SUSAN WATKINS, EDITORA JEFE DE LA REVISTA NEW LEFT REVIEW
¿ CAMBIO DE PARADIGMA?
Desde el año cero de la pandemia, el Reino Unido y la Unión Europea ha adoptado programas de recuperación económica que marcarían, según sus incondicionales, un punto de inflexión histórico. El programa de la UE, “Next Generation” promete 750.000 millones de euros para ayudar a los estados miembros con una recuperación de carácter ecológica y digitalizada. La suma es relativamente modesta, pero, el proyecto otorga a la Comisión Europea el poder de apalancar su presupuesto solicitando préstamos a los mercados financieros.
Esta oferta inicial es el extremo de una cuña transformadora. ‘Si la UE pide prestados 500.000 millones de euros este año, luego podría pedir prestado otro billón de euros para un fondo de inclusión digital, y luego tal vez, 2 billones de euros para la electrificación de vehículos o 3 billones de euros para un fondo integral para el cambio climático”. Para Anatole Kaletsky, ex editor de economía del Times de Londres. “Next Generation” representaría; «un momento hamiltoniano, como lo ocurrido en 1790 en Estados Unidos, una deuda que podría ser el catalizador para una unión continental más profunda” (1).
Next Generation” se adoptó formalmente el 11 de febrero de 2021, y está pendiente de ratificación por parte de los estados miembros. Un mes después, el 11 de marzo, Biden promulgó un Plan de Rescate de $ 1,9 billones, este programa otorga $ 1,400 a los estadounidenses que ganan menos de $ 75,000 al año, así como una asignación mensual por hijos, seguro médico de emergencia y un beneficio de desempleo semanal de $ 300. Otros $ 750 mil millones se destinarán a vacunas y apoyo estatal / municipal.
A finales de marzo, Biden dio a conocer un plan de empleo estadounidense de otros 2 billones de dólares, y un ‘cambio de paradigma’ en la inversión en infraestructuras, transportes, red eléctrica, banda ancha rural, energía limpia, vehículos eléctricos, i + d, todo “para ganar la competencia con China” (2).
Las comparaciones con Franklin Delano Roosevelt y Eisenhower no se hicieron esperar. El programa de Biden fue calificado «casi tan histórico como la pandemia que busca mitigar», por el Financial Times. No es simplemente; “un esfuerzo mayor para combatir la pobreza en una generación” (New York Times) sino también, “un cambio radical en la política de los Estados Unidos” (Washington Post), y “el amanecer de una nueva era económica, un cambio estructural del consenso neoliberal” (3).
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Después de tantos falsos amaneceres, las afirmaciones sobre el fin de la era neoliberal hay que tomarlas con una pizca de sal. Un primer paso para evaluarlos es distinguir analíticamente entre, primero, la implementación de las políticas neoliberales, segundo, la prevalencia de ideologías neoliberales y tercero, las operaciones de las economías capitalistas.
El discurso político habitual, que sustituye el termino capitalismo por “neoliberalismo » como tal corre el riesgo no solo de barrer los conocimientos adquiridos durante más de un siglo de investigación sobre la dinámica del modo de producción y reproducción del capitalismo, sino que también difumina el hecho que las prácticas anunciadas como «post-neoliberales» son aún decididamente pro-capitalistas.
Delimitando el término ‘neoliberal’ a la escuela de pensamiento de Mont Pèlerin, debemos preguntarnos cuáles de sus políticas han sido abandonadas y cuáles siguen en uso.
Como regla general: un principio central del pensamiento neoliberal es que la regulación del mercado debe evitar todo lo posible la presión popular, porque esta presión distorsionará el funcionamiento de la economía. El deber de los gobiernos sería liberar la actividad económica de estos obstáculos, mediante la desregulación, privatización o mercantilización, para asegurar así, el movimiento libre del capital y una reserva de mano de obra barata.
Los regímenes neoliberales siempre han tenido preocupaciones más amplias que el mercado por sí solo. Tomemos por ejemplo a Estados Unidos: Este país ha compartido con el Reino Unido la infraestructura imperial, la defensa de Israel, la “guerra contra las drogas y contra el terrorismo”, las restricciones a la inmigración, así como políticas que distorsionan el mercado a su favor.
Todas estas políticas exceden o contradicen las prescripciones de los discípulos de Mont Pèlerin. Como ideología más amplia, el neoliberalismo se ha complementado con afanes ajenas a la economía de mercado: nacionalismo (bajo Reagan y Thatcher) o diversidad multicultural (Biden). Mientras tanto, la dinámica capitalista ha seguido desarrollándose de acuerdo con sus propias leyes, intensamente competitivas y destructivas. Podemos rastrear brevemente las trayectorias de tres factores del sistema: políticas, ideologías, economías.
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Los primeros actos de esta historia son bastante familiares. Las recetas neoliberales ganaron influencia en la década de 1970 como una solución a los problemas causados por el éxito del capitalismo fordista durante la Guerra Fría.
Los dinámicos centros de producción en Alemania y Japón estaban socavando a las multinacionales estadounidenses, que querían una mano más barata , en casa y en el extranjero. El sistema de Bretton Woods se estaba convirtiendo en un grillete, ofreciendo una palanca geopolítica a estados capitalistas competidores de Estados Unidos.
De ese momento en adelante, un dólar fiduciario vendría a colocar las palancas del orden monetario mundial en manos de los tecnócratas-financieros de la Reserva Federal (FED).
Operando en un mundial desigual, la aplicación práctica de las políticas neoliberales fue moldeada por las condiciones político-económicas, culturales e ideológicas imperantes: en Chile, bajo Pinochet; en el Reino Unido, bajo Callaghan y Thatcher; en Estados Unidos , bajo Carter y Reagan; en la UE , bajo los criterios de convergencia del Tratado de Maastricht; en los endeudados países del Tercer Mundo, de manera más destructiva, bajo los auspicios del Banco Mundial y el FMI ; en Japón, más discretamente, bajo el FOM; en China, con más cautela, bajo Deng.
Después del colapso la Unión Soviética, la socialdemocracia se reescribió en gran medida como un proyecto neoliberal cosmopolita y «progresista»(4). En esta etapa se podría hablar de una ideología neoliberal amplia, o una constelación de ideologías neoliberales (diferentes al llamado Consenso de Washington)
La década de 1990 conoció una forma sin precedentes de un capitalismo multinacional y centralizado, con tasas de interés mundiales controlados desde el edificio Eccles en Washington DC. Las nuevas concentraciones de la industria manufacturera llenaron la Cuenca del Pacífico Asiático, aprovechando los subcontratistas y la mano de obra china.
Con un mercado laboral globalizado, los salarios estadounidenses y los precios al consumidor se vieron licuados por una baja considerable. La débil demanda fue estimulada por préstamos de una gigantesca superestructura financiera, que se alimentaba por los dólares que ganaba en China. La inserción de la UE en los mercados mundiales, también fue impulsada por la mano de obra de bajo costo del ex “Comecon” y, una moneda única milagrosamente barata para Alemania.
Era un modelo de capitalismo basado en la manufactura globalizada, las ganancias financiarizadas y la demanda impulsada por la deuda. En Oriente, la inversión prodijo un aumento sin precedentes en los niveles de vida, mientras que en Occidente el modelo se caracterizó por precios de activos inflados, caída de salarios reales y una deuda creciente, lo que en 2008 socavó a un sector bancario atlántico híper-apalancado.
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Aunque durante la crisis financiera y la gran recesión, las posiciones políticas diferían en ambos lados del Atlántico, ni el Secretario del Tesoro de EEUU, ni los Ministros de Finanzas de la UE, se desviaron de los principios neoliberales. En la Eurozona, la creciente autonomía del BCE representó más poder para una autoridad supranacional, que muy distante de la presión popular, impuso su política Fiscal sin compasión a gobiernos democráticamente electos.
Las palabras de los economistas Harvard se convirtieron en un artículo de fe: “una deuda pública superior al 90 por ciento del PIB reducirá a la mitad el crecimiento futuro”. (5) Los programas masivos de flexibilización cuantitativa y las tasas de interés cercanas a cero de la FED coincidieron con los consejos Milton Friedman a Japón, que nunca tuvieron el efecto que él predijo. De hecho, Japón no se reinició su crecimiento, ni todo Occidente lo hizo después 2010. (6)
Sin embargo, las soluciones monetaristas se convirtieron en una característica estructural de las economías capitalistas avanzadas, orquestadas todas por los principales bancos centrales bajo la batuta de la FED. Cualquier paso en falso provocaba trastornos en el sector financiero.
En la década de 2010, se instaló un nuevo régimen de acumulación como solución a la crisis financiera: una forma de capitalismo globalizado, financiarizado, impulsado por la deuda y ahora monetizado de forma centralizada. Los mercados bursátiles en alza, respaldados por billones de dólares y una recuperación anémica, con una inversión nacional débil, impulsaron desigualdades de clase tremendamente divergentes.
La zona euro, que opera con políticas relativamente más conservadoras, cayó en una doble recesión. La excepción a la austeridad, posterior a 2008, fue China que aplicó un estímulo fiscal sin precedentes- de más del 16% de su PIB. Las tasas de rendimiento ‘normales’, en comparación con el casi cero en Occidente, absorbieron los fondos globales y la inversión de capital en China aumentó a $ 6 billones en 2018. Una cifra muy alta si se compara con los $ 4 billones de inversiones en Estados Unidos.
Aunque los niveles de desigualdad aumentaron, los salarios de los trabajadores chinos continuaron aumentando en un 10 por ciento anual, mientras la inflación fue inferior al 3 por ciento. Alternando, entre enfriar la economía y calentarla, haciendo malabarismos con las tasas de interés -para atender a las empresas sobre- endeudadas y evitar la fuga de capitales – el PCCh apuntaló simultáneamente la soberanía económica y abrió su mercado de capitales a los inversores extranjeros. (7)
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Las políticas neoliberales continuaron sin inmutarse en la década de 2010, pero la ideología neoliberal sufrió un duro golpe. Las fuerzas populistas de derecha – ya sean nacional-imperiales, católicas-conservadoras o carismáticas-autoritarias, por un lado y el populismo de izquierda por el otro -ya sean socialdemócratas o anarquistas-cosmopolitas- NO son anticapitalistas, sino estridentemente anti-neoliberales.
En ese escenario la campaña de Trump, para “hacer grande” el capitalismo estadounidense, apeló a un sistema de tasas nacional-imperial y a una política de inmigración étnica. Sanders y Corbyn, desde el populismo de izquierda, prometieron fortalecer la posición de los trabajadores a través de un salario mínimo y mejores prestaciones sociales.
A ambos lados del Atlántico, las intelectuales liberales reaccionaron con consternación al populismo, olvidando, intencionadamente, las condiciones que lo provocaron. Los políticos “bien-pensantes” se alarmaron. En Europa, el tono fue a menudo amargamente anti-populista.
Esta línea de pensamiento se remonta a los sociólogos de la era Blair-Clinton: a la tercera vía de Anthony Giddens, reformulada por Ulrich Beck en su libro “La Sociedad del Riesgo”. Ambos intelectuales identificaban a aquellos lo suficientemente flexibles para prosperar y aquellos condenados al fracaso por la “modernidad”.
La Europa de la década de 2010, adquirió poco a poco una forma más polarizada y politizada. El Manifiesto de Guy Verhofstadt y Daniel Cohn-Bendit por una “revolución post-nacional” fue un ejemplo agresivo de un “neo-liberalismo euro-cosmopolita”, que pedía «más Europa» en respuesta a la revuelta populista.
En el período previo a las elecciones al Europarlamento de 2019, en las que se predijo (erróneamente) que triunfarían los partidos populistas, Macron publicó un llamamiento para una ‘Conferencia para Europa’ basada en los mismos tropos que Verhofstadt y Cohn Bendit, pero aun más europeísta. (8)
En Estados Unidos, la literatura equivalente estaba más desesperada. Los títulos de los libros se centraban en los problemas económicos: “What Went Wrong with America”, de Thomas Friedman, “The Rise and Fall of American Growth”, de Robert Gordon , “The Great Stagnation o The Complacent Class” , de Tyler Cowen. De hecho la crítica de Thomas Piketty a la desigualdad (El capital en el siglo XXI) tuvo un sorprendente éxito de ventas de mediados en Estados Unidos.
Y después de la victoria de Trump, el declive estadounidense fue catalogado como civilizacional: “The Fate of the West”, de Bill Emmott”, “Retreat of Western Liberalism”, de Edward Luce , How Democracies Die de Steven Levitsky y Daniel Ziblatt, Fukuyama’s Identity: The Demand for Dignity and the Politics of Resentment.
Todos estos textos expresaban preocupaciones comunes sobre el tejido social deshilachado de Estados Unido; detallando las muertes por desesperación, la crisis de los opioides, la difícil situación de la clase trabajadora, que empeorará aún más con la robotización y la IA. La agenda común de estos intelectuales – muy moderada a la luz del declive imperial- estaba, sin embargo, más preocupada por la renovación social que lo que ocurría en Europa: apoyo a las familias, formación profesional, energías renovables, aumento de la I + D, un mejor nivel de prestación social, impuestos más justos, nacionalismo más inclusivo.
De manera crucial, durante los años de Trump, se produjo un gran acuerdo entre los liberales estadounidenses galvanizado por la urgencia geopolítica. Desde, aproximadamente 2018, la élite política estadounidense pasó de deplorar los aranceles de Trump a un consenso cada vez más duro contra China.
El trauma que Trump provocó un cambio de línea entre los principales pensadores demócratas, que hicieron reevaluación crítica de la Gran Recesión por parte de Obama. Históricamente, dijeron, los cambios en la gran estrategia estadounidense habían requerido un cambio en la filosofía económica, del mercantilismo al keynesianismo en la década de 1940, y de este al neoliberalismo en la década de 1970. Una nueva corrección estaba significativa atrasada. Había que hacerla
La subinversión ahora representaba una amenaza mayor para la seguridad nacional que la deuda. La inversión en infraestructura, tecnología, innovación y educación podría determinar el resultado de la competición con la República Popular China. El neoliberalismo había provocado trastornos internos y puntos ciegos; la seguridad nacional de Estados Unidos dependía de un nuevo modelo económico. (9)
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Cuando el COVID golpeó en 2020, el primer reflejo de las autoridades de ambos lados del Atlántico fue la protección del capital. El BCE desplegó un programa de compra de activos por valor de 750.000 millones de euros, amplió la compra de deuda corporativa y redujo drásticamente los requisitos de garantía para los bancos. (10)
En EEUU, cuando el mercado de valores cayó el Tesoro rápidamente congeló la Bolsa y la Reserva Federal inició una operación de inyección de dinero de $ 6.6 billones de dólares. Continuadamente tanto de día como de noche operaciones “back-stopped” por más de 1 billón de dólares, entregaron préstamos de emergencia a los grandes bancos, se relajaron los requisitos regulatorios y se apalancó en $ 454 mil millones a las corporaciones no financieras. (11)
A diferencia de 2009, esta generosidad monetaria estuvo respaldada por un gasto estatal sin precedentes basado en la deuda, una clara ruptura con las políticas de austeridad, aunque declaradamente temporal, fue justificada por las circunstancias extraordinarias de la pandemia.
La confianza generada por una década de impresión de dinero por parte de los Bancos Centrales apuntaló está decisión. Este giro en las políticas fiscales globales no tuvo color ideológico. Los tres campeones del liberalismo: Trump en la Casa Blanca, Boris Johnson en el Reino Unido y Shinzo Abe en Japón, gastaron el porcentaje más alto de la historia de sus respectivos PIB.
Entre marzo y diciembre de 2020, la Administración Trump dispuso 3,5 billones de dólares en gastos adicionales para combatir la pandemia. Eso si, el despliegue de la ayuda fue a menudo caótica debido a que administraciones estatales y locales están ya muy deterioradas. (12)
En Gran Bretaña, el gobierno de Johnson gastó 72.000 millones de libras en planes de apoyo al empleo durante los largos bloqueos de 2020, aunque no logró salvar al país de una de las recesiones más profundas de su historia y a tasas de mortalidad muy altas.
En Japón, el gobierno de Abe entregó ayudas en efectivo de 100.000 yenes por persona (alrededor de 1.000 dólares) al comienzo de la pandemia, además efectuó
transferencias a empresas y subsidios salariales. La UE suspendió su freno a la deuda pública; el déficit alemán aumentó al 11 por ciento. Pero, en China, a diferencia de 2009, el estímulo fiscal fue modesto y el dinero se destinó principalmente a medidas sanitarias de emergencia y al apoyo a los presupuestos provinciales. (13)
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Sin embargo, no fueron los programas de Trump, Johnson y Abe los que provocaron entusiasmo, sino los planes más pequeños impulsados por Merkel y Joe Biden. En ambos casos hubo un elemento de oportunismo político ya que, inicialmente, estos líderes se mostraron abiertamente reacios a tomar medidas excepcionales.
En marzo de 2020, Merkel estaba en la línea dura oponiéndose a mutualizar la deuda de la eurozona. Precisamente en los momentos que aumentaban las tasas de COVID en Lombardía – con salas de cuidados intensivos colapsadas- la Alemania de Merkel bloqueaba la exportación de equipo médico y se aseguraba que la línea de crédito para los estados más afectados pasara por el punitivo Mecanismo de Estabilidad Europeo, forjado en el apogeo de la crisis de la Eurozona. (14)
En la reunión del Consejo Europeo de marzo de 2020 (encuentro mensual de los jefes de estado de la UE), Merkel descartó el ‘bono corona’ de deuda mutualizada respaldado por Francia, Italia y España, y la presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, lo llamó «un eslogan». El rechazo alemán provocó una explosión de ira en Italia: «China ofrece más ayuda que Bruselas», dijeron los italianos.
¿Qué causó el cambio de Merkel en la siguiente reunión de abril?
Alemania asumía la presidencia rotatoria del bloque: era el último mandato de Merkel como jefe oficial de Europa (no sólo entre bastidores). Era la última oportunidad de sellar un legado europeísta, después de la tensa década donde impuso la disciplina del Bundesbank a las poblaciones de Grecia, España, Italia, Irlanda y Portugal, y también de llegar a sórdidos tratos con Erdogan para vigilar a los refugiados de las zonas de guerra donde la Luftwaffe había participado en criminales bombardeos.
Una vez que Alemania cambio de posición, todas las fichas de dominó cayeron. A Macron, a menudo despreciado por Berlín, se le concedió la pompa de una cumbre franco-alemana que le permitiera presumir de su victoria diplomática y ampliar su estrecha ventaja sobre Le Pen. Una nerviosa Úrsula von der Leyen se apresuró a asegurar una supervisión completa de los pagos, escondiendo el paquete “Next Generation” dentro del opaco presupuesto de la UE 2021-27.
Según los estándares de la UE, la aprobación legislativa de “Next Generation” fue rápida. Pero, el paquete fue bloqueado temporalmente por Austria, los Países Bajos, Dinamarca y Suecia. Como explicó el austriaco Sebastian Kurz, los Cuatro Frugales se oponían a «una mutualización de la deuda por la puerta trasera» porque esto “recompensaría a los países mediterráneos que han sido irresponsables”.
Los holandeses querían sanciones más duras contra Polonia y Hungría por no cumplir con los estándares políticos de la UE .(15) En una reunión maratónica (julio de 2020) los Cuatro fueron “comprados” con reembolsos al estilo Thatcher; un ‘freno holandés’ que permitía a los estados controlar las propuestas de gasto de las demás naciones y un gesto de advertencia para Budapest y Varsovia. Los líderes europeos podrían felicitarse: el paquete Next Generation no se habría aprobado si Gran Bretaña hubiera pertenecido a la Unión Europea.
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Por largos años Joe Biden sostuvo públicamente que no se podían aceptar el déficit en las cuentas públicas. (16) En diciembre de 2020, respaldó un plan de rescate con pagos directos de sólo $ 600 por persona (17). Pero llegando al gobierno Biden cambió su anterior posición: con el actual Plan de Rescate, según muchos a la izquierda el cambio fue producto de la presión “popular”. (18) Sin duda, una nueva izquierda energizada, con plataformas en el Congreso y una creciente fuerza en las primarias, ayudó a cambiar los parámetros discursivos de Biden.
Pero, la presión más grande provino del populismo económico redescubierto por Trump. Ese populismo fue la clave para su éxito en 2016. Como sabemos Trump, al asumir el gobierno, abandonó ese populismo en favor de recortar los impuestos a los más ricos (tan propio de los Republicanos) hasta que el año 2020 trajo una conjunción letal para el establishment; la pandemia y las elecciones.
Las “autopsias electorales” realizadas por demócratas después del estrecho resultado de noviembre encontraron capas de votantes que agradecían a ‘Papa Trump’ por las ayudas durante la pandemia (19). Los tweets de Trump decían: “Simplemente quiero que nuestra gente reciba $ 2,000, en lugar de los miserables $ 600 que ahora están en el proyecto de ley enviado por los demócratas”.
Los candidatos demócratas en la segunda vuelta de Georgia, que determinarían el control del Senado, lo convirtieron en una promesa de su campaña. En el último minuto, Biden dio media vuelta y dijo en Atlanta: su eligen a los demócratas los cheques por dos mil dólares saldrán de inmediato a sus casas».
Hasta ese momento las ayudas habían favorecido principalmente a las élites corporativas, mediáticas y políticas. Pero en las elecciones de 2021, fueron los votantes los que se beneficiaron con los “famosos” 2.000 dólares. Esta medida contrastaba con el conservadurismo europeo
Desde la derrota de Grecia en 2015, la revuelta electoral populista en Europa ha ido generalmente de la mano de la pasividad social; Francia es una excepción. Las salas de reuniones de la UE están deliberadamente aisladas del clamor popular. El Fondo de Recuperación Next Generation está diseñado para ser controlado estrictamente por tecnócratas no responsables democráticamente. La reñida competencia electoral en EEUU, con un pueblo enfurecido que se hace oír- tanto en las luchas laborales como en oleadas de protesta social- indica un momento diferente. El pueblo movilizado ha creando sus propios tribunos y militantes de la protesta social.
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¿Qué pasa con los programas de recuperación económica por el COVID?
La asimetría a escala es importante; EEUU está destinando, a la recuperación económica, un 250 por ciento más dinero que la Unión Europea. Pero, el American Rescue Plan esta aún muy lejos de las prestaciones sociales que se dan en Europa. Las asistencias por desempleo estadounidenses son desesperadamente bajas según los estándares de la OECD: menos de una décima parte que las del Reino Unido. Como proporción del PIB, el gasto social en Francia e Italia es un 50 por ciento más alto que el de EEUU. El gasto público en las familias estadounidenses es apenas una cuarta parte de los niveles que alcanza en Alemania, Francia y Gran Bretaña. (20)
Cuando golpeó la pandemia, con la misma ferocidad en ambos lados del Atlántico, el desempleo en Estados Unidos se disparó, pasando de menos del 4% a más del 14% en abril de 2020, y actualmente se estima en un 10%. (21) Debido en parte a los programas de licencia y al trabajo de corta duración a gran escala, el desempleo en la zona euro aumentó menos de un punto porcentual, del 7,4 al 8,1 por ciento. (22)
Por otra parte, el American Rescue Plan aumentará los ingresos del 20% más pobre en un tercio en 2021, y el 60% más pobre en más de una décima. (23) Aparentemente, el enviar pagos directos a los jefes de hogar y cada uno de sus dependientes ha sido una solución, sin embargo, como se trata de pagos únicos o temporales dejaran inalterada la reproducción sistémica de la desigualdad (24)
El Plan que se esconde es «dar cierto bienestar sin estado del bienestar» Los cheques de ayuda son eclipsados por los más de 4 billones de dólares que ganó el 1 por ciento en 2020, una cifra astronómica sólo como consecuencia de un rescate que impulsó a la bolsa de valores a alturas récord. (26)
El American Jobs Plan propone ayudas para las ‘comunidades desatendidas’, pero les asigna solo $ 32 mil millones, el 6 por ciento del total. Promete otros $ 400 billón a las personas mayores, hoy una industria altamente rentable. (27) Pero, el énfasis en la inversión federal en vecindarios negros y pardos representa un cambio más allá de la ‘igualdad de oportunidades’ , de alguna manera es una apuesta a favor de la diversidad y la inclusión.
Pero, la relación entre el capital y trabajo todavía se inclina fuertemente hacia las grandes empresas. La ley de cuidados tiene un colchón de $ 4.5 billones de dólares destinado a las corporaciones, financiando lo que Nouriel Roubini ha llamado a una recuperación de los activos en forma de K. Mientras tanto, cada día que pasa, se alargan las colas de los pobres en los bancos de alimentos. (28) En resumen, los planes de recuperación de Biden solo levantan una parte de la K.
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A pesar de los estabilizadores sociales, el costo económico del COVID ha sido mucho peor en Europa: una contracción de la zona euro del –7,2% del PIB en 2020, en comparación con el – 3,4% en Estados Unidos. (29) En parte es el resultado de los confinamientos más duros en Europa, por un lado, y de la Leyes de cuidados, por el otro.
Pero también habla de una recuperación más lenta, de la zona euro, después de 2009. Para el 2019, el PIB creció un 2,2 por ciento en EEUU. Las tasas de crecimiento de la eurozona – ralentizadas desde 2017 por Alemania e Italia- se situaban en el 1,3% en vísperas de la pandemia.
Con el anuncio del plan de Biden, la OCDE predijo que el PIB – a fines de 2022- subiría en EEU en un 1 por ciento por encima de época PRE-COVID y que en la zona euro estaría un 2% por debajo del 2019. (30)
¿Cómo afectará la NEXT GENERATION a Europa?
La verdad, es que afectará muy poco. El componente de subvención de la Next Generation es de apenas 310 000 millones de euros, que se distribuirán entre 2021 y 2023. (31)
Las subvenciones serán administradas por la Comisión a través del sistema Semestral Europeo, un mecanismo ordo-liberal-disciplinario creado en 2010 para controlar los presupuestos nacionales durante la crisis de la eurozona. Por tanto, las políticas de la UE no son una ruptura con las recetas neoliberales, sino una extensión de su alcance.
La Comisión ya ha planificado el gasto: el 37% se destinará a programas ecológicos y el 21% a actualizaciones digitales, independientemente de las necesidades nacionales. Se supone que los estados miembros deben presentar los presupuestos para Next Generation para se aprobados de la Dirección General de Asuntos Económicos y Financieros de la Comisión. Pero estos pueden enviarse de vuelta si no incluyen los planes de reformas estructurales: rebajar las pensiones, recortes en la paga por desempleo, despedir a funcionarios públicos, etc. (32)
Italia, devastada por la pandemia, recibe la mayor parte de los fondos: 209.000 millones de euros, de los cuales 80.000 millones son subvenciones y el resto son más deuda. En Italia el desempleo ha sido de dos dígitos durante casi una década (para los jóvenes, más del 30 por ciento) y el sector público se ha visto privado de recursos.
Las únicas áreas de crecimiento son la economía digital y las filas de los ‘trabajadores pobres’ haciendo cola en los bancos de alimentos.
La economía italiana se contrajo un 9 por ciento en 2020. Todavía se encuentra en un estado de “animación suspendida”, con empresas obteniendo préstamos garantizados por el estado, y una prohibición de despido y un plan de trabajo temporal. Si el apoyo estatal disminuye y las condiciones crediticias se endurecen, es más que probable que se produzca una ola de quiebras y despidos. En Italia Next Generation apenas va arañar la superficie de sus problemas sociales.
Los motivos para elogiar Next Generation son políticos, no económicos. «Nadie huye cuando el dinero cae del cielo», señaló un comentarista sobre el gobierno de Draghi. (33)
Cuando en 2020, Cinco Estrellas, PD y La Liga se opusieron al presupuesto sanitario que Italia presentaría a la UE era una cuestión de principio para estos partidos, pero esos principios se olvidaron rápidamente en el último año. Con el pretexto de estos presupuestos Mateo Renzi derrocó al gobierno de Conte y provocó una crisis de gobernanza. Fue, entonces, que el Presidente Italiano ofreció el puesto de Primer Ministro al ex director del Banco Central Europeo y de Golman Sachs, Mario Draghi.
Su gobierno pro-UE ahora cuenta con el apoyo desde Salvini hasta Grillo, así como con el 90 por ciento de los escaños en la Cámara y el Senado.
Ahora, el plan de rescate será redactado por Daniele Franco, actual Ministro de Finanzas, que no tendrá ninguna oposición en la Unión Europea. Después de tres años de un gobierno de mayoría populista sin rumbo, el centro extremo neoliberal vuelve a estar al mando. Queda por ver cuánto tardará en cambiar este último ciclo político italiano.
En cuanto a la UE: históricamente la unificación de esta Europa se ha producido mediante una serie de “golpes de estado palaciegos”. Entonces, como se comprueba con Italia, el programa Next Generation es simplemente otro acto de esta política neoliberal. (34)
La decisión de ampliar el control fiscal de cada nación de la UE, de manera semestral, fue tomada por la Canciller alemán. El Parlamento Europeo sólo se sumo después de que la Comisión dio forma al plan. Por tanto, en lo que respecta a la influencia democrático-popular en la política económica, el fin de la era neoliberal está más lejos que nunca en Europa.
Después de la jubilación de Merkel en septiembre de 2021 y la perspectiva de un liderazgo de los verdes alemanes (cada vez más ultra-líquidos) puede que aumente en algo el gasto ambiental, pero los verdes harán poco para alterar el predominio de las políticas neoliberales.
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En EEUU, la política electoralista, la presión popular y, la decadencia imperial ha presionado contra las normas neoliberales, pero con efectos variados. El primero: dinero por votos, incluido un plan de empleo dirigido a obtener los escaños cruciales en la Cámara y el Senado. El segundo: los planes de Biden son menos históricos de lo que afirman sus entusiastas: reparaciones de infraestructura, puntos de recarga de vehículos eléctricos y, modestas ayudas de asistencia social ya son elementos estándares para la mayoría de los países de la OCDE.
«Soy un hombre de los sindicatos», dijo Biden cuando expuso su Plan de Empleo, en un acto público en Pittsburgh, sin embargo, los pagos sociales compensatorios y la inversión de capital siguen alineadas con el repertorio de las políticas neoliberales. La demanda por un salario mínimo de $ 15 fue cortésmente ignorada por Biden.
El tercer factor es la rivalidad nacional-imperialista, este elemento geopolítico puede obligar al Imperio a una ruptura con la ortodoxia neoliberal o, más bien, a un régimen híbrido, con características defensivas-proteccionistas como hizo el Imperio Británico en 1900: sanciones y una nueva versión de aranceles imperiales, esgrimidos con fines nacionalistas, incluso cuando en EEUUU una Reserva Federal (Banco Central) absolutamente neoliberal manda cada vez más.
¿Cómo conceptualizar el cambio? Dylan Riley describió la lógica política de la inversión nacional al estilo de Jake Sullivan – más fuerte en casa, para ser más fuerte en el exterior- como un neo-keynesianismo neo-nacionalista en la perspectiva multicultural y neoliberal que hoy predomina entre los militantes demócratas. Esto puede ser correcto. Sin embargo, podría decirse, también, que las políticas de Biden son un paso hacia una reconfiguración del régimen capitalista monetizado centralmente e impulsado por la deuda: una nueva tercera vía: inducida por el shock populista y, sobre todo, por la fricción competitiva con una China en permanente ascenso.
El proyecto estaría, entonces, cerca del escenario que Biden explicó a los donantes de Wall Street, allí se presentó como el antídoto para la revolución política de Sanders, ofreciendo cambios marginales que mejorarían en algo la vidas de la clase trabajadora, pero sin imponer impuestos a los ricos.
Cuando existe una desigualdad tan grande como la que existente en los Estados Unidos, se genera y fermenta la discordia política y la rebelión. Esto permite a los demagogos intervenir y culpar al «otro». . . Pero todos, en las elites, saben por instinto lo que hay que hacer. Pueden estar en desacuerdo en los detalles. Pero la verdad es que para ellos «todo está dentro de nuestra timonera”. El nivel de vida de nadie cambiaría. Nada cambiará fundamentalmente. (35)
«Todo está dentro de nuestra timonera», es un término utilizado en el béisbol que sugiere una posición cómoda para hacer “un jonrón”. Así como las duras políticas de derecha del Reaganismo y el Thatcherismo dieron paso a versiones más suaves de las mismas políticas bajo Clinton Blair y Obama (créditos fiscales, préstamos baratos, diversidad e inclusión), así bajo la administración Biden, la monetización del Banco Central está recompensando una caída de los salarios reales y el empeoramiento de las perspectivas laborales, preparando de esta manera al país para una creciente competencia con China.
La «tercera vía» de la década de 1990 fue totalmente compatible con las políticas neoliberales radicales: Clinton derogó la ley Glass-Steagall, Blair convirtió a los estudiantes universitarios en clientes de pago. Una forma de capitalismo compensatorio y monetizado centralmente, que en la década de 2020 operará en un entorno más estricto y competitivo, equilibrado sobre montones de deuda.
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Los billones inyectados a la economía estadounidense en el último año pronostican tasas de crecimiento de 6,5 por ciento para el 2021. Pero, esta aparente buena noticia tiene desventajas. Dada la escala de la deuda gubernamental y corporativa no financiera (“un elefante en constante crecimiento que se balancea sobre una bola cada vez más pequeña”) las condiciones financieras amenazan con una fuerte agitación en el sistema. (36)
La FED, el BCE y el Banco de Japón están comprometidos con tasas cercanas a cero y con más “flexibilización cuantitativa” (37) Pero, esto significa que rendimientos tan bajos pueden ser superados, incluso, por una inflación modesta, una razón fundamental para que los inversores gigantes vendan sus bonos del Tesoro a largo plazo, lo que obliga a aumentar los rendimientos. Las tasas de la eurozona también están subiendo, en competencia con la FED, pese a que algunos de sus países sufren una tercera ola de bloqueos.
Ya sea impulsada por una reducción gradual del Banco Central o por inversores privados, un aumento en las tasas dejaría a los estados y empresas con deuda denominada en dólares críticamente vulnerables, arriesgándose a una concatenación de crisis de cuenta corriente comparable a 1998, con la respectiva turbulencia política. A pesar de sus reservas de divisas y los estrictos controles de capital, si las tasas comienzan a subir, China puede no llegar a ser inmune a la fuga de capitales. (38)
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Los críticos de cierta “izquierda” estadounidense se han centrado en la escala de las ayudas, pero no en la política de «competir con China». Su lógica puede parecer una reminiscencia del social- imperialismo Bernsteiniano de la década de 1900: mientras se a la clase trabajadora doméstica ¿a quién le importa la dinámica que impulsa la tensión con un adversario internacional?
Dado que el cambio del discurso de Biden hacia “la izquierda” ha sido tan repentino e inesperado, sería injusto tachar a esa “izquierda” por una actitud tan confusa. Pero el desafío que la Administración Biden plantea a la incipiente izquierda estadounidense es importante: tiene una delicada y difícil tarea, debe con urgencia contrarrestar el pensamiento nacional-imperialista sobre China con nuevas formas de solidaridad internacional.
1 Anatole Kaletsky, ‘Momento hamiltoniano de Europa’, Project Syndicate , 21 de Mayo de 2020. Este texto debe en gran parte a las críticas estimulantes de Benjamin Kunkel, Thomas Meaney y miembros de la NLR ‘s comité editorial.
2 Jim Tankersley, ‘Biden Details $ 2 Trillion Plan’, nyt , 31 de marzo de 2021.
3 Editorial, ‘A Historic Moment in us Stimulus’, pie de página , 8 de marzo de 2021; . Michael Shear et al, ‘Con el Plan de Alivio, Biden adquiere un nuevo papel: Cruzado por los pobres’, The New York Times 11 de marzo 2021. Jeff Stein, ‘‘Necesitamos que el gobierno’: $ 1,9 billones Plan de Alivio de Biden refleja cambios sísmicos en nosotros Política’, Washington Post, 7 de marzo 2021. Tracy Alloway y Joe Weisenthal, ‘Did We Just Experience a Break in the Neoliberal Consensus?’, Podcast de Bloomberg , 15 de marzo de 2021.
4 Su manifiesto: Anthony Giddens, The Third Way: The Renewal of Social Democracy , Cambridge 1998.
5 Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff, ‘Growth in a Time of Debt’, American Economic Review, vol. 100, no. 2 de 2010.
6 Milton Friedman, ‘ rx for Japan: Back to the Future’, wsj , 17 de diciembre de 1997.
7 ‘Cómo lidiar con China’ y ‘Los mercados de China se están sacudiendo la reputación de su casino’, Economist , 20 de marzo de 2021.
8 Emmanuel Macron, ‘Renewing Europe’, Project Syndicate , 4 de marzo de 2019.
9 Jennifer Harris y Jake Sullivan, ‘Estados Unidos necesita una nueva filosofía económica. Foreign Policy Experts Can Help ‘, Foreign Policy , 7 de febrero de 2020.
10 bce , 18 de marzo de 2020.
11 Jeffrey Cheng et al., ‘What’s the Fed Doing in Response to the covid -19 crisis?’, Brookings, 30 de enero de 2021; Robert Brenner, ‘ Escalates Plunder ‘, nlr 123, mayo-junio de 2020; Heather Long et al., ‘The Stock Market Is Ending 2020 at Record Highs, Even as the Virus Surges and Millions Go Hungry’, Washington Post , 31 de diciembre de 2020. El aumento dependió en gran medida de las acciones tecnológicas y digitales.
12 FMI , ‘Covid fiscal Medidas de base de datos’, Enero 2021. Para los problemas de despliegue, ver Aída Chávez, ‘¿Por qué el plan del gobierno para ayudar a inquilinos está cayendo plana’, Intercepción 5 de marzo 2021.
12 Bryce Covert, ‘La mayoría de los propietarios de pequeñas empresas aún no han perdonado sus préstamos ppp ‘, Intercept , 8 de marzo de 2021.
13 FMI , ‘Base de datos de medidas fiscales de Covid’ ; ‘¿Cuánto dinero gasta el G20?’, Atlantic Council , 5 de enero de 2021.
14 Mehreen Khan, ‘ ue Líderes Introduzca una, Realidad Virtual Paralela’, pies , 27 de Marzo para 2020.
15 « Iniciativa franco-alemana de lucha contra las« cuatro naciones frugales »de la UE », Deutsche Welle , 23 de mayo de 2020; Khan, » Los líderes de la UE entran en una realidad virtual y paralela».
16 Para la califican de Biden a los cupones de alimentos cortados, eliminar la Seguridad Social y Medicare aumenta y escribir una enmienda del presupuesto equilibrado a la Constitución en la década de 1980, su entusiasmo por Workfare, nafta y se deroga la ley Glass-Steagall en los años 90, su caza cicatera de ‘desperdicio’ cuando está a cargo del mini-estímulo de Obama y la orden judicial al electorado principal de los demócratas de ‘dejar de lloriquear’ en las profundidades de la Gran Recesión, ver Branko Marcetic, Yesterday’s Man: The Case Against Joe Biden , Londres y Nueva York 2020 , págs. 50–4, 106–17, 172, 176, 179. Véase también Ryan Grim, ‘Fact Check: Biden Has Advocated Cutting Social Security for Forty Years’, Intercept , 13 de enero de 2020.
17 Ken Thomas y Eliza Collins, ‘Joe Biden United the Demócratas: No es probable que dure ‘, wsj , 19 de agosto de 2020; David Sirota, ‘El fanatismo de la austeridad de Biden ayudó a cortar el proyecto de ley de estímulo a la mitad’, póster diario , 22 de diciembre de 2020.
18 David Sirota, Julia Rock, Andrew Perez, ‘The American Rescue Plan’s Money Cannon Is Great, But Not Enough’, Daily Poster , 11 de marzo de 2021.
19 David Weigel, ‘The Trailer: What the Stimulus Means for the Next Campaign’, Washington Post , 11 de marzo de 2021, citando un informe del Boston Globe de noviembre de 2020 .
20 nos prestación por desempleo Federal por un solo trabajador asciende a 6 por ciento del ingreso medio disponible, comparado con el 40 por ciento en Francia, el 44 por ciento en Alemania, el 65 por ciento en el Reino Unido . El gasto social en general en 2019 fue el 19% del pib en los EE. UU . , En comparación con el 21% en el Reino Unido , el 26% en Alemania, el 28% en Italia y el 31% en Francia. El gasto público en las familias más rezagado: 0,6 por ciento en el con nosotros , en comparación con el 1,9 por ciento en Italia, el 2,3 por ciento en Alemania, 2.8 por ciento en Francia y un 3,2 por ciento en el Reino Unido . Ver ocdeDatos: adecuación de las prestaciones de renta mínima; Gasto social (puntos decimales redondeados); Beneficios familiares Gastos sociales.
21 Heather largo, ‘¿Cuántos estadounidenses están en el paro?’, Washington Post , 19 muertes febrero 2021. Covid por 100.000: Alemania 99, Francia 152, España 165, nos 173, UK 190, 198. Italia a través de la Johns Hopkins Statista, abril de 2021 .
22 Eurostat, Estadísticas de desempleo, enero de 2021.
23 Institute for Taxation and Economic Policy, citó a Sirota, ‘Money Cannon del American Rescue Plan’.
24 La ruptura con el modelo de la familia masculino sostén de la familia que todavía se sustentan muchos de los sistemas europeos es gracias a una enmienda a diciembre 2020 covid paquete de ayuda realizada por Bernie Sanders y Josh Hawley-una ventaja tarde-motor para nosotros el bienestar social: Ryan Grim, ‘ Más de 1 billón de dólares del proyecto de ley de ayuda ante la pandemia vuelan bajo el radar ‘, The Intercept , 5 de marzo de 2021.
25 David Dayen, ‘First 100: Something Fundamentally Changed — for now’, American Prospect , 8 de marzo de 2021; Anton Jäger y Daniel Zamora, ‘Welfare without the Welfare State’, New Statesman online, 9 de febrero de 2021.
26 Matthew Klein, ‘Los estadounidenses están sentados con mucho dinero extra. Puede que no impulse mucho el crecimiento ‘, Barron’s , 26 de febrero de 2021.
27 ‘En vivo: Biden presenta su paquete de infraestructura de $ 2.2 billones en Pittsburgh’, YouTube, 31 de marzo de 2021.
28 Nouriel Roubini, ‘The covid Bubble’, Project Syndicate , 2 de marzo de 2021. Véase también Long et al., ‘The Stock Market is Ending 2020 at Record Highs’.
29 Recesiones: Alemania -5,4%, Francia -9%, Italia -9,2%, España -11,1%, Reino Unido -10%. Perspectivas de la economía mundial del fmi , enero de 2021.
30 OCDE Economic Outlook, Interim Report, ‘El fortalecimiento de la recuperación: la necesidad de velocidad’, marzo de 2021.
30Picado por la crítica-Martin Sandbu por ejemplo, ‘ nos Estímulo Hojas Europa paquete de pie en el polvo’, pies , 14 de marzo de 2021, el BCE ha intentado una defensa: ‘Desarrollos económicos en la zona del euro y los Estados Unidos en 2020’, Boletín Económico del BCE , no. 2, 2021.
31 Varoufakis ha argumentado que, dado que Italia es responsable del 13 por ciento de la deuda de 750 euros, su subvención neta será más de 30.000 millones de euros. Yanis Varoufakis, ‘The eu Coronavirus Fund Will Take Europe Another Step Towards Disintegration’, Guardian , 24 de julio de 2020.
32 ‘Down to the Wire’, Economist , 3 de abril de 2021.
33 ‘¿Por qué Matteo Salvini respalda a Mario Draghi?’, Ronda de prensa europea, Euro-Topics , 9 de febrero de 2021; Editorial, ‘Conversiones europeístas en Italia’, La Vanguardia , 8 de febrero de 2021.
34 Véase el argumento de The Passage to Europe (2013) de Luuk van Middelaar , analizado por Perry Anderson en ‘The European Coup’, lrb , 17 de diciembre de 2020.
35 Jennifer Epstein, ‘Biden le dice a los donantes de élite que no quiere «demonizar» a los ricos’, Bloomberg , 19 de junio de 2019.
36 Gillian Tett, ‘La Fed debe evitar una repetición del misterio de los bonos del Tesoro de marzo’, pie de página , 4 de marzo de 2021.
37 Contra las expectativas de inflación de Yellen y Powell, Summers comentó: ‘Cuando se explica que la Fed tiene un paradigma completamente nuevo, que este es un paradigma completamente nuevo de política fiscal y social, es un poco difícil entender por qué las expectativas [de inflación] deberían permanecer anclado ‘: Lawrence Summers,’ Me preocupa que lo que se está haciendo sea sustancialmente excesivo ‘,