LA DEFORESTACIÓN DESENFRENADA ESTÁ PROVOCANDO LA APARICIÓN DE NUEVAS PANDEMIAS QUE TIENEN COMO ORIGEN ANIMAL SILVESTRES
Michael Roberts, economista marxista británico
Ahora hay pruebas suficientes para establecer un fuerte vínculo entre la destrucción del medio ambiente y la aparición de nuevas enfermedades mortales como la Covid-19. De hecho, un número cada vez mayor de nuevas pandemias mortales afligirá al planeta si los niveles de deforestación y pérdida de biodiversidad continúan a sus actuales niveles catastróficos.
A esta conclusión llegaron los los científicos que presentarán sus respectivos informes a finales de este mes a la Cumbre de las Naciones Unidas sobre la Diversidad Biológica («Medidas urgentes en materia de diversidad biológica para un desarrollo sostenible»)
En la reunión, los delegados escucharán que la deforestación desenfrenada, la expansión incontrolada de la agricultura, la explotación de minas, el tráfico con mascotas exóticas y el comercio de animales silvestres están creando una «tormenta perfecta» para el contagio de enfermedades propias de la vida salvaje.
Casi un tercio de todas las nuevas enfermedades se han originado a través del proceso de cambio del uso de la tierra. Como resultado, cinco o seis nuevas epidemias al año podrían afectar a la población del planeta.
«Hay ahora toda una serie de actividades han creado esta crisis», dice Stuart Pimm, profesor de la Universidad de Duke. «La Covid-19, ha costado al mundo billones de dólares y ya ha matado a casi un millón de personas, por lo tanto se necesita una acción urgente».
Se estima que decenas de millones de hectáreas de selva tropical son devastados cada año para criar ganado, explotar depósitos minerales y cultivar palmas (para extraer aceite). Estas actividades ha conducido a la destrucción de la vegetación y la vida silvestre.
Y los bosques albergan innumerables especies de virus y bacterias, la mayoría desconocidas para la ciencia. Estos microbios pueden infectar a nuevos huéspedes, como el ganado doméstico y los seres humanos. El resultado puede ser una nueva enfermedad emergente.
El zoólogo David Redding, del University College of London, explica lo que sucede donde se están talando árboles: «los nuevos virus de los murciélagos y roedores provienen de los bosques arrasados, primero se infectan los animales de granja, luego la infección se transmite a los humanos».
En el pasado, los brotes de nuevas enfermedades permanecieron en zonas controladas. Sin embargo, el desarrollo de viajes aéreos baratos ha cambiado ese panorama y las enfermedades pueden aparecer en todo el mundo antes de que los científicos se den cuenta.
El profesor James Wood, jefe de medicina veterinaria de la Universidad de Cambridge explica » En el caso de la gripe porcina recorrimos el mundo varias veces antes de darnos cuenta de lo que estaba pasando. La conectividad global ha permitido que la Covid-19 se transmita a casi todos los países de la Tierra».
En un artículo publicado en Science el mes pasado, Pimm, Dobson (y otros científicos y economistas) proponen establecer un programa para vigilar el comercio con animales silvestres y reducir la deforestación.
Estos especialistas estiman que un programa de este tipo podría sumar unos 20 mil millones de dólares al año, un importe muy bajo considerando que la Covid-19, está costando billones de dólares a las economías de todo el mundo.
Un gasto de unos 260.000 millones de dólares a lo largo de 10 años reduciría sustancialmente los riesgos de otra pandemia. Esta cifra representa sólo el 2% de los 11,5 millones de dólares que se calcula costará la Covid-19 a la economía mundial. Además, este gasto tiene beneficio agregado: la reducción de las emisiones de dióxido de carbono que provocan la crisis climática.
Un informe reciente, del proyecto Nueva Economía de la Naturaleza dice: «Estamos llegando a puntos de inflexión irreversible para la naturaleza y el clima. Si no abordamos las crisis planetarias que se avecinan, se perderá una oportunidad crítica que nos permita evitar el peor de los escenarios posibles».
Las medidas para hacer frente a estos desastres ambientales es mucho menor que el gasto fiscal invertido en salvar puestos de trabajo y empresas con la actual pandemia.
Lo que no se menciona en ninguno de estos informes es que es el afán de lucro bajo el modo de producción capitalista rompe el necesario vínculo entre la actividad humana y la naturaleza. El problema no es «la tala, el desmonte, la minería ilegal y los mercados de vida silvestre. El problema estructural es la irracional expansión de las fuerzas productivas bajo el capitalismo.
Hoy, a la tala y desmonte de bosques realizados por transnacionales, hay que sumar la actividad de muchos campesinos pobres que no pueden ganarse la vida ya que su tierra y la tecnología pertenecen a las grandes empresas. Detrás de esto está que acumulación capitalista produce un desarrollo muy desigual en todos los ámbitos.
Hace más de 140 años, Friedrich Engels observó cómo van de la mano la propiedad privada de la tierra, el afán de lucro y la degradación de la naturaleza : “La tierra es la primera condición de nuestra existencia. Por tanto hacer de la tierra un objeto de negocio fue y es una inmoralidad superada sólo por la auto-alienación”. Una vez que la tierra es mercantilizada por el capital, el suelo queda sujeto a la explotación igual que el trabajo.
La ciencia nos ayuda a entender lo que está sucediendo. Según Engels, «cada día que pasa aprendemos a entender las leyes naturales más correctamente y también conocemos las consecuencias inmediatas y remotas de la feroz interferencia del capital con el curso habitual de la naturaleza. … al analizar los hechos históricos, estamos aprendiendo a tener una visión clara de los efectos sociales indirectos, de nuestra actividad productiva, por lo cual se nos ofrece la posibilidad de dominar y controlar también estos efectos».
Pero, hoy los informes de los científicos de la próxima reunión de la ONU no son suficientes. La ONG “Rebelión Extinción” emitió recientemente una declaración diciendo que «No somos un movimiento socialista. No confiamos en una sola ideología, confiamos en que el pueblo encuentre el mejor futuro para todos».
Bueno, tal vez la ONG “Rebelión Extinción” no reconoce que la batalla para salvar el planeta está conectada con el reemplazo del modo de producción capitalista. Pero este punto de vista contrasta, con la opinión de la activista Greta Thunberg, que recientemente declaró: «La crisis climática y ecológica no puede ser resuelta dentro del sistema político y económico actual. Esta no es una opinión. Es un hecho».
Como dijo Engels: «Para llevar a cabo el control se requiere algo más que el conocimiento. La ciencia no es suficiente. Se requiere una completa revolución en el modo de producción hasta ahora existente, y con ello de todo el orden social contemporáneo.»