ENTREVISTA AL EXPERTO MILITAR SUIZO, ANDREI RAEVSKY* (REVISTA RUSA “GEOFOR”)
Después de la reunión de Ginebra con el presidente Vladimir Putin, el presidente Joe Biden, en respuesta a una pregunta sobre la continuación de los contactos entre ambos países, dijo que deberíamos esperar hasta el fin de año para tomar la decisión adecuada. Y ahora, seis meses después han tenido un nuevo diálogo. ¿Qué significa esto? ¿Qué quiere La Casa Blanca?
Raevsky: En estos últimos meses Biden se dirigió a Rusia cinco veces para solicitar negociaciones: tres veces por teléfono, una vez en persona y ahora a través de videoconferencia. ¿Por qué han solicitado estas negociaciones?
Hay que mirar el contexto general desde el punto de vista de Biden. Tiene varios «frentes», abiertos, no sólo el problema de Rusia y Ucrania. Diría, incluso que para él este no es el principal “frente”. Hay otros dos importantes. En primer lugar, el “frente” interno: Biden tiene una calificación muy baja, la crisis social, económica y política de Estados Unidos, en muchos aspectos, se parece a la de la Unión Soviética de los años ochenta.
Sus fuerzas armadas han demostrado ser incapaces de realizar operaciones de combate y lograr algo con ellas. Irak es un desastre. Temen a Irán y hemos visto su desastre en Afganistán. El estado de ánimo de sus FF.AA. es deprimido. Este “frente” interno es sin duda el más peligroso para Biden.
El segundo “frente” es China. Los expertos militares estadounidenses dicen que en dos años no podrán competir con China en una guerra, tienen que hacer algo con urgencia. Los especialistas que comprenden cómo se reforma las fuerzas armadas y el desarrollo de nuevos sistemas de armas saben que no se puede hacer nada en dos años. Necesitarán una década, y tal vez, más para alcanzar a China. Beijing definitivamente ocupa la posición del adversario más fuerte. Los estadounidenses están débiles en todos los frentes.
Luego esta el Medio Oriente, donde Irán, está manejando la “pelota”. Israel trata de aparecer como fuerte y muy peligroso, pero la dura realidad es que su mentor, Estados Unidos, está perdiendo todo el Medio Oriente.
Este fue un objetivo de los iraníes. Irán está expulsando a Estados Unidos, en muchas partes de Oriente Medio, aunque no es un país tan fuerte militarmente como Rusia o China
Y, por supuesto, otro «frente» es Ucrania y Rusia. Y en Europa, y hay que señalarlo, hay una crisis económica. Por todas estas razones, Biden se encuentra en una situación extremadamente difícil.
Por otra parte, Rusia que ha estado retrocediendo durante los últimos 20 o 30 años, ha dicho basta. La situación se parece cuando los tanques alemanes cercaban Moscú. Ahora es el momento de decir: «Ni un paso más».
Creo que el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, General Valery Gerasimov, y Vladimir Putin transmitieron exactamente esto a los estadounidenses: “No practicamos vuestra retórica beligerante, pero, tenemos los medios para repeler cualquier provocación y tendremos que hacerlo si no cambian de rumbo”.
Creo que el “equipo Biden” ha comprendido lo peligrosa que es la situación.
¿Biden logró lo que quería en la videoconferencia con Putin?
Hasta cierto punto, sí. Porque ahora podrá decir que fue él quien detuvo a Rusia en Ucrania, que fue él quien detuvo a China, y que no habrá ningún ataque contra Taiwán durante su mandato.
Pero esto es todavía una especulación. Todos los gobernantes en occidente comprenden perfectamente que ni China ni Rusia necesitan estas guerras. Todos estos temores infundados fueron avivados por los estadounidenses.
Ahora están asustados, porque no son lo suficientemente “duros” como para «enfrentarse» con Irán, China y Rusia al mismo tiempo.
Pero, en este peligroso asunto, hay una cierta especificidad de la política estadounidense. Muy a menudo, sus diplomáticos estadounidenses van a Moscú y dicen una cosa, y luego, cuando regresan, son atacados por los medios de comunicación y el Congreso. Tanto los medios como el Congreso están en manos del “Partido de la Guerra”.
Por ejemplo, Trump negoció con la parte rusa, pero luego tuvo que declarar: «No hubo acuerdos».
Por lo tanto, queda por ver si Biden podrá resistir el ataque del «Partido de la Guerra». Si puede hacerlo, digamos, en las próximas 2-3 semanas, entonces la videoconferencia con Putin sería un éxito.
Si el «Partido de la Guerra» rompe la posibilidad de un acuerdo (Trump lo rompió rápidamente) entonces volveremos al umbral donde Rusia y Estados Unidos estarán al borde de una guerra a gran escala. Esto, en general, no lo quiere nadie, y tal vez ha llegado el momento que los estadounidenses se olviden de hablar de dominación mundial. Luchar con fuerzas débiles y sin capacidades militares es una cosa, otra muy distinta es hacer la guerra contra una superpotencia militar.
La videoconferencia fue precedida por un fuerte ataque propagandístico contra Rusia. Washington trató de «subir las apuestas», Biden dijo que no aceptará las «líneas rojas» establecida por Moscú. Sin embargo, justo antes de la reunión, el Congreso con el respaldo. de la Casa Blanca, levantó una serie de sanciones contra Rusia, incluido el Nord Stream-2. ¿Cómo explica tal metamorfosis?
Raevsky: Para Estados Unidos era necesario «subir las apuestas» o, «negociar desde una posición de fuerza» para convencer a la opinión pública y al «War Party”. Por tanto, era necesario que Biden dijera: «¡No reconoceremos ninguna línea roja!»
Este tipo de declaraciones son sólo relaciones públicas.
En realidad, el hecho que hayan pedido negociaciones con Rusia por quinta vez muestra quién está en una posición fuerte y quién no.
El levantamiento de las sanciones, de las que habla del presupuesto de defensa, es un pequeño paso, un paso diplomático de buena voluntad. En la practica, el problema con el gaseoducto Nord Stream-2 ya está resuelto. Lo único que puede impedir el gasoducto es una guerra entre Rusia y Ucrania, o algo peor.
Dejar que opere el Nord Stream2 es realpolitik, nada más.
Sin embargo, los estadounidenses nunca han abandonado sus objetivos estratégicos: contener y rodear a Rusia, obligándola a la rendición de su soberanía. Este es su objetivo final. Los estadounidenses nunca han decidido abandonar este objetivo.
Es un objetivo estratégico. Y todo lo que se está haciendo ahora, está en el nivel de la táctica, no de la estrategia.
Todavía no han discutido la estrategia, porque revisar la estrategia significa revisar toda la ideología sobre la que se ha construido este país. Todavía no están preparados para esto.
Durante la reunión de Putin con el liderazgo indio, se firmaron documentos sobre distintos temas y varios compromisos sobre cooperación técnico militar hasta el 2030. ¿Podría la visita de Putin a Delhi haber influido en la posición estadounidense?
Raevsky: En el actual escenario es necesario entender el sutil juego del gobierno indios. Son amigos de Estados Unidos, incluso fueron a la Cumbre de la Democracia de Biden. Pero los indios también quieren aparecer como amigos de Rusia, pero, esta vez, contra China, que para ellos es un enemigo regional.
Para enfatizar lo amistosos que son con Rusia, los indios invitaron a Putin y firmaron contratos gigantes, incluidos contratos de armas de defensa aérea S-400, que los estadounidenses les prohibieron comprar. Sin embargo, los indios ejerciendo su soberanía, no aceptaron esta prohibición.
De hecho, la actitud de la India hacia Rusia es una bofetada a los Estados Unidos. Esto demuestra que los indios miran selectivamente lo que les beneficia y actúan en sus propios intereses. Ya no quieren ser un títere sumiso, y ciertamente, no en manos de Estados Unidos.
Me gustaría añadir que, en mi opinión, el enfrentamiento entre China e India es el principal problema actual del continente euroasiático. Solo veo un país que puede ayudar a India y a China a mejorar las relaciones. Esto país es Rusia.
Por el contrario, la tarea estratégica de los estadounidenses, es incitar a nuevos conflictos entre China e India.
Moscú defiende la paz en Eurasia y los Estados Unidos quiere la guerra entre estos dos grandes países, o por lo menos aumentar la tensión militar.
Una de las prioridades de Moscú es garantizar la seguridad de la Federación de Rusia. Como se supo, la parte estadounidense confirmó su disposición para dialogar sobre este tema. En particular, para discutir el tema del despliegue de armas ofensivas a lo largo de las fronteras rusas desde Noruega hasta Rumania y posiblemente Turquía. Esto también incluye automáticamente a Ucrania. ¿Cómo se relaciona esto con las declaraciones beligerantes en vísperas de la reunión?
Raevsky: Públicamente, justo antes de la reunión, los estadounidenses dijeron que se niegan a reconocer las líneas rojas de Moscú. Stoltenberg de la OTAN agregó: «Rusia no dicta las leyes, los rusos deben comportarse correctamente y quedarse callados, nosotros haremos lo que decidamos como alianza».
Pero la realidad es otra: se reunirá un grupo de expertos para analizar el tema. ¿Y de qué hablarán? Por supuesto, sólo sobre las líneas rojas establecidas por Moscú. Este es el único tema de negociación real posible entre Rusia y Estados Unidos.
¿Entonces, Estados Unidos dice una cosa y hace otra?
Sí, ahora están haciendo concesiones a Moscú. El creciente poder de las Fuerzas Armadas de Rusia, la fuerza de su economía y, el «poder blando» político obligaron a los estadounidenses a hacer concesiones.
Desde el punto de vista de los estadounidenses, la propia Ucrania en su estado actual es un «país 404», y yo agrego que una parte de Europa está resultando, para Estados Unidos, una «maleta sin asa». Los estadounidenses ya no quieren cargar esa maleta, ni económica ni políticamente.
¿Entonces qué pueden hacer? Para abandonar la “la maleta sin asa”, algunos halcones quieren provocar un conflicto para deshacerse de un peso que consideran innecesario.
El sueño de los halcones estadounidenses es que Rusia se apodere de la mayor cantidad de territorio ucraniano posible. Primero, porque se trata de un «agujero negro» que se convertiría en un dolor de cabeza para Rusia. Segundo, porque se crearían las condiciones ideales para bloquear el Nord Stream-2 y otros proyectos de energía entre Europa y Rusia. Y, tercero, y porque serviría para alimentar la próxima “guerra fría”.
Todos entienden que, en caso de guerra, Rusia ganará. Pero después de eso, surgirá una situación que se parecerá a la “crisis de Berlín”, con un nivel de confrontación similar. Y el «Partido de la Guerra» es partidario de este escenario.
Veamos, si se corta el suministro de energía desde Rusia, ¿quién será el país capaz de compensar los recursos faltantes? Estados Unidos, por supuesto, y su gas licuado.
Lo mismo ocurre en la esfera de la influencia política. Si ocurre una guerra abierta, y Rusia libera sólo una parte de Ucrania del dominio neonazi, los halcones presentarán este hecho como una prueba que sólo la OTAN puede salvar a Europa del “mordor” de Putin.
Sería muy beneficioso para EEUU que se desatara una guerra a gran escala. Esta es la interpretación del «Partido de la Guerra». Pero hay personas cuerdas, que entienden que tal situación puede llevar a una confrontación directa entre Estados Unidos y Rusia. Y estos estadounidenses, como la mayoría de la gente sana de mente, no quieren esa catástrofe.
Bueno, por el momento, estamos viendo declaraciones «intransigentes «. Y, por otro lado, hay una serie de concesiones que los estadounidenses están dispuestos a hacer, hasta ahora.
Los sistemas de armas ofensivas que ahora han desplegado es una cuestión puramente política, no militar. Cuando Putin dice que un misil hipersónico occidental lanzado desde Ucrania puede llegar a Moscú en cinco minutos, esta diciendo la verdad. Pero, ha evitado hablar de las armas defensivas rusas y que ataque preventivo con armas hipersónicas rusas también durará cinco minutos.
En esta área, Rusia ha superado a Estados Unidos de manera significativa. Rusia puede colocar misiles en el Océano Atlántico – fuera de la zona de operación de medios antisubmarinos de Estados Unidos- y “lanzarlos en picado” desde allí.
Los sistemas ofensivos occidentales son peligrosos para Rusia no tanto desde un punto de vista militar sino desde el punto de vista político, ya que se trata, realmente, de una provocación política. Mostraría lo que ciertos estadounidenses les gusta afirmar: “vamos a enviar un mensaje fuerte”.
Este es el mensaje: “Hacemos lo que queremos y donde queremos «. Esto significa que Rusia no es una parte igual en las actuales negociaciones, que hay un gran Hegemón en todo el planeta, que hace todo lo que quiere y como quiere, y Rusia tiene que callarse.
Este problema político es muy real para los rusos. Por tanto, la situación actual obligar a Rusia, a trazar líneas rojas y decir que hay cosas que los rusos no toleran.
Obviamente, tanto Putin como el general Gerasimov han llevado con éxito estas “realidades objetivas” a la conciencia del «equipo Biden».
La información que nos llega sugiere que el tono de la conversación entre Biden y Putin es similar al tono de las conversaciones de Biden con Xi Jinping. La integridad territorial de Ucrania y la situación de Crimea no se discutieron y el asistente de Biden, Jaque Sullivan pidió a Kiev que detuviera la escalada de tensiones en Donbass, remitiendo a los líderes ucranianos a los acuerdos de Minsk. ¿Cuál es el motivo de esta posición: el deseo de mantener el status quo por un tiempo?
Raevsky: En esta área, se puede decir que la situación ha cambiado completamente.
Rusia necesitó décadas para fortalecerse, fortalecer la información, la economía, sustituir las importaciones, crear nuevos lazos con otros países y, lo más importante, desarrollar unas Fuerzas Armadas que puede hacer frente a cualquier amenaza.
La situación de los estadounidenses es distinta. Tienen una crisis política y económica. El estado de las fuerzas armadas estadounidenses es muy tenso.
Por supuesto, el actual status quo es beneficioso para Estados Unidos. Si deciden continuar por el camino de la escalada, entonces, hay solo un desenlace: el enfrentamiento militar. No queda nada más. Todo lo que está por debajo del nivel de enfrentamiento militar ya está hecho. Y es completamente inútil ir a un enfrentamiento militar abierto con Rusia.
¿Durante cuánto tiempo les resultará beneficioso este status quo? Es necesario distinguir dos aspectos. Por el lado militar, la reforma de las Fuerzas Armadas es un proceso largo, difícil y complejo. En general, las Fuerzas Armadas tienen una inercia enorme, que es muy difícil de cambiar rápidamente. El calendario político estadounidense, de cuatro años, es insuficiente para cambiar sus fuerzas armadas
En el aspecto político, la calificación de Biden ahora es demasiada baja. La situación dentro del país es mala. Por tanto, para él es más rentable mantener el statu quo durante unos dos años en lugar de tener un enfrentamiento directo con Rusia. Además, desconoce como actuarían los chinos y los iraníes en una confrontación de este tipo.
Los estadounidenses necesitan el status quo. En el aspecto político, dos años, incluso un año, es mucho mejor que una guerra.
A largo plazo, creo que el status quo actual es solo una pantalla para ocultar el hecho que el Imperio continúa autodestruyéndose. En mi opinión, y conozco bastante bien este país, es absolutamente imposible reconstruirlo. Las reformas son imposibles, porque este país se basa en el imperialismo, en la ideología de la dominación mundial, y es simplemente imposible que abandone esta idea de supremacista.
Es decir, reconocer, por ejemplo, la posibilidad que Estados Unidos sea “uno más de los países del mundo”, y no “el líder de toda la humanidad” es algo literalmente impensable para la mayoría de los estadounidenses, y ciertamente para políticos estadounidenses. Para ellos, esto es simplemente inaceptable.
Desafortunadamente, en los Estados Unidos, ser partidario del «Partido de la Guerra» parece patriótico. Y dado que este país no tuvo ninguna guerra real en defensa de su patria, y perdió todas las demás guerras después de la Segunda Guerra Mundial, este es un país que simplemente no puede abandonar su ideología imperial.
Pero, ahora carece de las herramientas que necesita para imponer su ideología imperialista en todo el planeta. Por tanto, hablando de manera realista, necesitan que el status quo dure el mayor tiempo posible.
Hablemos ahora sobre protocolo. Antes de la reunión, se dijo que la conversación sería «uno a uno». Y después vimos a Biden rodeado de cuatro de sus asesores. ¿Contribuye este cambio del formato al establecimiento de un clima de confianza en las negociaciones?
Raevsky: En primer lugar, hay qué comprender que cuando se trata de Biden, estamos hablando del «colectivo Biden». El propio Biden no es capaz de ahondar en todos los problemas a los que se enfrenta, ni de negociar. Y, ciertamente, no con un hombre como Putin, que puede hablar durante horas sin un papel y recordar todos los números sobre todos los temas.
Naturalmente, tenía que tener asesores a su alrededor, no hay nada nuevo aquí.
Cuando preguntaron al hijo de George Bush sobre los acontecimientos del 11 de septiembre nadie confiaba que él pudiera responder las preguntas. Dick Cheney estaba sentado a su lado, como «supervisor», para que Bush Jr. no soltara nada innecesario. Ocurrió lo mismo ahora.
Estos consejeros lo rodean para asesorarlo, pero también para vigilarlo. Ellos son los fisgones y él es su representante oficial.
Diría que es una buena señal, al igual que acogí con agrado el viaje de Victoria Nuland y del director de la CIA a Moscú. Esto muestra que «gente seria» está hablando con la parte rusa. Ahora bien, si enviaran a Kamala Harris a hablar con alguien, sería una señal de indiferencia.
No hay desprecio en mi opinión. Al contrario, hay personas serias que saben de lo qué están hablando, personas que son capaces de tomar decisiones. Esto muestra que las negociaciones no han sido simbólicas y que realmente hubo un cambio. En mi opinión, esto solo puede ser bienvenido.
Lo más probable es que, las partes acordaron algunos pasos, y el grupo de expertos trabajarán en los detalles específicos: quién, cómo y cuándo verificará las medidas mutuamente acordadas durante las negociaciones.
No debemos olvidar lo que dijo el presidente Ronald Reagan: “Confía, pero también verifica”.
Esto es exactamente lo que está ocurriendo ahora: ambos lados se cuidarán al máximo, porque hay mucho en juego. Cuando existe el riesgo de un enfrentamiento militar entre dos superpotencias nucleares, no puede haber confianza. Solo puede haber pasos verificables y mutuamente obligatorios para los dos lados.
Y ahora unas palabras sobre los asuntos de Washington. Cuanto lejos llegara la discordia que existe en el equipo de política exterior de la Casa Blanca. ¿Podrá el presidente Biden mantenerse por encima de la refriega de sus ayudantes más cercanos? ¿Cuánto puede confiar Rusia en los acuerdos que se alcanzan en el diálogo?
Raevsky: Sin duda hay dos partidos en este conflicto. Se está librando una lucha muy seria dentro de las clases dominantes de los Estados Unidos y en el llamado «estado profundo».
Imagínese una guerra entre dos grupos de gánsteres, cada uno controla una parte de la ciudad. Mientras las cosas van bien hay paz. pero, tan pronto como comienza una crisis, empieza la pelea entre ellos.
La elección de Trump, de hace cuatro años, trajo esta división, Ahora las élites estadounidenses están librando una batalla entre diferentes clanes. La división no es entre republicanos y demócratas. En términos relativos, por un lado, hay un «Partido de la Guerra» y por otro lado hay un «Partido de la Paz». Esto es muy condicional, pero es correcto.
Primero, los miembros del «Partido de la Guerra» son pura ideología. Están apoyados por, el sector de los combustibles y la energía que está muy interesado en «aislar» a Europa de Rusia. Sería muy beneficioso para estas grandes corporaciones si Europa fuera más débil y más dependiente de Estados Unidos. Cualquier cooperación entre Rusia y la UE es una amenaza directa para sus intereses económicos y políticos. En ese grupo todavía hay quienes conservan nostalgia por la Guerra Fría. Los llamados «neoconservadores» y «neoliberales» son abiertamente hostiles a Rusia. También está, el lobby israelí, el lobby polaco, el lobby ucraniano. Todos estos grupos se pueden llamar el «Partido de la Guerra».
Y hay un “Partido por la Paz”, que está formado por aquellas personas que entienden que, yendo más allá por ese camino, solo se puede llegar a un punto: la guerra. Este partido no quiere pagar ese precio. Ese partido probablemente entiende que es demasiado para Estados Unidos una confrontación al mismo tiempo con Rusia, Irán y China.
Incluso si quisieran la guerra, se dan cuenta que es mejor para ellos presentarse como el “Partido de la Paz”.
Esto es probablemente lo que Biden quiere lograr. Quiere demostrar que con su «frialdad» y su desprecio por las demandas de Rusia y China, ha tenido éxito, porque se puede presentar como el hombre que detuvo tanto la «agresión rusa» contra Ucrania como la «agresión china» contra Taiwán.
No hay ninguna verdad bajo esa retórica. Todo ese espectáculo es para consumo interno y para política interna. También para preservar la imagen de “Hegemón Mundial”, que, desafortunadamente, es imposible que los estadounidenses abandonen. Esta ideología está «alojada» en la identidad nacional de muchos, si no todos, los estadounidenses. Además, todos los políticos, para demostrar que son patriotas, deben ser partidarios de las guerras y de las medidas unilaterales “frías”. En este país, esto se interpreta no como un signo de locura o irresponsabilidad, sino como un signo de «frialdad». Y si el presidente demuestra estas cualidades, entonces es un presidente fuerte y serio.
No puedo imaginar cómo reformar un país así y darle la oportunidad de convertirse en un país normal, y no en un Imperio. No veo cómo se puede reformar este sistema. La única salida, que por desgracia veo, es que colapse durante un enfrentamiento militar o que a través de algún tipo de acuerdo se «frene» a los belicistas de todo tipo. Esto ultimo es lo mejor que podemos esperar.
Entonces, ¿cómo ve el futuro de las relaciones entre Moscú y Washington?
Raevsky: En primer lugar, siempre he creído (y escrito durante al menos siete años) que el Imperio estadounidense y Rusia han estado en una guerra no cinética. Es una guerra ideológica, una guerra informativa, una guerra política y una guerra económica. ¡Y gracias a Dios! – Todavía no ha habido acciones militares importantes.
Pero esto no niega el hecho que sólo puede haber un ganador en esta guerra.
Rusia, Irán, China y otros países quieren un mundo multipolar en el que haya un lugar para los estados soberanos, un mundo donde se traten entre sí con respeto y de acuerdo con los principios del derecho internacional.
La visión estadounidense del futuro es su hegemonía mundial, «Estados Unidos está por delante de todo el planeta», Estados Unidos gobierna todo y a todos, y no hay iguales”.
Este es un punto muy importante: «No tenemos igual». Con esta idea se han criado generaciones de estadounidenses.
Pero de repente [el presidente del Estado Mayor Conjunto], el general Milley, dice que desde un punto de vista militar el mundo ya tiene al menos tres polos: Estados Unidos, Rusia y China. En realidad, hay más de estos tres polos. Por ejemplo, en el Medio Oriente, la potencia regional más fuerte ya no es Israel, es Irán.
La situación está cambiando y no en beneficio de Estados Unidos.
Rusia durante mucho tiempo ha estado cediendo, haciéndose a un lado porque era necesario crear unas Fuerzas Armadas que realmente pudieran garantizar la seguridad de Rusia ante cualquier amenaza. Finalmente lo ha logrado.
Para Rusia, la idea de la dominación anglosajona sobre el planeta es fundamentalmente inaceptable, e incluso diría que civilizacionalmente. Rusia se ve a sí misma como un jugador igual entre los grandes de este mundo.
¿Cuáles serán las relaciones entre Moscú y Washington? ¿Un lado perderá la guerra y el otro ganará la partida?
No necesariamente, por cierto, esta podría ser una guerra puramente política.
Pero solo uno de los dos boxeadores en el ring permanecerá de pie. El segundo tendrá que aceptar una verdadera derrota.
Para Rusia, tal derrota significaría la pérdida de su soberanía y la desestabilización. Lo que la pondría en una posición peligrosa.
Y para los Estados Unidos, simplemente renunciar a la dominación mundial ya es una derrota total, porque obligará a este país a reformatearse por completo y recrearse a sí mismo sobre una nueva base. De lo que no son absolutamente capaces, en este momento.
Para reformar un país, se necesitan décadas si no hay una fuerza externa que empuje el cambio. Y dado que los tanques rusos no aparecerán en las calles de Washington, ninguna purga como la que hubo contra los nazis después de la Segunda Guerra Mundial en Alemania, sucederá aquí.
Significa que todo esto llevará mucho tiempo, y este proceso no sólo será largo, sino también peligroso para Estados Unidos.
Nota
*Andrei Raevsky nació en Zúrich, Suiza, su padre es holandés, su madre es rusa de una familia de inmigrantes blancos rusos. Actualmente vive en el Estado de Florida, EEUU.
En 1984, ingresó al servicio militar suizo en la unidad de guerra electrónica, y luego fue transferido al servicio de inteligencia militar como especialista en idiomas. Luego se mudó a los Estados Unidos, donde hizo una Maestría en Estudios Estratégicos en la Universidad Johns Hopkins.
A su regreso a Suiza, trabajó como consultor en el Servicio de Inteligencia Estratégica de Suiza (SND), preparando materiales analíticos principalmente sobre las fuerzas armadas soviéticas / rusas.
Posteriormente trabajó en el Instituto de Investigaciones sobre Desarme de las Naciones Unidas (UNIDIR), donde se especializó en tácticas y operaciones de mantenimiento de La Paz.
Raevsky tiene, además, una Licenciatura en Estudios Teológicos Ortodoxos (PhD en Teología Ortodoxa)