Por John Smith, economista autor de «Imperialismo en el siglo XXI«
«Hemos registrado los rendimientos mundiales más bajos en 500 años de historia.Más de 10 billones de dólares en bonos tienen una tasa negativa. Esta es una supernova que explotará cualquier día», tuiteó Bill Gross, el «rey de los bonos», en 2016”.
Este día se está acercando. El capitalismo se enfrenta ahora a la crisis más profunda en sus varios siglos de existencia. Ha comenzado una caída global que ya está devastando las vidas de cientos de millones de trabajadores en todos los continentes.
Las consecuencias para los trabajadores y los pobres de Asia, África y América Latina serán aún más extremas que para los que viven en Europa y América del Norte. La pandemia producida con el COVID-19 son una amenaza existencial para los miles de millones de personas que ya viven en la pobreza extrema. El capitalismo, un sistema económico basado en el egoísmo, la codicia y la competencia, se ha desvelado como un sistema incompatible con la civilización y la vida de millones de seres humanos
¿Por qué la supernova -la explosión y muerte de una estrella- es una metáfora adecuada para lo que ahora podría estar a punto de producirse?
¿Por qué el coronavirus, un organismo con un diámetro mil veces inferior al de un cabello humano, podría ser el catalizador de un cataclismo en el capitalismo?
¿Porque para el director del Banco Goldman Sachs los intereses a nivel cero “como la cocaína o el crack para los mercados financieros»?
¿ Qué pueden hacer los trabajadores, la juventud y los desposeídos del mundo para defenderse y «dar a luz un nuevo mundo que nazca de las cenizas del viejo orden «, como dice el himno de los trabajadores de los Estados Unidos?
Para encontrar respuestas a estas preguntas, necesitamos entender por qué la «crisis financiera mundial» – que comenzó en 2007- fue mucho más que una crisis financiera, y por qué las medidas adoptadas por los gobiernos del G7 y los bancos centrales con la «política de tipo de interés cero», ha creado las condiciones para la crisis actual
Los «problemas de salud subyacentes» del capitalismo global
La implosión de una supernova es análoga a la disminución de los tipos de interés que comenzó mucho antes del inicio de la crisis sistémica en 2007, y que desde entonces se ha acelerado cayendo por un precipicio justo cuando el coronavirus comenzó su furia en enero de 2020.
La caída de los tipos de interés es fundamentalmente el resultado de dos factores: uno ; la caída de las tasas de beneficio y dos ; la hipertrofia del capital, es decir, su tendencia a crecer más rápidamente que la capacidad de los trabajadores de suministrarle al sistema la sangre fresca que necesita para vivir, como dijo Marx, en primer volumen de El capital.
“ La única fuerza motriz del capital es su necesidad permanente de crear plusvalía… el capital es trabajo muerto que, como un vampiro, sólo vive bebiendo del trabajo vivo, y vive más, cuanto más trabajo vivo consume”.
Estos dos factores se combinan para formar un bucle de destrucción. Examinemos cómo ha funcionado
Muchas procesos económicos están enmascarados oscureciendo la llamada “caída de la tasa de beneficios”. Esta caída se pone en evidencia como “tendencia” sólo en tiempos de crisis. La última y la más importante de estas crisis ha sido el gran desplazamiento de la producción desde Europa, América del Norte y Japón hacia los países con bajos salarios para aprovechar tasas de explotación más altas.
La disminución de la tasa de beneficios también se manifiesta por la creciente reticencia de los capitalistas a invertir en la producción; cada vez se invierte más en marcas, en propiedad intelectual y en otras actividades parasitarias y no productivas.
La “huelga de inversiones” capitalistas se ha amplificada por el cambios en los sistemas de producción que han aumentado los beneficios del capital y recortado los salarios en lugar de construir nuevas fábricas y desplegar nuevas tecnologías. Estos mecanismos han permitido enormes márgenes de ganancia, acelerando la acumulación de riqueza para la cual los capitalistas no tienen un uso productivo – de ahí la hipertrofia del capital. Entonces el destino de ese capital es la especulación financiera.
En la medida que los capitalistas compiten entre sí para comprar activos financieros, suben el precio de estos activos. Los ingresos que genera este tipo de especulación provoca, a su vez, la caída de las tasas de interés. La caída de los tipos de interés y el aumento del valor de los activos ha creado para los inversores capitalistas un círculo “virtuoso”: pueden pedir prestadas grandes sumas para invertir en activos financieros de todo tipo, inflando aún más su «valor».
Por tanto, la caída de los tipos de interés tiene dos consecuencias directas: la inflación de burbujas de activos financieros y la acumulación de montañas de deuda. En realidad, se trata de dos caras de la misma moneda: para cada deudor hay un acreedor; cada deuda es el activo de otro deudor. Las burbujas de activos podrán desinflarse o bien reventaran tarde o temprano.
Desde 2008, la productividad se ha estancado en todo el mundo y el crecimiento del PIB ha sido inferior al cualquier década desde la Segunda Guerra Mundial, lo que ha dado lugar a lo que financista Nouriel Roubini ha denominado «la madre de todas la burbuja de activos financieros «. La deuda total de los gobiernos, las empresas y los hogares – que ya era enorme antes de la crisis financiera de 2008 – ha aumentado más del doble desde entonces.
El crecimiento de la deuda ha sido particularmente pronunciado en los países del Sur global. La deuda total de los 30 más importantes alcanzó los 72,5 millones de dólares en 2019, lo que representa un aumento del 168% en los últimos 10 años, según datos del Banco de Pagos Internacionales.
China tiene 43.000 millones de dólares de deuda, frente a los 10.000 millones de hace una década. En resumen, mucho antes del coronavirus, el capitalismo global ya tenía «problemas de salud subyacentes». Ya estaba en cuidados intensivos.
El capitalismo global más imperialista que nunca ( ya que es más parasitario y más dependiente de los ingresos de la súper-explotación en los países con salarios bajos) se dirige inexorablemente hacia el estallido de la burbuja de activos y el desplome de su montaña de deuda. En realidad todo lo que los bancos centrales imperialistas han hecho desde 2008 sólo ha servido para posponer el inevitable día del juicio final. Pero ahora ese día está llegando.
La crisis de los “mercados”.
Los bonos del Tesoro de los Estados Unidos a 10 años era considerado el refugio más seguro y el punto de referencia para cotizar todas las demás deudas.
Tradicionalmente en tiempos de gran incertidumbre, los inversores salen en estampida de los mercados de valores y entran al mercado de los bonos más seguros, de modo que cuando los precios de las acciones caen , el precio de los bonos – conocidos como «valores de renta fija» – deben subir.
Esto no ocurrió el reciente 9 de marzo. En medio del desplome de los mercados de valores, la tasa de interés de los bonos del Tesoro de EEUU supuestamente poseedor del “bono más seguro” (a 10 años) no logró subir. Según un experto en bonos, «estadísticamente hablando, [esto] sólo debería ocurrir cada muchos cientos de años». Incluso, esto no ocurrió cuando Lehman Brothers quebró en septiembre de 2008.
La causa inmediata de este “ataque cardíaco” fue una escalada de destrucción de activos en los mercados de acciones y bonos, que hizo que los inversores se pelearan por convertir sus inversiones especulativas en dinero en efectivo.
Para satisfacer sus demandas, los gestores de fondos se vieron obligados a vender sus activos más fácilmente intercambiables, anulando así su condición de refugio seguro. Esta espantada obligó a gobiernos y bancos centrales a tomar medidas extremas y disparar «grandes bazucas». A saber, crear paquetes de rescate de varios billones de dólares, que incluían la promesa de imprimir dinero sin límites para garantizar el suministro de efectivo a los mercados.
Este evento ha proporcionado una premonición de lo que está por venir. Al final, el dólar, como los bonos y los certificados de acciones, son sólo trozos de papel. Y, como el sistema está inundado de billones de dólares, los eventos tipo “marzo del 2020” acercan el día en que los inversionistas perderán la fe en el dinero en efectivo y en el poder de la economía y del Estado que lo respalda (dólares y euros). Entonces el momento de la supernova habrá llegado.
El «árbol mágico del dinero”.
La mayoría de la izquierda existente en los países imperialistas (el ala del Partido Laborista dirigida por Jeremy Corbyn en el Reino Unido; la variopinta tripulación de keynesianos de izquierda como Ann Pettifor, Paul Mason o Yanis Varoufakis; o los partidarios de Bernie Sanders en los Estados Unidos) están unidos por dos cuestiones fundamentales: primero, todos estos partidos y grupos reconocen, que el saqueo imperialista de las colonias y neo-colonias ocurrió en el pasado, pero NO reconocen que el imperialismo actualmente sigue definiendo las relaciones entre los países ricos y pobres.
Y segundo , creen en una u otra versión del «árbol mágico del dinero», es decir, ven el descenso de los tipos de interés a territorio negativo no como una luz roja que muestra la crisis del capital (es decir, no como la fase de implosión de una supernova) sino como una luz verde para pedir dinero prestado con el propósito de financiar el aumento de la inversión estatal, el gasto social o un «New Deal» verde.
Pero lamentablemente para esta “izquierda”, no hay tal árbol mágico del dinero.El capitalismo no puede escapar de sus crisis, no importa cuantos billones de dólares (o de euros,) los gobiernos pidan prestado o los bancos centrales se dediquen a imprimir.
Los neoliberales que rechazaban la idea del árbol mágico, ahora lo abrazan efusivamente – en una muestra de su pánico, pero esto no hace que el pensamiento mágico funcione en la realidad .
Con los billones que se gastaron después de 2007-8 el capital solo compro un poco más de una década de vida, pero ahora existe sólo como “sistema zombi”. Esta vez posiblemente tendrá otros 10 o 12 meses…antes de que empiece la fase final de la explosión de la supernova.
El virus, un catalizador
La pandemia de coronavirus se produjo en el peor momento posible para el capitalismo: el crecimiento en la zona euro se había reducido a cero; gran parte de América Latina y el África subsahariana ya estaban en recesión; las enormes bajas de los impuestos que Trump concedió a las grandes empresas se desvanecía; la guerra comercial entre Estados Unidos y China causaba graves trastornos en las cadenas de suministro amenazando a la Unión Europea; y decenas de millones de personas se sumaron a protestas masivas en decenas de países de todo el mundo.
Paradójicamente , aunque las tasas de interés ahora están cerca o por debajo del cero, las tasas de interés que pagan las grandes corporaciones se han disparado. De hecho, pocas corporaciones sólo pueden pedir dinero con intereses muy altos. Los inversores se niegan a prestarles.
¡Increíble! Las corporaciones ahora están enfrentando una crisis de crédito en medio de tasas de interés negativas. Por esta razón el BCE decidió pedir prestado 750.000 millones de euros a los inversores, y utilizarlos para comprar los bonos corporativos.
La Reserva Federal de los EE.UU. está haciendo lo mismo a una escala aún mayor. El destino de Italia (y de la UE) depende ahora de la voluntad del Bundesbank y de los acreedores privados. La negativa de Alemania a cambiar de política anuncia la etapa final de una larga agonía para la UE.
Durante dos semanas de marzo, los gobiernos imperialistas anunciaron que gastarán 4,5 billones de dólares para rescatar sus propias economías en bancarrota. Una cumbre de emergencia en línea del G20 (las naciones imperialistas del G7 más una docena de naciones «emergentes», incluyendo Rusia, India, China, Brasil e Indonesia) el 26 de marzo, declaró : «estamos inyectando más de 5 billones de dólares en la economía mundial».
Aquí la palabra «mundial» en realidad significa «doméstico, nacional «! La respuesta de la «izquierda» en los países imperialistas fue aplaudir y exclamar, ¡teníamos razón todo el tiempo! Hay un árbol mágico del dinero después de todo.
Aparentemente, no se dan cuenta de que esto es exactamente lo que pasó después de 2008; se socializó de la deuda privada de las grandes corporaciones. Pero, la gran diferencia de lo que pasó después de 2008, es que esta vez no funcionará.
Ahora, los gobiernos de los países centrales del capitalismo movilizan tardíamente – y monopolizan- los recursos médicos para hacer frente al coronavirus, y en la práctica han abandonado a los pobres y a los ancianos de sus propios países.
Mientras tanto la izquierda de estos países imperialistas se ha olvidado «convenientemente» que no se destinan suficientes recursos para salud de los pobres del Sur global. Si eres un «mercado emergente», bueno, ¡vete a la mierda y únete a la cola para un rescate del FMI!
Al 24 de marzo, 80 países estaban en esta cola, esperando algo de un préstamo de 1 billón de dólares del FMI . 1 billón de dólares suena como un montón de dinero, sin embargo el jefe de economía del Financial Times, Martin Wolf, acaba de colocar este préstamo en su exacta dimensión : “Es seguro que los déficits de financiación externa de los países emergentes y en desarrollo superen con creces la capacidad de préstamo del FMI”.
Además, como sugiere Wolf, el propósito de los préstamos del FMI es ayudar a llenar los «vacíos de financiación externa», es decir, ese dinero se destinará a rescatar a los acreedores imperialistas, no a los pueblos de las naciones deudoras; que invariablemente pagan “la ayuda” con condiciones humillantes que se suman a una abrumadora y aplastante carga de deudas y de intereses de la deuda.
En este sentido, son igual que los enormes rescates gubernamentales del capital privado que están haciendo en los países del llamado “primer mundo”, pero sin ningún dinero para financiar la seguridad social o reemplazar parcialmente los salarios. En las naciones del “capitalismo desarrollado” el objetivo de estas publicitadas ayudas es comprar la docilidad de la clase obrera. Pero, como sabemos, las ayudas del FMI nunca han tenido la intención de “salvar” África, Asia y América Latina!
El 24 de marzo, las Naciones Unidas declararon que se necesita 2 mil millones de dólares para luchar contra la pandemia del coronavirus en África, Asia y América Latina. Este dinero, que la ONU espera recaudar en los próximos nueve meses, es 1/80 del presupuesto anual de la Seguridad Social del Reino Unido, y menos de 1/2000 de los 4,5 billones de dólares que planean gastar las economías capitalistas de las naciones centrales del capitalismo.
También es menos de 1/40 del dinero que los inversores imperialistas han sacado de los «mercados emergentes» durante las tres primeras semanas de marzo, «la mayor salida de capital jamás registrada», según la directora gerente del FMI, Kristina Georgieva.
Según , el presidente del Banco Mundial, David Malpass, la ayuda máxima para enfrentar la pandemia en los pueblos de África, Asia será un paquete de rescate valorado en «hasta 160.000 millones de dólares» repartidos en los próximos 15 meses, es como se puede ver una fracción minúscula de las pérdidas económicas que la caída global que se impondrá a los pueblos de los llamados ‘mercados emergentes’.
Entonces, ¿qué hay que hacer?
En lugar de aplaudir el rescate de las grandes corporaciones, deberíamos expropiarlas. En lugar de aprobar una moratoria temporal a los desalojos y los atrasos en los alquileres, deberíamos confiscar los bienes inmuebles de los fondos buitres para proteger a los trabajadores y las pequeñas empresas. Estas y muchas otras luchas son básicas para garantizar nuestro derecho a la vida por encima del “derecho” del capital.
Ahora mismo la prioridad es hacer todo lo necesario para salvar la vida y derrotar al coronavirus. Esto significa extender la solidaridad a los más vulnerables, a las personas sin hogar, a los prisioneros, a los solicitantes de asilo, a los desposeídos y a las víctimas del imperialismo en los campos de refugiados en el Sur global.
El ex gobernador del Banco de la India , Raghuram Rajan, ha señalado que «A la espera de una cura o de una vacuna fiable, el mundo necesita luchar contra la pandemia en cualquier lugar del mundo «. The Economist está de acuerdo: “Si se deja que el Covid-19 haga estragos en el mundo emergente, pronto se extenderá al mundo rico”.
La pandemia de coronavirus es la última evidencia que necesitamos urgentemente un Servicio de Salud Global. El único país que está actuando con este concepto de salud universal es la Cuba revolucionaria. Ya tienen más de 28.000 médicos que proporcionan atención médica gratuita en 61 países pobres .
Además los médicos cubanos, ahora, están ayudando a decenas de países a luchar contra la pandemia, incluyendo 52 médicos en Italia y 120 en Jamaica. También un gobierno de extrema derecha como el Bolsonaro en Brasil (que el año pasado expulsó a 10.000 médicos cubanos calificándolos de terroristas) se ha visto obligado a reconocer a los médicos cubanos y acaba de pedir que regresen.
Para derrotar al coronavirus debemos emular el internacionalismo de Cuba. Para derrotar esta pandemia debemos imitar al internacionalismo de los médicos de Cuba . Debemos prepararnos para hacer lo que Cuba hizo con la revolución: sustituir la dictadura del capital por el poder del pueblo trabajador.
La supernova del coronavirus hace necesaria una revolución socialista -en los países imperialistas y en el mundo entero- una necesidad que es una tarea práctica urgente. El socialismo hoy es una cuestión de vida o muerte para la sobrevivencia la humanidad. El socialismo es el camino para poner fin a la destrucción capitalista de la naturaleza, porque en realidad la epidemia del coronavirus es sólo un síntoma de esta destrucción.