Yago Alvarez Barba, periodista económico (diario digital español El Salto)
El caos y el pánico se han apoderado de la economía. La Reserva Federal Estadounidense (FED) bajó los tipos de interés, Alemania presenta medidas de gasto, Wall Street intervino la bolsa durante 15 minutos, el FMI y la OCDE piden ajustes fiscales, Italia ha bloqueado los pagos de hipotecas, Trump aliviará el coste a las empresas por los trabajadores que no asistan a sus puestos estos día y Pablo Casado ha hecho lo mismo que en campaña electoral: exigir que se le bajen los impuestos a las empresas.
Las medidas para afrontar la crisis del coronavirus y paliar las consecuencias económicas que están sacudiendo la economía global abordan el problema desde perspectivas muy distintas y sin coordinación, por ahora.
Observando dichas medidas, parece que no distan mucho de las aplicadas para mantener a flote la economía desde la crisis financiera que arrancaba en 2008. Los tipos de interés están ya en mínimos históricos en Europa, Estados Unidos los ha vuelto a bajar, los impuestos se han reducido en muchos países durante los últimos años, los bancos centrales llevan una década haciendo funcionar las máquinas de billetes a todo trapo y, pese a todo, la economía no parece reflotar. Por lo que la pregunta es, ¿qué queda por hacer? ¿Es controlable la reacción de los mercados?
Hemos preguntado a varios economistas sobre la reacción de los mercados y las posibles herramientas que tienen los Estados y los organismo supranacionales para atajar las consecuencias del terremoto del coronavirus.
LOS MERCADOS ENTRAN EN PÁNICO
Las bolsas se dejaron entre un 5% y un 7% en la apertura de semana. El Ibex 35 sufría su mayor caída desde el Brexit, la cuarta mayor de su historia, dejándose un 7,96%. Los 10.000 puntos que había alcanzado tan solo hace unas semanas caían hasta los 7.700. ¿Todo por la alarma de un virus? Para el economista de la cooperativa Ekona, Sergi Cutillas, es normal, ya que “existe una burbuja en los mercados financieros desde hace años, especialmente de deuda empresarial y en las bolsas” y, según explica, en ese contexto es bastante habitual lo que está ocurriendo, dado que “las burbujas explotan cuando hay eventos impactantes e inesperados que generan estampidas”.
Existe una burbuja en los mercados financieros desde hace años y las burbujas explotan cuando hay eventos impactantes e inesperados que generan estampidas.
Las drásticas medidas que han tomado algunos países, como la parálisis de la producción en muchas partes de China, son esos gatillos que pueden hacer que parte de la economía se paralice y se produzcan esas estampidas. “Hay un riesgo real de colapso económico”, ha declarado a El Salto una economista que trabaja en el Parlamento Europeo pero que ha preferido no ser citada. “Si las empresas empiezan a tener problemas de caja, la sostenibilidad de sus deudas se pone en entredicho, la probabilidad de recesión traslada expectativas pesimistas a los mercados financieros”, ha añadido.
Pero en lo que coinciden todas las fuentes consultadas es en que la economía está sufriendo tanto porque se encontraba ya débil. “No hay que identificar la crisis del coronavirus como una causa, sino como un síntoma de las medidas de austeridad, de la globalización y de un mundo financiarizado”, explica.
Fresnillo, integrante de Eurodad, una organización que investiga y trabaja temas relacionados con la deuda, el financiamiento del desarrollo y la reducción de la pobreza. La crisis de 2008 dejó los mercados muy débiles, los países y las empresas no financieras muy endeudados pero, además, también existe en la actualidad una crisis del sistema productivo, explica Fresnillo, o, lo que es lo mismo, un problema por parte de la demanda. Paralizar la producción de China amenaza las cadenas de producción global. Crisis de oferta, en la demanda y pánico en los mercados suman, según ella, una “tormenta perfecta”.
No hay que idententificar la crisis del coronavirus como una causa, sino como un síntoma de las medidas de austeridad, de la globalización y de un mundo financiarizado
¿SE ESTÁN USANDO LAS HERRAMIENTAS NECESARIAS?
La FED ha bajado los tipos de interés del dólar y es altamente probable que el BCE siga el mismo camino esta semana, pero no parece que esto vaya a solucionar mucho ya que los márgenes para ello son mínimos: “No veo cómo abaratar marginalmente el crédito puede estimular la economía cuando el parón de la actividad económica es obligado por causas externas”, explica la economista desde Bruselas, que duda que las empresas pidan más préstamos para invertir en el contexto actual. “Posiblemente ese dinero sea usado para pagar deudas existentes con nuevas más baratas, refinanciaciones, pero no servirán como medidas de estímulo monetario”, lamenta.
El profesor de Economía aplicada de la Universidad Rey Juan Carlos, Iván Ayala, cree que es pronto para saber si las medidas tomadas hasta el momento tendrán efecto. “Las políticas monetarias están ya agotadas”, explica en referencia a los tipos de interés mínimos en los que nos encontramos desde hace ya más de un lustro, “muchos analistas progresistas, pero también no progresistas, e instituciones como el FMI o la OCDE están pidiendo una activación de la política fiscal”. Las medidas fiscales, rebajas de impuestos o la exención de pagar impuestos por los trabajadores que no asisten a sus puestos, son las medidas que están proponiendo países como Estados Unidos, pero siguen distando mucho de ser una solución, sino más bien parches que no pueden calmar la tormenta.
¿QUÉ PUEDE HACER EL GOBIERNO?
“Se necesita una inversión masiva en el sistema sanitario”, explica Cutillas. Un gasto público que quede en manos de los ministerios de Economía o Hacienda de cada país, sin necesidad de pasar por el BCE o la Comisión Europea: “Depender de la autorización de Berlín, Frankfurt o Bruselas es una receta para el desastre”. Ayala también cree que existe otro factor en el que, en esta situación de crisis, hay que ignorar a Bruselas: en el déficit. Argumenta que se debe preparar un buen paquete de medidas fiscales “sin preocuparse demasiado del déficit, sino de la contención e impacto del virus”.
Se debe preparar un paquete de medidas fiscales sin preocuparse del déficit y Bruselas, sino de la contención e impacto del coronavirus
Sanidad no debe ser el único foco de ese aumento en el gasto público. Para que la economía se mantenga a flote y no caiga, “se necesita es un incremento masivo del gasto de manera coordinada y solo las administraciones públicas tienen las capacidad de hacerlo”, explica la economista desde el Parlamento.
Además, el profesor Ayala pone el foco en un asunto que no parece estar en la agenda de las políticas y medidas que se han tomado hasta el momento: el impacto de género. “¿Quién se queda con las criaturas si cierran los colegios? Si se cierran centros de día, ¿quién se queda con personas mayores? Si se cierran centros de educación especial, ¿quién se queda con las personas con diversidad funcional?”, se pregunta. En estas ocasiones, “donde se tensionan las costuras del Estado de bienestar”, es cuando se hacen más evidente el sesgo de género en los recortes en el Estado de bienestar.
Para que la economía se mantenga a flote se necesita un incremento masivo del gasto de manera coordinada y solo las administraciones públicas tienen las capacidad de hacerlo
Fresnillo, ante las voces del Partido Popular o la patronal catalana que piden bajar impuestos a las empresas, va directo al proceso de privatización que ha sufrido en las últimas dos décadas el sistema sanitario del Estado español. “El Gobierno tiene que hacer todo lo contrario, recaudar más para poder poner en marcha un sistema de salud de calidad que pueda hacer frente a situaciones como la que estamos viviendo con el coronavirus”, afirma.
Por su parte, Cutillas, opina que el Gobierno debe poner al alcance del sistema sanitario todos los medios que sean necesarios e iniciar un programa urgente de esfuerzo al sector sanitario para que incremente de forma muy significativa su capacidad y que esa capacidad sobrante permanezca instalada una vez finalizada la crisis.
Pero las medidas que necesitarán tomar no solo deben ir en la dirección sanitaria, hará falta mitigar los efectos negativos sobre la producción y la demanda de una crisis que está enviando a casa a miles de trabajadores y paralizando la producción entera de muchos sectores. Al paquete de medidas que propone Ayala, Cutillas añade otras que van más encaminadas a apoyar la economía de la población más desfavorecida que no pueda afrontar sus pagos o que se haya quedado sin trabajo o ingresos durante la crisis. Eso significa, explica el economista, “establecer rentas de apoyo, moratorias de deuda y alquileres o suspensión temporal de las leyes de quiebra empresarial, hasta que retorne la normalidad”.
¿Y LOS BANCOS CENTRALES?
El profesor de la Rey Juan Carlos es claro: “Si alguien cree que esta crisis se resuelve con medidas nacionales, está equivocado”. Los bancos centrales más potentes del planeta ya están tomando sus medidas y los que no lo han hecho lo anunciarán pronto. “La situación requiere dejar atrás los mitos monetaristas y que empecemos a pensar qué políticas nos pueden trasladar a una nueva era social y económica más centrada en la soberanía popular y la descentralización”, afirma Cutillas.
En cambio, la economista afincada en la capital europea cree que se pueden hacer “intervenciones monetarias específicas” para evitar que la demandas de sectores específicos, como la hostelería o el turismo, no quiebren si no pueden hacer frente a sus deudas. Además, opina, que deberán estar atentos a cuestiones de estabilidad financiera y asegurarse de que “los bancos siguen teniendo liquidez y no entran en una espiral deflacionista”, ya que, en caso de producirse y de que haya ventas masivas, podrán pasar graves problemas.
Aunque también insiste en lo que ya han apuntado las otras fuentes consultadas: “El mercado de deuda corporativa estaba hinchado y si entra en problemas es porque era vulnerable ya, independientemente del gatillo que es el coronavirus”.
Si esto nos pasa ahora, qué pasará cuando tengamos cuatro, cinco o diez emergencias como esta por la crisis climática
Pero tanto Cutillas como Fresnillo ven algo en común sobre el futuro más cercano y la gestión de esta crisis: “Es una oportunidad para desmontar paulatinamente la globalización neoliberal sin renunciar a las partes de la globalización sostenibles y que refuercen la solidaridad y la paz”, dice el economista. “La sociedad tiene que darse cuenta del gran problema que tenemos: que el beneficio de las empresas está por encima del a vida” y espera que se le pueda dar la vuelta a esta situación, se puedan «revertir las privatizaciones y volver a hacer públicos dichos servicios necesarios”.
Todas las fuentes esperan que no se caiga en el mismo error que en 2008, cuando se salvaron las empresas y no a las personas, cuando se socializaron las pérdidas. Esta crisis puede ser una minucia comparada con lo que nos espera con la crisis climática, lamenta Fresnillo: “Si esto nos pasa ahora, qué pasará cuando tengamos cuatro, cinco o diez emergencias como esta por la crisis climática”, e invita a pensar: “¿Qué estado del bienestar necesitamos para hacer frente a esas situación?