GIUSEPPE MASALA, ECONOMISTA ITALIANO
Según el Wall Street Journal, el mecanismo que permitía financiar la enorme deuda externa estadounidense con capitales chinos y de otros países (incluidos rusos, japoneses y del norte de Europa), se ha atascado y esto -añado yo- podría desembocar en una enorme crisis financiera hasta que todos los inversores extranjeros (salvo los vasallos europeos y japoneses) abandonen el dólar a riesgo de provocar el hundimiento de toda la economía occidental.
Desde hace algunas semanas, todos los caminos conducen a Pekín, o mejor dicho, parece que desde Washington todos los caminos conducen a Pekín. Evidentemente, algo está hirviendo en la olla de las relaciones entre las dos superpotencias. En pocas semanas hemos visto en la capital del Imperio Celeste a Bill Gates, Antony Blinken, John Kerry, Janet Yellen e incluso al ya centenario Henry Kissinger. Demasiado ajetreo para ser una mera coincidencia. Pero vayamos por orden y quizás hasta encontremos un hilo lógico.
Es cierto que Bill Gates no tiene ningún papel en el gobierno estadounidense, pero no es menos cierto que su enorme poder económico y tecnológico le convierte en un miembro clave de la élite dirigente de Estados Unidos y, por tanto, de Occidente. Según todos los analistas, la visita de Gates tenía como objetivo intentar un deshielo entre las dos superpotencias enfrentadas en una lucha sin cuartel en sectores de gran interés para el magnate estadounidense como la supremacía tecnológica, la disociación de las esferas de influencia de Estados Unidos y China y el consiguiente fin de la globalización, la guerra por las tierras raras y la producción de microchips (1).
Más allá de las declaraciones pragmáticas, no se sabe cómo se desarrollaron las conversaciones ni si se avanzó hacia algún tipo de deshielo. Pero por lo que ocurrió después, cabe sospechar que incluso estas conversaciones acabaron en un completo fracaso.
Inmediatamente después de la visita de Gates, se produjo la visita del Secretario de Estado de EE.UU., Antony Blinken, que por cierto es la visita del funcionario de más alto rango del gobierno de EE.UU. desde el inicio de la presidencia de Biden. Aunque Xi aseguró a EE.UU. y a Blinken que China no pretende sustituir a Washington, también añadió que: «Del mismo modo, EE.UU. debe respetar a China y no perjudicar sus derechos e intereses legítimos, y ninguna de las partes debe tratar de moldear a la otra ni privarla de su legítimo derecho al desarrollo».
Y de esta última declaración de Xi se desprende que no hay precisamente uniformidad de opiniones, de hecho en su rueda de prensa Blinken afirmó que: «Estados Unidos siempre defenderá los intereses y valores del pueblo estadounidense y trabajará con sus aliados y socios para avanzar en la visión de un mundo libre y abierto que apoye el orden internacional basado en normas».
En resumen, según Blinken, Estados Unidos y sus socios (sería más exacto decir vasallos) tienen derecho a inmiscuirse en los asuntos de los demás para hacer avanzar el orden internacional «basado en normas». Donde todo el mundo sabe que en realidad esas reglas occidentales son de geometría variable en función de cuáles sean los intereses contingentes de EEUU.
Incluso la visita a China de John Kerry, el zar del clima de la administración estadounidense (3), forma parte de una lógica económica; la de aquellos a los que les gustaría invertir las actuales relaciones de poder industrial, financiero y económico -ya claramente desequilibradas a favor de China- aprovechando el truco de marketing del cambio climático y, por tanto, la necesidad de empezar de cero en la producción trabajando en la energía verde con la esperanza, precisamente, de invertir las relaciones de poder.
Aparte del hecho de que China en muchos sectores como la industria del automóvil seguiría estando a la vanguardia, parece claro que los chinos no tienen intención de cambiar el terreno de juego, entre otras cosas porque ahora con Rusia totalmente de su lado tienen garantizada energía barata para las próximas décadas.
En esta serie de visitas que indican claramente que están en marcha conversaciones de amplio espectro, las más importantes son sin duda las que vieron aterrizar en Pekín a la secretaria del Tesoro Yellen y al ya anciano Henry Kissinger, protagonista del deshielo Washington-Pekín en los años setenta que llevó a la victoria del bloque occidental contra la URSS; sin el apoyo tácito de Pekín a Washington, que rompió esencialmente con Moscú a pesar de la «hermandad comunista», habría sido muy difícil para Occidente imponerse en la Guerra Fría.
Aunque no surgió nada sustancial sobre los temas de las conversaciones entre Yellen y el establishment chino, la serie de reverencias de la estadounidense al viceprimer ministro chino He Lifeng, que se cuidó de no corresponderle, fue sin embargo muy llamativa. Fue un sketch tan embarazoso que los medios de comunicación estadounidenses idearon el increíble espectáculo de la intoxicación de Yellen por hongos alucinógenos (4).
Sin embargo, según la gran mayoría de los analistas, Yellen había discutido con sus homólogos chinos las inversiones financieras de Pekín en Estados Unidos. Inversiones que eran absolutamente necesarias (dada la enorme posición financiera neta de Washington) para evitar una enorme crisis financiera estadounidense; según los analistas, las conversaciones fueron terriblemente mal y los chinos rechazaron la idea de seguir invirtiendo en Wall Street. Paralela a esta visita fue la de Kissinger, que sólo aparentemente -dada la edad del anfitrión- fue una visita marcada por la amargura.
De hecho, Kissinger trajo consigo a Hank Paulson «el gorila», el Secretario de Estado en el momento de la crisis de Wall Street en 2007, que consiguió reactivar la economía estadounidense gracias a que fue capaz de canalizar enormes inversiones chinas a través de su Diálogo Económico Estratégico (DEE), un mecanismo bilateral chino-estadounidense de intervención global destinado a resolver problemas económicos en interés de ambos países. Esta emblemática presencia junto a Kissinger podría ser una señal de que los estadounidenses han propuesto a los chinos la reactivación de este mecanismo. Así que, aparte de la visita de amarcord Kissinger a Pekín…
Pero quizás al final el rompecabezas de todos estos «misteriosos» viajes en la ruta Washington-Pekín sea finalmente reconstruido por la propia Biblia del capitalismo norteamericano, el Wall Street Journal, que en un artículo publicado en su número de ayer y elocuentemente titulado «El dinero chino huye del mundo occidental», ilustra cómo el capital chino está abandonando Occidente para reposicionarse en inversiones en fábricas del sudeste asiático, así como en proyectos mineros y energéticos en Asia, Oriente Medio y Sudamérica.
En resumen, según el Wall Street Journal, el mecanismo que permitía financiar la enorme deuda externa estadounidense (en parte deuda pública y en parte deuda privada) con capitales chinos y de otros países (incluidos rusos, japoneses y del norte de Europa), se ha atascado y esto -añado yo- podría desembocar en una enorme crisis financiera que quizá podría amortiguarse durante un tiempo con maniobras de expansión monetaria; es decir, la Fed imprime dinero para prestar a los bancos y el Estado para financiar su deuda… ¡mientras funcione! Es decir, hasta que todos los inversores extranjeros (salvo los vasallos europeos y japoneses) abandonen el dólar a riesgo de provocar el hundimiento de toda la economía occidental.
Todo lo cual, por otra parte, ya vimos los primeros signos durante la crisis bancaria sistémica que se produjo en la primavera de este año en EEUU y que supuso la quiebra de varios bancos de tamaño medio como el Silicon Valley Bank; además, ya les dije entonces que se trataba de una crisis bancaria sistémica y que, por tanto, no se debía a la mala gestión de bancos individuales sino a una salida de capitales del sistema financiero estadounidense (6).
Si lo afirmado ayer por el Wall Street Journal se confirma en los próximos meses y años, estamos ante una situación extremadamente peligrosa (sobre todo para Occidente) que hay que seguir con la máxima atención.
Notas
(1) Wired, El encuentro entre Bill Gates y Xi Jinping, 16 de junio de 2023 Enlace: https://www.wired.it/article/bill-gates-xi-jinping-cina-incontro/
(2) ItaliaOggi, EE.UU., Blinken en Pekín. Presidente Xi: China respeta los intereses americanos, EEUU hace lo mismo, 19 de junio de 2023
Enlace: https://www.italiaoggi.it/news/usa-blinken-a-pechino-il-presidente-xi-la-cina-rispetta-gli-interessi-americani-gli-usa-facciano-lo-202306191056333773
(3) China Files, En China y Asia – John Kerry pide en Pekín una «acción urgente» sobre el clima, 18 de julio de 2023 Enlace: https://www.china-files.com/in-cina-e-asia-john-kerry-pechino-clima/
(4) Huffpost Italia, Yellen y el amarillo de las setas alucinógenas en China. CNN: «¿Estaba intoxicada?», 17 de julio de 2023 Enlace: https://www.huffingtonpost.it/esteri/2023/07/17/news/yellen_e_il_giallo_dei_funghi_allucinogeni_in_cina-12790370/
(5) Wall Street Journal, El dinero chino huye del mundo occidental, 25 de julio de 2023 Enlace: https://www.wsj.com/articles/chinese-money-flees-the-western-world-673d9bbb
(6) The AntiDiplomat, It’s not just banking. A Systemic Crisis Has Begun in the US!, 5 de mayo de 2023 Enlace: https://www.lantidiplomatico.it/dettnews-non__solo_bancaria_negli_usa_ha_avuto_inizio_una_crisi_sistemica/29296_49575