M. K. BHADRAKUMAR, DIPLOMÁTICO SENIOR INDIO
¿Logró algo Biden a pesar de su derrota en la guerra de Ucrania y de la guerra eterna que recién comienza en Medio Oriente? ¿Estados Unidos se encuentra en “una posición de fuerza” en su relación con China?
La reunión cumbre entre los presidentes Joe Biden y Xi Jinping en San Francisco el miércoles pasado es una señal que ha producido un cambio en la atmósfera las relaciones entre Estados Unidos y China. Sin embargo, más allá de las declaraciones, ambas potencias siguen teniendo serias diferencias y en el futuro próximo deberán navegar en dos elecciones presidenciales de alto riesgo en 2024: en Taiwán en enero y en Estados Unidos en noviembre.
Tanto Washington como Beijing hablaron de un balance positivo y se mostraron ansiosos por publicitar una diplomacia exitosa. Para Biden, es urgente reivindicar el éxito de su política exterior cuando la guerra por poderes en Ucrania prácticamente se ha perdido y otra guerra acaba de comenzar en Oriente Medio. Después de todo, la guerra es un fracaso de la diplomacia.
Terminada la Cumbre, Biden dijo que sus conversaciones con Xi “fueron algunas de las discusiones más constructivas y productivas que he tenido… hemos logrado algunos avances importantes, creo… que vamos a llevar a cabo una diplomacia de alto nivel con la República Popular China, mantendremos abiertas las líneas de comunicación entre el presidente Xi y yo. Acordamos que cualquiera de nosotros podía levantar el teléfono y llamar directamente”. Biden terminó su conferencia de prensa llamando dictador a Xi, pero añadió un comentario final: “De todos modos, logramos avances”.
China hizo su propio resumen: “La reunión fue positiva, integral y constructiva. Ha trazado el rumbo para mejorar y desarrollar las relaciones entre China y Estados Unidos. Y San Francisco debería ser un nuevo punto de partida para estabilizar las relaciones entre China y Estados Unidos. Ellos [Xi y Biden] dieron instrucciones a sus equipos para que se aprovecharan los entendimientos alcanzados en Bali y dieran seguimiento e implementaran oportunamente la nueva visión acordada en San Francisco. Los dos jefes de Estado acordaron continuar sus contactos regulares”.
La diplomacia china destacó que Biden “recibió calurosamente” a Xi, organizó un almuerzo en su honor y “lo acompañó a su limusina para despedirse”. Dijo que los dos presidentes tuvieron “un intercambio sincero y profundo de puntos de vista sobre cuestiones estratégicas y críticas en las relaciones entre China y Estados Unidos y sobre cuestiones importantes que afectan la paz y el desarrollo mundial”.
A su vez, la lectura de la Casa Blanca expresó: «Los dos líderes mantuvieron una discusión sincera y constructiva sobre una variedad de cuestiones bilaterales y globales, incluidas áreas de posible cooperación e intercambiaron puntos de vista sobre las áreas de diferencia».
Aunque era demasiado esperar un avance significativo en la relación, las conversaciones de cuatro horas produjeron algunos resultados: las dos partes acordaron trabajar juntas para controlar los flujos de estupefacientes, reanudar las comunicaciones entre militares, cooperar en los riesgos planteados por la inteligencia artificial, ampliar los intercambios en educación, negocios y cultura y aumentar el número de vuelos entre sus países. Algo es mejor que nada. No se emitió ninguna declaración conjunta después de la cumbre.
Luego está la cuestión más controvertida, que ninguna de las partes se atrevería a discutir públicamente: a saber, China ha comenzado a vender sus vastas tenencias de bonos del Tesoro estadounidense. El daño que esta liquidación de dólares podría causar a los mercados financieros, a las finanzas de Washington y a su economía no necesita explicación.
Durante décadas, Estados Unidos ha sido un gran consumidor, pero como los estadounidenses tienen un creciente déficit comercial, necesitan pedir prestado para respaldar sus importaciones de China y durante años Beijing sostuvo indirectamente este comercio a través de sus compras de bonos del Tesoro estadounidense. Pero la matriz ha cambiado.
Tal como están las cosas, la demanda de bonos estadounidenses no es alta; de hecho, el comprador más importante de bonos estadounidenses es … la Reserva Federal de Estados Unidos. Los economistas comparan este malabarismo con algo como “tener una panadería y comprar la mayor parte del pan no vendido al final del día para no formar una opinión negativa sobre las ventas”. El hecho de que la Secretaria del Tesoro, Janet Yellen, apareciera en el centro de las relaciones entre Estados Unidos y China es una señal clave.
En realidad, finalizada la cumbre ninguna de las partes reveló nada revelador a la prensa. Xi afirmó que no importa lo que haga Estados Unidos, la reunificación de Taiwán es “inevitable” y propuso una “coexistencia pacífica”, el modo de vida elegido entre la Unión Soviética y Estados Unidos. En cambio, Biden insistió que “Estados Unidos y China compiten” y que Washington “siempre defenderá sus intereses, sus valores , a sus aliados y socios”.
Si Beijing esperaba un retorno al “espíritu de Bali”, Washington ni siquiera reconoce tal cosa. La lectura de la Casa Blanca sobre la reunión de San Francisco tampoco menciona garantías. Es evidente que existen lagunas sustanciales en la percepción estratégica y el entendimiento mutuo. Y hay motivos para dudar que se hubieran producido negociaciones reales durante las cuatro horas de conversación.
Un estudio detenido de las dos lecturas (y de los informes de los medios) indican que, principalmente, Biden habló de manera grandilocuente para su audiencia política interna, mientras que las palabras de Xi tenían la mirada puesta en la audiencia global.
Biden demostró su disposición a ser duro con China y evitar cualquier concesión sustancial o unilateral, quizo dejar en claro que su experiencia en la diplomacia está al servicio de los intereses de Estados Unidos y que su agilidad mental, a los 80 años, es capaz de resistir los rigores de la diplomacia personal.
Por su parte Xi, no hizo ninguna consideración personal. Se elevó alto, como la alondra que describe Shelley: “ era como una nube de fuego… su alegría incorpórea dice que su vuelo apenas comienza».
La de Xi fue la voz de la razón y la cooperación que contrastó marcadamente con el enfoque confrontacional de Biden. Xi sostuvo: “Washington y Beijing deben unirse para enfrentar los desafíos globales y promover la seguridad y la prosperidad global ” … en lugar de “aferrarse a la mentalidad de suma cero” y así “conducir al mundo hacia el enfrentamiento y la división”.
La narrativa occidental está en ruinas. Xi no parecía estar en una posición política y diplomáticamente débil, aunque según los medio occidentales afirmen que China esta lidiando con problemas económicos. Evidentemente, no es cierto que Xi necesitara una cumbre “exitosa” como cuentan estos medios. Por el contrario, la cumbre transmitió un resonante mensaje, China es una gran potencia global.
Y aunque la cumbre no pareció haber hecho nada serio para restablecer la relación abordando los intereses vitales y las preocupaciones centrales de cada uno, es bueno que se hayan reabierto los vínculos de comunicación, lo que será útil para gestionar la relación.
Mientras tanto, hay una pizca de esperanza que el tema potencialmente más explosivo –Taiwán– pueda calmar sus turbulentas aguas. Sin duda, las elecciones en Taiwán serán de vital importancia para la relación entre Estados Unidos y China, ya que, si los dos principales partidos de oposición, el Kuomintang (KMT) y el Partido Popular de Taiwán (TPP) han decidido unir sus fuerzas. Si en las elecciones del 13 de enero presentan con un solo candidato esta una candidatura será formidable garantizando una victoria.
Esto, por supuesto, tendrá un impacto en la delicada dinámica de la cuestión de Taiwán, dada la clara voluntad del KMT y el TPP de mejorar el diálogo a través del Estrecho, ofreciendo perspectiva un respiro en las negociaciones entre Washington y Beijing.
Las preguntas siguen siendo: ¿Biden logró algo a pesar de su derrota en la guerra de Ucrania y de la guerra eterna que recién comienza en Medio Oriente? ¿Estados Unidos se encuentra en “una posición de fuerza” en su relación con China?
Dicho de otro modo, ¿está China prestando atención a las súplicas de Estados Unidos de hacer retroceder sus relaciones con Rusia e Irán? Los indicios, desde nuestro punto de vista, nos muestran todo lo contrario.