiones han aumentado a niveles alarmantes con la muerte de varios soldados turcos. Naturalmente Ankara culpó a Damasco en lugar de admitir que Moscú castigó a Ankara por cruzar la línea. Sin embargo, Erdogan sigue amenazando a Siria: exige que el ejército sirio se retire de todas las zonas liberadas para finales de febrero ( zonas que son parte de Siria).
Queda por ver si Ankara cumplirá su promesa de lanzar una ofensiva sobre Idlib, pero la historia nos enseña que hacer movimientos estratégicos por desesperación nunca es una buena idea.
Ankara quiere a toda consta que los yihadistas se hagan fuerte en Idlib. Erdogan sabe otra opción significa que 30.000 terroristas no tendrán ningún otro lugar a donde ir. Ankara está jugando un juego peligroso. Luchar contra las milicias kurdas que no tienen poder aéreo ni capacidad para derribar los aviones es una cosa, pero luchar contra el ejército árabe sirio, con 9 años de experiencia en la batalla, y dos grandes actores (como Irán y Rusia) apoyándolo militar y logísticamente, es otra cosa muy distinta.
A Turquía le debería interesar ver a los terroristas derrotados. Nadie quiere a terroristas como vecinos. Entonces me pregunto legítimamente : ¿es Ankara la que está mandando en el conflicto?
Hay otro actor en esta guerra que tiene un historial de utilizar el terrorismo para lograr sus objetivos, el inefable Washington. Mi instinto me dice que Estados Unidos está detrás de estas tensiones, ya que esta potencia se beneficia directamente del colapso de la colaboración ruso-turca.
Creo que Washington está echando humo por el rápido avance del ejército sirio, y se resiste por su perdida de influencia sobre una Ankara cada vez más rebelde. Ahora los halcones del Pentágono ven una gran oportunidad para hacer que Turquía vuelva al redil.
No es una coincidencia que el Secretario de Estado Mike Pompeo, inmediatamente después del anuncio de la muerte de dos soldados turcos dijera: «Queremos expresar nuestra solidaridad con los soldados turcos asesinados… cumpliremos el compromiso de apoyar a Turquía . Es nuestro aliado en la OTAN».
Hace unos días, Turquía pidió apoyo a Washington para el despliegue de misiles Patriot a fin de contrarrestar los aviones de guerra rusos, supuestamente en respuesta a la decisión de Moscú de imponer una zona de exclusión aérea en el noroeste de Siria.
Estados Unidos es el actor que más se beneficia del deterioro de las relaciones entre Turquía y Rusia. Washington está esperando aprovechar el caos que se produciría si Moscú y Ankara no encuentran una solución y se ven obligados a enfrentarse.
Muchos observadores dicen que Erdogan es un actor mentalmente inestable. Otros lo consideran un genio que ha jugado en ambos bandos de esta guerra y que ahora está tratando de engañar a medio mundo con el fin de detener el avance del ejército sirio.
Si está loco o sólo está fanfarroneando es un misterio. Pero si está loco realmente y quiere enfrentarse a Damasco y Moscú entonces estamos a punto de entrar en otro capítulo sangriento de esta trágica guerra de casi 9 años de duración. En unos pocos días sabremos si Erdogan está fanfarroneando o llevará a Oriente Medio a una conflagración mayor .
Actualización: Desde que escribimos este artículo, la situación ha empeorado. Al menos 33 militares turcos murieron por un bombardeo. El ejército turco respondió atacando posiciones del ejército sirio en toda la zona rural de Idlib, causando un importante daño ejército de Damasco en el noroeste de Siria.