MK BHADRAKUMAR, DIPLOMÁTICO SENIOR DE LA INDIA
El resentimiento hacia los EE. UU. en Oriente Medio es generalizado, no solo se trata de Arabia Saudita. Nadie en la región quiere ser peón de los estadounidenses para siempre.Los intentos de Estados Unidos de controlar el panorama energético mundial, especialmente en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha enfurecido a muchos países, ya que Washington exige constantemente a los países de Oriente Medio [Asia occidental] sacrifiquen sus propios intereses para atenazar a Rusia.
Tres acontecimientos relacionados con Washington la semana pasada contrastan con el alivio general de las tensiones en la región de Asia occidental:
En primer lugar, la llamada telefónica del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, al presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed bin Zayed al-Nahyan (MbZ), solicitando una reunión para dar vida a los Acuerdos de Abraham;
En segundo lugar, un viaje secreto a Arabia Saudita del director de la CIA, William Burns, para reunirse con el príncipe heredero Mohammed bin Salman (MbS) mientras la diplomacia china se acelera en toda Asia occidental;
En tercer lugar, la llegada del submarino de ataque de propulsión nuclear, el USS Florida, a las aguas del Golfo Pérsico.
Entre otros factores, la reacción estadounidense se explica por el fortalecimiento de Irán en la geopolítica de Asia occidental, luego de su histórico acuerdo con Arabia Saudita, mediado por China con el sólido apoyo de Rusia.
Estos tres acontecimientos tuvieron lugar en el contexto de una reunión pionera entre el ministro de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, Faisal bin Farhan Al-Saud, y su homólogo iraní, Hossein Amir Abdollahian, el jueves pasado en Beijing.
En una extraña coincidencia, ese mismo día, el USS Florida transitó inusualmente por el Canal de Suez en una supuesta misión de apoyo a la Quinta Flota de EE. UU. con base en Bahrein, cuya área de operación incluye el Golfo Pérsico, el Mar Rojo y partes del Océano Índico.
La distensión Arabia Saudita-Irán
En las semanas posteriores al acuerdo del 10 de marzo entre Arabia Saudita e Irán para restablecer las relaciones diplomáticas, altos funcionarios de ambos estados se ha reunido varias veces, y el rey saudí Salman ha invitado al presidente iraní Ebrahim Raisi a visitar Riad. La reunión de los dos ministros de Relaciones Exteriores en Beijing indica que la visita de Raisi a Riyadh está cercana.
La declaración conjunta de ambos Ministros muestra que la copa de la distensión entre Arabia Saudita e Irán se está llenando rápidamente. El documento llama a “explorar e impulsar la cooperación con iniciativas específicas considerando los recursos naturales, el potencial económico y las muchas oportunidades que tienen nuestros países”
Anteriormente, el ministro de Finanzas saudí, Mohammad Al Jadaan, ha hablado de “las muchas oportunidades que ofrece Irán para la inversión saudita”. De hecho ya se reanudan los vuelos directos.
Mientras, la declaración conjunta afirma, “apoyamos la estabilidad y la seguridad en la región” Teherán conversa con el movimiento yemení de Ansarallah para acordar un alto el fuego con Riad. Los cambios son vertiginosos : los enviados sauditas llegaron a Sanaa el sábado para negociar un acuerdo permanente que podría anunciarse antes de la festividad musulmana del Eid que comienza el 20 de abril.
Autonomía saudí y el resentimiento estadounidense
Básicamente, la reunión en Beijing indica que Riad y Teherán están trabajando activamente por una relación de cooperación más amplia entre ambas naciones. Y que China tiene la intención de continuar desempeñando un papel fundamental como mediador y facilitador.
Analistas chinos pronostican que Beijing está dispuesta a actuar como coordinador en la resolución de conflictos en la región de Asia occidental, ya que tiene una gran aceptación entre los estados regionales. Las autoridades chinas sienten que la autonomía de Arabia Saudita está aumentando y el reino está dispuesto a adoptar estrategias económicas independientes de los EE. UU. Dicho de otra forma: los saudíes están dejando de ser políticamente obedientes de Washington, con todo lo que ello significa.
La reciente decisión de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo se considera una prueba más de este cambio geopolítico. El periódico chino Global Times describe así el momento:
“El resentimiento hacia los EE. UU. en Oriente Medio es generalizado, no solo se trata de Arabia Saudita. Nadie en la región quiere ser peón de los estadounidenses para siempre. Los intentos de Estados Unidos de controlar el panorama energético mundial, especialmente en el contexto del conflicto entre Rusia y Ucrania, ha enfurecido a muchos países, ya que Washington exige constantemente a los países de Oriente Medio [Asia occidental] sacrifiquen sus propios intereses para atenazar a Rusia.
Washington necesita entender que los asuntos regionales deben ser y serán decididos por los países relevantes en el Oriente Medio. Estados Unidos todavía vive bajo la ilusión que mantiene su hegemonía. Por el contrario, los medios estadounidenses están expresando verdadero pánico ante la pérdida de poder estadounidense en Asia Occidental . Hay una sensación palpable de frustración en Washington. La estrategia estadounidense-israelí de hace décadas de «divide y vencerás» utilizando a Irán como el demonio regional ha perdido tracción”.
¿Enfrentamiento con Irán?
El espectro que acecha a Washington es que, por primera vez desde la Revolución Islámica de 1979 en Irán, Teherán está fortaleciendo sus lazos con los estados del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), que a su vez van a enterrar gradualmente las sanciones occidentales contra Irán.
Dicho esto, el programa nuclear de Irán está avanzando. Estados Unidos calcula que el programa nuclear iraní sigue siendo un tema de preocupación para los estados del Golfo, especialmente para Arabia Saudita. Pero esta ventana de oportunidad también puede cerrarse una vez que la visita de Raisi a Arabia Saudita establezca una matriz de entendimiento estratégico entre Arabia Saudita e Irán.
Basta con decir que la Administración Biden puede aprovechar el informe reciente de la OIEA que detectó partículas de uranio enriquecidas al 83,7 por ciento de pureza, en las instalaciones subterráneas de Fordow en Irán, como para justificar un enfrentamiento con Teherán.
El medio “Al Arabiya” cita a un funcionario estadounidense que dijo que la misión de Burns en Arabia Saudita tenía como objetivo reforzar el compromiso de Estados Unidos con la información de inteligencia militar. Muy posiblemente, Burns compartió con MbS los últimos informes de inteligencia sobre Irán. No obstante, Arabia Saudita ha estado de acuerdo con la reunión de ministros de Relaciones Exteriores organizada por Beijing, lo que indica que su decisión de mejorar los lazos con Irán se mantienen inalterables y, lo que es más importante, que Riad no será parte de ninguna acción militar estadounidense contra Irán.
Este es el panorama podría explicar la aparición en las aguas del golfo del USS Florida, un submarino nuclear capaz de transportar hasta 154 misiles de crucero de ataque terrestre Tomahawk.
Cambios en la geopolítica de Asia occidental
Expresando un montón de lugares comunes, funcionarios de la Casa Blanca y del Departamento de Estado han elogiado el acuerdo entre Arabia Saudita e Irán negociado por China, mientras el presidente Joe Biden, reacciona de manera discreta ante la decisión altamente provocativa de la OPEP+ de reducir la producción de petróleo. Él sabe muy bien que el entendimiento entre Riad y Moscú generará una gran cantidad de ganancias para Rusia en sus exportaciones de petróleo.
Curiosamente, la oficina de Netanyahu asegura que MbZ lo llamó y que los dos líderes “acordaron continuar el diálogo en una reunión en un futuro cercano”. Pero la agencia de noticias de los Emiratos , WAM, informó que la conversación en realidad tuvo lugar por iniciativa de Netanyahu y que MbZ le dijo que “ estaba dispuesto a trabajar con Israel, y las naciones árabes, para evitar una escalada regional y avanzar en un camino hacia la paz y la estabilidad.»
La información de la agencia de los Emiratos en efecto da cuenta que los Emiratos Árabes Unidos ponen el acento en la estabilidad regional y que no se verán arrastrados a ninguna travesura estadounidense-israelí para socavar los actuales procesos de paz, no solo entre Arabia Saudita e Irán, sino también en aquellos que involucran el regreso de Siria a la Liga Árabe, un alto el fuego en Yemen, entre otros.
La información no menciona ningún compromiso por parte de MbZ de reunirse con Netanyahu, quien, por supuesto, no quiere darse por vencido y no quiere reconocer que Israel está perdiendo poder regional.
Mientras tanto, el USS Florida acecha en las aguas del Golfo Pérsico, enviando un mensaje de advertencia tácito, pero ineficaz, tanto a los estados árabes como a Beijing. En la reacción de EE.UU., radica el verdadero peligro. La Administración Biden necesita desesperadamente una imagen de poder y puede recurrir a la fuerza para frustrar lo que es nada menos que un cambio de placas tectónicas en la geopolítica de Asia Occidental. Un cambio que debería abordarse con herramientas diplomáticas y no militares, o , simplemente, reconocer que las tornas están cambiando en todo el mundo