Por Eric Toussaint, doctor en Ciencias políticas de la Universidad de Lieja y de la Universidad de París VIII, portavoz del Comité contra las deudas ilegitimas (CADTM Internacional)
Nos enfrentamos a una crisis multidimensional del sistema capitalista mundial
Crisis económica
Estancamiento o recesión en Europa; recesión en el Japón; desaceleración de la economía de los Estados Unidos; desaceleración en la India y en China; profunda crisis de la industria automovilística a nivel mundial.
Aumento de la deuda pública.
Enorme aumento de la deuda privada( especialmente en las grandes corporaciones, los grandes bancos internacionales y corporaciones como Apple)
Creación de burbujas (burbuja bursátil, burbuja de bonos corporativos,etc.) como consecuencia de las políticas implementadas por los Bancos Centrales de los países más industrializados
Crisis ecológica
Las consecuencias dramáticas del cambio climático son indiscutibles pero, la disminución del crecimiento económico no está produciendo una reducción de la emisión tóxica de gases en la atmósfera.
Crisis comercial
Hay una guerra comercial entre China y los EE.UU., pero también a un guerra económica a nivel más bajo entre Europa y los EE.UU.
Crisis de instituciones internacionales
Prácticamente todas las instituciones nacidas después de la II guerra y las potencias capitalistas están en crisis: la OMC; el FMI (en relación con países como Argentina) la reserva federal de los EE.UU (con la administración Trump); la OTAN; el G8 (entre el G7 y Rusia),el Banco Central Europeo; los EE.UU (con una guerra entre dos partidos capitalistas republicanos y demócratas ) la Unión Europea y en el Reino Unido en torno a la cuestión del Brexit
Primera conclusión:
El sistema capitalista está realmente en crisis.
Desde que comenzó la ofensiva neoliberal con Pinochet, Thatcher y Reagan, en muchos países el rechazo al sistema capitalista es mayor que nunca
Aunque la ofensiva del gran capital contra los trabajadores prosigue sigue en diferentes regiones del planeta esta ofensiva es desafiada por movilizaciones masivas de la población.
Los pueblos protestan contra el aumento de las desigualdades; también protesta contra las tendencias autoritarias y represivas de los gobiernos capitalistas
Normalmente hay una chispa que provoca la movilización: un aumento de precio (por ejemplo, para el transporte público en Chile), la imposición de un impuesto impopular (el impuesto WhatsApp en el Líbano) o una combinación de ambos (como un aumento del precio de los combustibles y un gobierno autoritario en Francia y Ecuador).
La lista de países en los que se han producido movilizaciones masivas en 2018-2019 es impresionante :
Chile (desde octubre 2019), Sudán (2019),Argelia (desde febrero 2019), el Líbano (desde octubre 2019), Iraq (desde noviembre 2019) ,Irán (en los últimos meses), Nicaragua (en abril y julio 2018), Ecuador (en septiembre-octubre 2019), Colombia (desde noviembre 2019), Haití (en varias ocasiones en 2018 y en 2019), Puerto Rico ( junio-julio 2019), Francia (a partir de noviembre 2018 con los chalecos amarillos y hoy contra la reforma neoliberal de las pensiones), Bulgaria (en 2019),Rumania (en 2017-2018),Rusia (contra las reformas de las pensiones en 2018), India (con una huelga general en 2019), Pakistán (en Noviembre de 2019), Hong Kong (en 2019)
Hay que añadir las grandes movilizaciones contra la crisis ecológica y las grandes movilizaciones de los movimientos feministas. (en Argentina y Polonia contra la penalización del aborto, en España con una huelga de 6 millones de mujeres el 2019).
Por primera vez en muchos años las ideas de izquierda están recibiendo el apoyo de la población en países altamente industrializados (el apoyo al programa Laborista de Corbyn, la campaña de Bernie Sanders en los EEUU).
Segunda conclusión:
Los pueblos quieren soluciones radicales contra una profunda crisis multidimensional del sistema capitalista
El extremismo radical de derecha puede ganar la batalla política si la izquierda radical es incapaz de proponer soluciones radicales de izquierda.
La izquierda radical debe ser claramente anticapitalista, antirracista, internacionalista, feminista y ecologista/socialista, porque hay una crisis programática en la izquierda radical.
Los militantes y activistas deben ser parte de la reconstrucción de un programa hacia un socialismo democrático ecologista y feminista
Tercera conclusión
Un programa radical y la cuestión de oponerse al Sistema de Deuda es vital para la izquierda
Más y más gente está sufriendo en todo el planeta por el aumento de las deudas públicas ilegítimas y por el aumento de las deudas privadas, provocada por los microcréditos, los préstamos hipotecarios abusivos, los préstamos abusivos al campesinado, los préstamos abusivos a los estudiantes).
El Comité para la abolición de las deudas ilegitimas (CADTM) pide la abolición de las deudas públicas ilegítimas e insta a los ciudadanos a movilizarse para auditar la deuda.
Según la doctrina jurídica de la deuda ilegitima de Alexander Sack, una deuda es «odiosa e ilegitima » cuando se reunen dos condiciones esenciales:
1.- La ausencia de beneficio para la población (la deuda no fue contraída en nombre del interés del pueblo y del Estado, sino contra su interés y/o por el interés personal de los dirigentes y de las personas próximas al poder).
2.- La complicidad de los prestamistas (los acreedores sabían o estaban en condiciones de saber que los fondos prestados no beneficiaban a la población).
Según esta doctrina, la naturaleza despótica o democrática de un régimen no debe tenerse en cuenta. Para Sack : » hay que considerar un gobierno como el poder superior que existe dentro de los límites de un territorio determinado. Que ese poder sea monárquico o republicano; que proceda de la «gracia de Dios» o de la «voluntad del pueblo no tiene importancia para el problema que nos ocupa: las deudas ilegitimas»
La doctrina jurídica de Sack ha sido fue aplicada innumerables veces a lo largo de la historia de la humanidad
El CADTM también pide la abolición de las deudas privadas ilegítimas.
La deuda pública debería utilizarse para financiar ambiciosos programas de transición ecológica en lugar de aplicar políticas antisociales y productivistas que fomentan la competencia entre las naciones.
El endeudamiento público es legítimo si sirve a proyectos legítimos y si quienes contribuyen al préstamo lo hacen de forma legítima.
Un gobierno popular debe obligar a las grandes empresas (nacionales, extranjeras o multinacionales), y a las grandes fortunas a contribuir a solucionar la crisis de la deuda sin obtener ningún beneficio a cambio. Es decir, con un interés cero y sin compensación en caso de inflación.
Al mismo tiempo, las familias de las clases populares deberían confiar sus ahorros a los poderes públicos para financiar los proyectos legítimos elaborados por el estado. Esta financiación voluntaria sería remunerada con un tipo real positivo, por ejemplo el 4%. Esto significa que si la inflación anual alcanzara el 3%, los poderes públicos pagarían un tipo de interés nominal del 7%, para garantizar un tipo real del 4%.
Este mecanismo sería perfectamente legítimo ya que financiaría proyectos realmente útiles para la sociedad y contribuiría a reducir la riqueza de los ricos y a aumentar los ingresos de las clases populares.
La abolición de las deudas ilegítimas debe formar parte de un programa mucho más amplio de medidas que desencadene la adopción de una transición hacia un nuevo modelo pos-capitalista y pos-productivista.
Este programa deberá incluir el abandono de las políticas de austeridad, la socialización del sector bancario y de los seguros, la aplicación de una reforma fiscal con una fuerte imposición del capital, la reducción general de la jornada laboral con contrataciones compensatorias , el mantenimiento de los niveles salariales, la socialización de los sectores de la energía, del agua y de la salud, medidas que garantice la paridad entre los sexos, el desarrollo de los servicios públicos, de las prestaciones sociales y la aplicación de una fuerte política de transición ecológica .
El eco-socialismo debe situarse en el centro del debate. Habrá que poner en practica propuestas concretas. Un programa radical de izquierda de librar una lucha abierta contra la austeridad y emprender el camino hacia una transición eco-socialista. Es una necesidad absoluta e inmediata.