Por Michel Chossudovsky, economista canadiense
Hay una grave crisis de salud que debe resolverse debidamente. Y esta es una prioridad número uno.
Pero hay otra dimensión importante que debe abordarse.
Millones de personas han perdido sus empleos y sus ahorros de por vida. En los países en desarrollo, predomina la pobreza y la desesperación.
Si bien el “cierre o bloqueo” se presenta a la opinión pública como el único medio para resolver una crisis mundial de salud pública, sus devastadores impactos económicos y sociales se ignoran frecuentemente.
La verdad no dicha es que el nuevo coronavirus proporciona un pretexto a los intereses financieros y políticos para precipitar al mundo entero en una espiral de desempleo masivo, bancarrota y pobreza extrema.
Esta es la verdadera imagen de lo que está sucediendo. La pobreza es mundial. Mientras estallan las hambrunas en los países del Tercer Mundo, más cerca, en el país más rico de la tierra; la prensa informa:
» Millones de estadounidenses desesperados esperan en largas filas para recibir comida y en las oficinas de desempleo de los Estados Unidos»
La India ha sumado 306 muertes por coronavirus. Pero, hay que poner las cosas en perspectiva: cada día mueren 3.000 niños indios hambre.
Desde Mumbai a la ciudad de Nueva York se está «globalizando de la pobreza».
La producción está parada.
Hay hambre en Asia y África. También hay hambre en los Estados Unidos
En la practica todos los países son ahora países del Tercer Mundo. Es la «tercer-mundialización» de los llamados «países desarrollados» y con altos ingresos.
¿Y qué está pasando en Italia?
La gente se está quedando sin que dinero para comer. Informes confirman que la mafia en lugar del gobierno «está obteniendo apoyo local mediante la distribución de alimentos gratuitos a las familias pobres en cuarentena, que se han quedado sin efectivo». (The Guardian)
Esta crisis combina el miedo con un sofisticado proceso de manipulación económica.
Examinemos primero los impactos pertenecientes a los países en desarrollo.
La «medicina» del FMI y la globalización de la pobreza en los “países en desarrollo”.
Pasé más de diez años realizando investigaciones de campo sobre los impactos de las reformas económicas del FMI y el Banco Mundial en África, Asia, América Latina, Europa del Este y los Balcanes.
Desde principios de la década de 1980, se impuso una «medicina económica» a los países en desarrollo endeudados bajo lo que se llamó el «programa de ajuste estructural» (SAP).
De 1992 a 1995, realicé una investigaciones de campo en India, Bangladesh, Vietnam , Kenia, Nigeria, Egipto, Marruecos Filipinas y Brasil. En todo los países observé el mismo patrón de manipulación económica y de interferencia política por parte de las instituciones con sede en Washington.
En la India, como resultado directo de las reformas del FMI, millones de personas fueron conducidas al hambre. En Vietnam, una de las economías productoras de arroz más prósperas del mundo, las hambrunas a nivel local han estallado como resultado directamente de la desregulación del mercado de granos.
Con el aumento de la deuda denominada en dólares, eventualmente, en la mayoría de los países en desarrollo el sistema monetario nacional se «dolarizó».
Las medidas de austeridad facilitaron el colapso de los salarios reales. Se impusieron amplios programas de privatización. Estas reformas económicas mortales, aplicadas en nombre de los acreedores, siempre provocaron el colapso económico, la pobreza y el desempleo masivo.
En Nigeria, a partir de la década de 1980, se desmanteló todo el sistema de salud pública. Los hospitales públicos fueron llevados a la bancarrota. Los médicos con quienes hablé describieron el infame programa de ajuste estructural (SAP) con un toque de humor: «Hemos sido destruidos por el SAP, nuestros hospitales han sido literalmente destruidos por cortesía del FMI y el Banco Mundial”.
Del ajuste estructural al ajuste global
Hoy, el mecanismo para desencadenar la pobreza y el colapso económico es fundamentalmente diferente y cada vez más sofisticado.
La actual crisis económica de 2020 (que está vinculada a la lógica de la pandemia de COVID-19) no tiene precedentes en la historia mundial.
No es necesario que el FMI-Banco Mundial negocie un préstamo de ajuste estructural con los gobiernos nacionales.
Lo que está ocurriendo bajo la crisis de COVID-19 es lo que podríamos llamar un «Ajuste Global» en la estructura de la economía mundial. De un solo golpe, este Ajuste Global (AG) está desencadenando un proceso global de bancarrotas, desempleo y pobreza.
¿Cómo se está implementando? El cierre de la actividad productiva se presenta a los gobiernos nacionales como la única solución para resolver la pandemia de COVID-19. Este se convierte en consenso político, independientemente de las devastadoras consecuencias económicas y sociales. Los gobiernos nacionales están presionados para cumplir.
El bloqueo junto con la reducción del comercio y los viajes aéreos habían preparado el escenario. El cierre de las economías nacionales se ha llevado a cabo en todo el mundo a partir del mes de marzo, afectando simultáneamente a un gran número de países en las principales regiones del mundo. No tiene precedentes en la historia mundial.
Esta operación de cierre afecta las líneas de producción y suministro de bienes y servicios, actividades de inversión, exportaciones e importaciones, comercio mayorista y minorista, gastos de consumo, cierre de escuelas, colegios y universidades, instituciones de investigación, etc.
A su vez el cierre , conduce casi de inmediato a un desempleo masivo, quiebras de pequeñas y medianas empresas, un colapso del poder adquisitivo, pobreza generalizada y hambruna.
¿Qué puede ocurrir con una reestructuración de la economía global?
Esta a la vista los que significa un Ajuste Global según las reglas del FMI :
- Desestabiliza de las pequeñas y medianas empresas en todas las áreas principales de la actividad económica, incluida la economía de servicios, la agricultura y la manufactura.
- Deroga los derechos de los trabajadores desestabilizando los mercados laborales.
- Comprime los salarios (y los costos laborales) en los llamados «países desarrollados», así como en los países en desarrollo empobrecidos.
No hace falta decir que esta operación de Ajuste Global (AG) es mucho más perjudicial que el programa de ajuste estructural (SAP) del FMI-BM a nivel de un solo país. Es el neoliberalismo en su enésimo grado.
De un solo golpe la crisis de COVID-19 está contribuyendo a empobrecer a un gran sector de la población mundial.
¿Adivina quién viene al rescate?
Pues, claro el FMI y el Banco Mundial
Sin abordar las causas del colapso económico la directora gerente del FMI, Kristaline Georgieva, ha reconocido que la economía mundial se ha estancado,
«La OMS está para proteger la salud de las personas, el FMI está para proteger la salud de la economía mundial», ha declarado Georgieva.
¿Cómo pretende el FMI «proteger la economía mundial»? ¿Cuál es su «solución mágica»?
«Tenemos $ 1 billón como máximo de préstamos a todo el mundo». (FMI MD Georgieva, Conferencia de prensa a principios de marzo )
A primera vista, esta cantidad de dinero parece ser mucho dinero. No es cierto , es apenas un tercio de la inyectado por la Reserva Federal de Estados Unidos . Pero en última instancia, es también lo que podríamos llamar «dinero ficticio», lo que significa es:» prestaremos dinero y con el dinero que le prestamos ustedes deberán pagar lo que nos adeuda».
El resultado final es que la deuda externa (denominada en dólares) sube mucho.
El FMI ha declarado: “nuestro Fideicomiso de Contención y Alivio de Catástrofes proporcionará subsidios para el alivio de la deuda a nuestros miembros más pobres y vulnerables».
Es una declaración falsa, mentirosa. El objetivo de los prestamos es reponer las arcas de los acreedores, el dinero que se asigna solo está destinado al servicio de la deuda y al pago de intereses.
También el FMI ha dicho: «podemos prestar a países de bajos ingresos y a países emergentes de medianos ingresos hasta $ 50 mil millones».
No hay condiciones sobre cómo gastar el dinero. Pero todo este dinero aumenta la deuda y requiere un reembolso.
Los países están atrapados en una camisa de fuerza. Como siempre, el único objetivo del FMI es que se cumplan con las exigencias de los acreedores.
Esta es la solución neoliberal aplicada a nivel mundial: sin recuperación económica real, habrá más pobreza y desempleo en todo el mundo. La «solución» se convierte en la «causa». Se inicia un nuevo proceso de endeudamiento. Se produce una escalada de la deuda.
Cuanto más se presta, más se exprime a los países en desarrollo, más presiona EL DMI para que cumplan con las políticas neoliberales. Y, en última instancia, este es el objetivo del imperio estadounidense en quiebra.
La verdad tácita es que este billón de dólares de las instituciones de Bretton Woods está destinado a aumentar la deuda externa.
Como gran cosa, los ministros de Finanzas del G20 decidieron «suspender» el pago de las obligaciones de servicio de la deuda a los países más pobres del mundo.
La cancelación de la deuda ni siquiera se ha pensado. Todo lo contrario. La estrategia consiste en acumular más deuda.
Es importante que los gobiernos de los países adopten una postura firme contra la «operación de rescate» del FMI y el Banco Mundial.
La crisis global de la deuda en los países desarrollados
Se está desarrollando una crisis fiscal sin precedentes en todo el mundo. En los países llamados “desarrollados” hay altos niveles de desempleo y los ingresos tributarios están casi paralizados.
En el transcurso de los últimos 2 meses, todos los gobiernos nacionales se han endeudado. Por tanto, los gobiernos occidentales, así como los partidos políticos, están cada vez más bajo el control de los acreedores, quienes finalmente tomarán las decisiones.
Los gobiernos están “sometidos al dominio de la deuda”. Una deuda que no se puede pagar. En los Estados Unidos, el déficit federal «ha aumentado en un 26%, el más alto en 7 años. Unos 984 mil millones de dólares para el año fiscal 2019». Y esto es sólo el comienzo.
En los países del occidente capitalista, se ha producido una expansión colosal de la deuda pública. Se está utilizando para financiar los «rescates», las corporaciones» y “las redes de seguridad social» para los desempleados.
La lógica de los rescates es, en algunos aspectos, similar a la de la crisis económica de 2008, pero a una escala mucho mayor.
Irónicamente, en 2008, los bancos estadounidenses fueron tanto los acreedores del gobierno federal como los afortunados beneficiarios. La operación de rescate fue financiada por los bancos con el objetivo de «rescatar a los bancos». ¿Suena contradictorio? Pero fue así. Actos de magia del neoliberalismo “keynesiano”.
La privatización del estado
Esta crisis eventualmente precipitará la privatización del estado. Si no hacemos nada, los gobiernos nacionales estarán bajo el dominio del “Big Money”.
Paralizados por el aumento de las deudas, lo que está en juego es una eventual privatización de facto de toda la estructura estatal bajo la vigilancia de los intereses financieros. No obstante, se mantendrá la ficción de «gobiernos soberanos al servicio de los intereses generales ”.
El primer nivel será la privatización de los servicios que prestan los municipios (muchos de los cuales ya están parcial o totalmente privatizados). Los multimillonarios de Estados Unidos se sentirán atraídos por comprar, por ejemplo una ciudad entera (¿quizás Detroit?)
Varias ciudades importantes ya están al borde de la bancarrota. (Esto no es nada nuevo): “El alcalde de Vancouver ha indicado que teme la bancarrota de su ciudad”( Le Devoir, 15 de abril de 2020). Ahora la ciudad de Vancouver está en proceso de privatización.
En las ciudades más grandes las personas simplemente no podrán pagar sus impuestos: la deuda de la ciudad de Nueva York para el año fiscal 2019 es de una asombroso cifra: 91.56 mil millones de dólares .
A su vez, las deudas personales en Estados Unidos se han disparado.
«Los hogares de los Estados Unidos tienen colectivamente alrededor de $ 1 billón de deuda en tarjetas de crédito». Sin embargo no se toma ninguna medida para reducir las tasas de interés de la deuda en las tarjetas de crédito.
¿ Qué Nuevo orden Mundial?
El bloqueo y el cierre está empobreciendo tanto a los países desarrollados como a los países en desarrollo.
Literalmente destruye las economías nacionales. Desestabiliza todo el panorama económico. Socava las instituciones sociales, incluidas las escuelas y las universidades. Envía a las pequeñas y medianas empresas a la bancarrota.
¿Qué tipo de mundo nos espera?
¿Un diabólico «Nuevo Orden Mundial» en proceso como lo sugiere Henry Kissinger?: «la pandemia de coronavirus alterará para siempre el orden mundial»(3 de abril de 2020)
Para entender a que se refiere Kissinger hay que recordar algunas de sus palabras: «La despoblación debería ser la máxima prioridad de la política exterior de Estados Unidos para el Tercer Mundo»(Memorándum del Consejo de Seguridad Nacional de 1974).
Como vemos las implicaciones políticas del pensamiento supremacista de Kissinger son de largo alcance.
¿Qué tipo de gobiernos tendremos a raíz de la crisis?
Hay muchos malentendidos sobre la naturaleza de esta crisis.
Varios intelectuales progresistas ahora dicen que esta crisis constituye una derrota del neoliberalismo: «abre un nuevo comienzo para restaurar la socialdemocracia»
Muchos lo vemos como un «punto de inflexión potencial». La crisis podría abrir una oportunidad para construir el socialismo siempre y cuando el pueblo se empodere y luche.
Sin embargo, por el momento hay una evidencia el neoliberalismo no ha sido derrotado. Mientras no se coloque en cintura al capitalismo financiero su poder seguirá dominando. Los poderosos nunca han entregado las llaves de su sistema graciosamente.
Al contrario, los grandes poderes financieros quieren aprovechar la crisis privatizar lo que queda de Estado. Y en el ámbito de la “gobernanza” la tendencia es hacia formas autoritarias.
Estos son los problemas que debemos abordar. A partir de aquí necesitamos desarrollar una estrategia de lucha
Es cierto . Vivimos una oportunidad histórica . Pero no tenemos excusas . Es hora de confrontar las estructuras de poder del capitalismo global. Incluido el aparato militar de Estados Unidos y la OTAN, que una vez más esperan salir ganando después de la crisis.