Por Pepe Escobar, periodista experto en el lejano oriente
A principios de esta semana se realizó una reunión que podría ser trascendental: la video-cumbre Pekín-Bruselas-Berlín
En Beijing, estaba el presidente Xi Jinping. En Berlín, la canciller Ángela Merkel. Y en Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen. Los chinos catalogaron el evento como “la primera cumbre de este tipo en la historia».
En realidad, fue la segunda reunión de alto nivel de los líderes chinos y europeos en dos meses. Y tuvo lugar pocos días después de una gira de alto nivel del canciller Wang Yi por Francia, Alemania, Italia, Holanda y Noruega, y la visita del poderoso “Yoda” del Consejo de Estado, Yang Jiechi, a España y Grecia.
El Santo Grial de todas estas reuniones- presenciales y virtuales- es el tratado de inversión China-UE. Como durante seis meses Alemania encabeza la presidencia de la UE, Berlín quería que el tratado se firmara en una cumbre en Leipzig este mes (con los 27 países de la UE-27 y China). Pero Covid-19 tenía otros planes.
Así que la cumbre se convirtió en una videoconferencia. Se supone que el tratado todavía debe firmarse antes de finales de 2020.
Agregando una nota interesante, la mini-cumbre ocurrió un día antes que el primer ministro Li Keqiang asistiera a un Diálogo Virtual con Líderes Empresariales, promovido por el Foro Económico Mundial (WEF). No está claro si Li haya discutido las oscuridades del Gran Reinicio con Klaus Schwab, Tampoco se sabe si China lo suscribe.
Estamos «todavía comprometidos»
La video-cumbre UE-China fue notable por su discreción. La UE, oficialmente, considera a China como un socio esencial y un «rival estratégico». Bruselas es inflexible en su voluntad de «cooperar» mientras defiende sus «valores» en derechos humanos.
En cuanto al Tratado de Inversión – que se viene negociando desde hace siete años – Úrsula von der Leyen dijo que “todavía queda mucho por hacer”.
Lo que la UE quiere esencialmente es un trato de igualdad para sus empresas en China, un trato similar que recibirían las empresas chinas dentro de la UE. Los diplomáticos confirmaron que las áreas clave son las telecomunicaciones, el mercado del automóvil, (que debería estar totalmente abierto), y el fin de la competencia “desleal” del acero chino.
La semana pasada, el director de Siemens, Joe Kaeser, lanzó una admonición extra. Dijo al periódico Die Zeit, «condenamos categóricamente toda forma de opresión, de trabajo forzoso y de atentado a los derechos humanos», refiriéndose a Hong Kong y a Xinjiang.
Eso afirmación causó molestia en los círculos diplomáticos. Al menos el 10% del negocio de Siemens se genera en China, donde la empresa está presente desde 1872 y emplea a más de 35.000 personas. Siemens se vio obligada a declarar públicamente que «todavía está comprometida» con China.
China ha sido el principal socio comercial de Alemania desde 2017, por delante de Francia y Estados Unidos. Así que no es de extrañar que las campanas de alarma suenen de vez en cuando. En enero del año pasado el Presidente de la Confederación de Industrias Alemanas, definió por primera vez a China como un «competidor sistémico», y no solo como un «socio». Su preocupación la concentró en las “distorsiones” del mercado y en las barreras a la competencia alemana dentro de China.
La video-cumbre tuvo lugar mientras la guerra comercial desatada por Washington contra Beijing alcanza proporciones de una Guerra Fría 2.0. Extraoficialmente los diplomáticos de la Unión Europea, admiten que están atrapados en el medio y, que la única estrategia posible es tratar de promover sus intereses económicos mientras insisten en la panacea de los derechos humanos.
La demanda de la UE se justifica por las opiniones de los “observadores independientes” que afirman la existencia de «campos de concentración» en la región autónoma de Xinjiang.
El yihadismo Uigur
El “establishment” atlantista ha desatado una campaña feroz y sin límites para construir una oscura narrativa: Beijing estaría llevando a cabo nada menos que un genocidio cultural en Xinjiang.
Aparte de la retórica del gobierno de Estados Unidos, la campaña la llevan a cabo influyentes think tanks estadounidenses que publican informes que se vuelven virales en los medios corporativos occidentales.
Uno de estos informes cita “relatos de primera mano de uigures” que afirman que algunos uigures son “empleados” en trabajos forzosos. Como resultado,” la cadena de suministro global”, según estos informes, “probablemente esté contaminada con el trabajo forzoso”.
La palabra clave es la palabra «probable». Lo mismo sucede con Rusia, por que es «probable» que haya interferido en las elecciones estadounidenses y «probablemente» haya envenenado a un opositor del Kremlin».
No hay forma de verificar la exactitud de las fuentes citadas en estos informes, pero resulta que están convenientemente financiados por «múltiples donantes interesados en el comercio en Asia».
¿Quiénes son estos donantes? ¿Cuál es su agenda? ¿Quién se beneficiará del «comercio en Asia» que están impulsando?
Entre mis prioridades de viaje para este año estuvo recorrer Xinjiang . Luego lo descarté por la Covid-19. Quiero verificar por mi mismo todo lo que está sucediendo realmente en el Lejano Oeste de China.
Tal como están las cosas, los «influencers» estadounidenses en la UE están teniendo el campo despejado para imponer su narrativa sobre el “trabajo forzoso uigur”, lo que en otras palabras significa que las ropa que usan los europeos «podrían» ser hecha con trabajos forzados. .
Está claro que los atlantistas no se molestarán en ofrecer el contexto de la situación política en Xinjiang , donde China está luchando contra un terrorismo yihadista organizado.
En los viejos tiempos de al-Qaeda, visité y entrevisté a yihadistas uigures encerrados en una prisión construida por los muyahidines bajo el mando del comandante Masoud en el valle de Panjshir. Todos habían sido adoctrinados por imanes que predicaban en madrazas financiadas por Arabia Saudita, en Xinjiang.
Más recientemente, los uigur salafistas-yihadistas han estado muy activos en Siria: al menos 5.000 según la embajada de Siria en Beijing.
Beijing sabe exactamente lo que sucedería si regresaran a Xinjiang, tanto como Moscú sabe exactamente lo que sucedería si los yihadistas chechenos regresaran al Cáucaso.
Por tanto, no es de extrañar que China tenga que actuar. Esto incluye el cierre de las madrazas, la detención de imanes y el arresto de yihadistas.
Occidente olvida convenientemente que el Partido Islámico de Turkestán (TIP), declaró un Emirato Islámico ( al estilo ISIS / Daesh) en noviembre de 2019 en Idlib, en el noroeste de Siria. El TIP se fundó en Xinjiang hace 12 años y ha estado muy activo en Siria desde 2011, exactamente el mismo año en que afirmaron ser responsables de una operación terrorista en Kashgar que mató a 23 personas.
Es más que patético es la actual reacción de Occidente. Sólo ahora parece preocuparse por la situación de los uigures musulmanes. Directa o indirectamente con » la guerra contra el terror » las fuerzas militares occidentales han matado y obligado a desplazarse a millones de musulmanas en Oriente Medio y África.
Más esclarecedor es recordar la historia.
Hace ya mucho tiempo, en el otoño del lejano 821, la princesa Taihe ( hermana de un emperador de la dinastía Tang) montó en un camello, acompañada por sus asistentes femeninas, desde el palacio de Chang’an hasta la tierra de los Uigures.
La princesa Taihe había sido elegida como un tributo viviente. Y estaba en camino de casarse con el uigur Kaghan, para cimentar la amistad de sus pueblos. Ella venía del este, pero su vestido y adornos eran del oeste, una indumentaria propia de las estepas y los desiertos de Asia Central donde viviría toda su nueva vida.
Por cierto, ya en esa época los uigures y la dinastía Tang eran aliados. Y han seguido siendo aliados en los siglos venideros.