MK BHADRAKUMAR, EX DIPLOMÁTICO INDIO
El Canciller Olaf Scholz ha reorientado la cooperación alemana en materia de defensa alejándola de Francia y acercándola a Estados Unidos. La lucha de poder entre las dos potencias más grandes de la UE, se ha convertido en un antagonismo que se manifiesta en dos visiones diferentes del mundo.
No podría haber una mejor metáfora que la que un analista chino utilizó para caracterizar a la OTAN al comentar la reciente declaración de su secretario general, Jens Stoltenberg: “Occidente no busca la guerra con Rusia, pero aún así debería prepararnos para una confrontación que podría durar décadas”.
El analista chino comparó a Stoltenberg con el encargado de una empresa funeraria, “ la OTAN es un comerciante de ataúdes que no gana dinero en tiempos de paz. Pero, cómo empresa funeraria, la OTAN necesita conflictos y derramamiento de sangre para obtener ganancias. Por lo tanto, siembra miedo y pánico para garantizar que sus países miembros sigan contribuyendo con su financiamiento”.
La declaración de Stoltenberg apareció en una entrevista con el periódico alemán Welt Am Sonntag el 10 de febrero, poco después de la famosa entrevista del presidente ruso Vladimir Putin con Tucker Carlson, donde el Kremlin señaló que Rusia no se negó ni se niega a negociar para poner fin a la guerra en Ucrania. Sin duda, Stoltenberg se apresuró hablar en nombre del Pentágono.
Moscú, que ha alcanzado una posición inexpugnable en la guerra, no está interesado en una guerra a gran escala para alcanzar sus objetivos, ya que, en última instancia, Occidente tendrá que coexistir con Rusia. La entrevista de Putin con Carlson se programó cuidadosamente cuando apenas faltaban quince días para que la guerra entrara en su tercer año.
El “mensaje” de Putin de que Rusia está abierta al diálogo tomó a Washington con la guardia baja. Por un lado, el ancho de banda de la Administración Biden está dominado por la crisis entre Israel y Palestina. Por otro lado, el segundo aniversario de la guerra en Ucrania está marcado por una importante victoria en el campo de batalla de las fuerzas rusas en la estratégica ciudad oriental de Avdiivka (la puerta de entrada a la ciudad de Donetsk), y efectivamente es la línea del frente desde 2014, cuando comenzó el conflicto en Donbass.
Todos los intentos de las tropas rusas de liquidar la gran base ucraniana en Avdiivka que amenazaba a la ciudad de Donetsk habían fracasado . Avdiivka es clave para el objetivo de Rusia de asegurar el control total de las dos provincias orientales de Donbass: Donetsk y Luhansk. Su captura no sólo eleva la moral rusa sino que también consolida a Donetsk como un importante centro logístico ruso para futuras operaciones hacia el oeste en dirección al río Dniéper.
En términos políticos-militares, subraya que los rusos están avanzando a lo largo de los casi 1.000 kilómetros de línea del frente. El ejército ucraniano sufrió una derrota fundamental en Avdiivka.
El intento de reelección de Biden se verá complicado si siguen apareciendo noticias tan angustiosas desde Ucrania que destacan la gravedad de su desastre en política exterior. Mientras, tanto la OTAN se enfrenta a otra derrota humillante después de Afganistán, y Donald Trump desafía implacablemente a Biden en la cuestión Rusia-Ucrania.
Contrariamente a los pronósticos anteriores, las elecciones estadounidenses se han convertido en uno de los factores más influyentes en el conflicto de Ucrania.
La aprobación en el Congreso estadounidense de un paquete de ayuda militar para Ucrania todavía es incierto. El principal obstáculo estuvo en la Cámara de Representantes, donde los republicanos tienen mayoría. Además, el presidente de la Cámara no tiene ninguna prisa por presentar el proyecto de ley aprobado por el Senado y el Congreso en su conjunto está a punto de volver a centrarse en las políticas fiscales internas, de modo que el proyecto de ley de ayuda a Ucrania podría simplemente caer en la lista de prioridades en la agenda legislativa.
Mientras tanto, la audiencia en la Corte Suprema sobre la candidatura de Trump indica que los rumores que se le podría impedir postularse para la presidencia son sólo una ilusión. Eso significa que, si Trump mantiene su ventaja en las primarias de Carolina del Sur el 24 de febrero, la carrera republicana prácticamente habrá terminado y él será el candidato del partido. Trump también ha ampliado su ventaja sobre Joe Biden en las encuestas.
El flujo de financiación hacia Ucrania ya está disminuyendo y hay un manto de pesimismo entre los partidarios de Ucrania en Europa después de haber descubierto que Kiev no está ganando la guerra. La guerra por poderes de Occidente sin un objetivo bélico claramente establecido significa que tampoco existe una estrategia de salida.
Una victoria de Trump expondría gravemente a los socios europeos de EE.UU. Cerrar el déficit de financiación de Europa va a ser también muy problemático.
Hasta ahora, Estados Unidos ha comprometido 71.400 millones de euros, más de la mitad en forma de ayuda militar. El segundo lugar lo ocupa Alemania con 21.000 millones de euros, seguida por el Reino Unido con 13.300 millones de euros. Noruega ocupa el cuarto lugar. La paradoja es que, si bien los tres mayores donantes europeos son todos miembros de la OTAN, sólo Alemania es miembro de la Unión Europea.
Y Alemania no es lo suficientemente grande como para llenar por sí sola el vacío dejado por Estados Unidos. Pero el mayor obstáculo para una respuesta europea común es la falta de puntos en común entre Francia y Alemania.
La especial relación franco-alemana se ha convertido en gran medida en un artefacto histórico. Los dos gigantes de la UE están aplicando estrategias económicas incompatibles (en materia de política fiscal y energía nuclear) y sus economías están divergiendo, al igual que sus políticas y estrategias de defensa.
El Canciller Olaf Scholz ha reorientado la cooperación alemana en materia de defensa alejándola de Francia y acercándola a Estados Unidos. La lucha de poder entre las dos potencias más grandes de la UE, que tuvo su origen en la falta de química entre el presidente francés Emmanuel Macron y Scholz, se ha convertido en un antagonismo que se manifiesta en dos visiones diferentes del mundo.
El concepto de “autonomía estratégica” de Macron, que exige que Europa no dependa de potencias externas en áreas vitales que podrían darles influencia política, choca con la dependencia histórica de Alemania del paraguas militar estadounidense (que Francia no necesita).
Después de una reunión con Biden en la Casa Blanca en Washington el 9 de febrero, Scholz dijo: “No nos andemos con rodeos: el apoyo de Estados Unidos es indispensable para que Ucrania sea capaz de defenderse”. Scholz abogó firmemente por aumentar la ayuda militar a Ucrania y enfatizó la necesidad imperativa de enviar una “señal muy clara” a Putin.
El canciller alemán dijo: «Necesitamos demostrar que él (Putin) no puede contar con que nuestro apoyo disminuya» y añadió: «El apoyo que brindaremos será a una escala suficientemente grande y durará lo suficiente». Al exagerar la atmósfera bélica, Alemania busca mantener la relevancia y la estabilidad financiera de la OTAN durante el conflicto en Ucrania.
Biden respondió a Scholz ronroneando como un gato que muestra placer. Biden recibirá próximamente al presidente polaco Andrzej Duda y al primer ministro Donald Tusk en una reunión en Washington el 12 de marzo. Estados Unidos está revitalizando su coalición con Alemania y Polonia para la siguiente fase de la guerra de Ucrania. Francia se queda afuera mirando hacia adentro, mientras Gran Bretaña yace en coma.
En pocas palabras, mientras la ilusión del presidente ucraniano Volodymyr Zelensky es que puede ganar esta guerra, la ilusión de la OTAN es que hará lo que sea necesario. Pero el dinero de la funeraria se está acabando y el futuro negocio depende de la prolongación de la guerra.
Se ha descorrido el velo de la narrativa occidental: esta guerra nunca fue sobre Ucrania. La imagen de Rusia como enemiga se ha convertido en la piedra angular de la existencia y función misma de la OTAN.
Ciertamente, recibir órdenes de una empresa funeraria no favorece los intereses de Alemania. El destacado editor alemán Wolfgang Münchau escribió recientemente: “ hay una desorientación general en Alemania que es parte del cambio geopolítico y social que se manifiesta en una tambaleante economía, la desindustrialización y la ausencia de una estrategia postindustrial del país”
Claramente, los intereses europeos residen en asumir su propia defensa y hacer las paces con Rusia para centrar la atención en la economía. Los propios alemanes están en conflicto por esta guerra. Scholz no es un hombre de carisma ni de grandes ideas, señaló Münchau, y los alemanes ya no confía en él. Pero además está “ un problema más profundo: este no es realmente Scholz. Es que Alemania se ha vuelto mucho más difícil de gobernar”.