LYUBOV STEPUSHOVA, PERIODISTA ESPECIALISTA EN FINANZAS
El interés de la deuda del estado se ha disparado y se acerca a lo que los economistas llaman un ‘camino de muerte’, un círculo vicioso donde pagar la deuda se hace prácticamente imposible.
El 5 de octubre, la deuda nacional estadounidense superó por primera vez los 31 billones de dólares y, según el medio financiero británico Finbold, en 2022 aumentará en casi 6.000 millones de dólares cada día.
El monto de la deuda excede el valor de las economías de China, Japón, Alemania y el Reino Unido juntas, certifica la Fundación Peter J. Peterson (PGPF). Si cada hogar estadounidense pagara $ 1,000 por mes, se necesitarían 19 años para pagar la deuda del país.
La deuda es del 135% en relación con su PIB. Esta relación se considera catastrófica para cualquier país, pero no para los Estados Unidos… claro, siempre que pueda pagar sus deudas.
La «juego» del aumento de las tasas de interés puede tener graves consecuencias. Estos son parte de los problemas que pueden desatar.
El servicio de la deuda se vuelve inabordable
La primera «bomba» colocada el sistema financiero es el aumento del costo del servicio de la deuda. La Reserva Federal – pese a que hasta hace poco se dedicaba ha imprimir grandes cantidades de dinero (relajación cuantitativa)- ahora para “combatir la inflación” a decidido aumentar los intereses.
El coste de los intereses ha crecido a un ritmo sin precedentes. Ya es del 3,5% y algunos economistas prevén un incremento que llegaría a un 8%. Este aumento es una locura ya que encarece el servicio no sólo de la deuda estadounidense, sino también de la gran mayoría de los países, que tienen sus deudas públicas denominadas mayoritariamente en dólares.
“El interés de la deuda del estado se ha disparado y se acerca a lo que los economistas llaman un ‘camino de muerte’, un círculo vicioso donde pagar la deuda se hace prácticamente imposible. Tal como esta la situación el gobierno debe contraer nuevos préstamos para tratar de pagar apenas los intereses de la deuda llegando a un punto que esta se transforma en impagable”, escribe el analista económico del Wall Street Journal, a finales de septiembre.
Por su parte la Oficina de Presupuesto del Congreso alerta: «Cada vez habrá un mayor riesgo, los inversores están perdiendo la confianza en la capacidad del gobierno estadounidense para pagar su deuda, esta desconfianza está provocando un fuerte aumento de las tasas de interés y una inflación vertiginosa»,
Es decir, la lucha contra la inflación en Estados Unidos no hace más que aumentarla.
Nadie quiere comprar deuda estadounidense.
La segunda «bomba» son los bonos del tesoro estadounidense (treasuries). Estos instrumentos clave de la industria financiera se están dejando de comprar, por tanto ahora la Reserva Federal necesita refinanciarlos.
Anteriormente, la Eurozona compraba los bonos estadounidenses, porque tenía un superávit comercial, pero ha dejado de hacerlo producto de la crisis del euro como consecuencia de las sanciones a Rusia. Y por diversas razones otros compradores importantes, Japón, China y los estados del Golfo, han empezado a deshacerse de los Bonos del Tesoro.
Japón está haciendo dumping para salvar el yen y los fondos de pensiones. China teme una congelación de sus activos (que podría usar el “método sancionador” que aplica a Rusia). Y después de las amenazas de la administración Biden a Arabia Saudita y a la OPEP, los estados del Golfo se han dado cuenta que poseer bonos del Tesoro ya no es una opción segura.
La situación está tan al filo de la navaja que la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, pidió a los grandes bancos que recompren parte de los bonos emitidos por la Reserva Federal. El problema es que las tasas de interés de estos bonos son más bajas que la inflación, por lo que no es rentable para los bancos comprarlos.
EEUU cerca del incumplimiento
Washington está muy cerca de la situación que enfrentó Londres la semana pasada. El Banco de Inglaterra intervino con compras de emergencia de los bonos del estado echando a andar la máquina de fabricación de libras esterlinas. Esta medida amenazó con el colapso de los fondos de pensiones.
En los EEUU, los rendimientos del Tesoro a 10 años superaron una cifra clave: el 4 por ciento. Este guarismo puede obligar a la Reserva Federal a volver hacer funcionar la imprenta de hacer dólares, lo que nuevamente conduciría a un aumento de la inflación.
La volatilidad en el mercado de bonos animará a los inversores a deshacerse de ellos. Y cuando los bancos dejen de comprarlos, la “ nación indispensable” estará a solo un paso de incumplir sus obligaciones de deuda.
El incumplimiento de pago de la deuda por parte de los estadounidenses tendrá un devastador impacto en la economía global; de partida se restringirá el comercio mundial, se interrumpirá las cadenas de suministros, los contratos comerciales serán transgredidos, y al final se socavará el estatus del dólar como moneda de reserva global.
El año pasado, cuando el gobierno de norteamericano amenazó con dejar de pagar la deuda, Moody’s Analytics estimó que los precios de las acciones caerían un 33 por ciento, lo que desencadenaría una recesión que podría rivalizar con la Gran Depresión de 1929.
Rusia no se apresurará a entrar en Ucrania
Mientras tanto, la misma Yellen busca imponer un precio tope para el petróleo ruso, lo que provocará un aumento en el costo del combustible y, nuevamente, un aumento en la inflación. Es decir, una mano de Yellen no sabe lo que hace la otra.
Hoy muchos ciudadanos norteamericanos están convencidos que para combatir la inflación es necesario recortar el gasto militar. Entonces, puede que se acerque el momento de la verdad.
Europa va camino a no ser rentable y Estados Unidos tiene dificultades para financiar su presupuesto y refinanciar su desvergonzada deuda internacional. En este escenario es posible que Ucrania pierda el apoyo financiero y político de Occidente. Y si ganan los trumpistas – en las elecciones legislativas del 8 de noviembre – crecerán los partidarios por negociar la paz en Ucrania.
Mientras tanto Rusia avanza con sigilo en la guerra híbrida. Sus objetivos son estratégicos, van más allá del conflicto en Ucrania . Tiene razón el canciller alemán Olaf Scholz cuando afirma que Putin ha emprendido una “cruzada contra Occidente”: un occidente neo-colonialista y en quiebra, agregamos nosotros.