ESTADOS UNIDOS NO TIENE LA CAPACIDAD PARA APLASTAR A LA CHINA DE HOY
Editorial del diario Chino «Global Times»
¿Por qué Estados Unidos esta en campaña contra China? ¿Todavía hay espacio para que China y Estados Unidos alivien las tensiones y eviten una confrontación total?
El sentimiento más común de élites políticas estadounidenses al parecer es: “hemos tenido buenas relaciones con China desde principios de la década de 1970, y durante mucho tiempo hemos creído que el auge de la economía de mercado, provocado por este contacto, eventualmente conduciría a la liberalización política en China. Sin embargo, ahora estamos completamente decepcionados”.
Creemos que tal explicación es un solo el producto de auto-convencimiento selectivo de las élites estadounidenses, así como lo es hoy su demanda para que todo occidente se confronte con China.
La distensión en las relaciones chino-estadounidenses comenzó con la visita del ex presidente estadounidense Richard Nixon en 1972 durante el pico de la Guerra Fría. Estados Unidos, forzado, precisamente, por la Guerra Fría tuvo que tomar la iniciativa de acercarse a China. En ese momento, China tenía una fuerte confrontación ideológica con Occidente. Pero el acercamiento de las relaciones entre China y Estados Unidos reformuló la estructura geopolítica de la región de Asia Pacífico y afectó a la correlación de fuerzas internacionales. Este era el verdadero propósito de Washington.
Después de la reforma y apertura de China a fines de la década de 1970, China y Estados Unidos establecieron una amplia gama de relaciones. Pero, siempre (hasta fines de la década de 1980) su objetivo fue utilizar a China para acumular fichas de negociación contra la Unión Soviética.
Después del final de la Guerra Fría (durante la década de 1990) la dirección estratégica de Washington fue digerir sus logros durante la Guerra Fría. Entonces China, como mercado emergente, atrajo el interés de los capitales norteamericanos. Aunque sus élites conservadoras no renunciaron a su hostilidad contra China, el enorme potencial del mercado chino impidió la propagación de esa sentimiento hostil.
En los últimos años el sentimiento que China es una gran competencia para Estados Unidos se ha fortalecido. El ascenso de China ha alcanzado el punto crítico de su tolerancia estratégica. Hoy la administración Trump considera a China como su mayor competidor estratégico. La política de Estados Unidos hacia China ha experimentado una reversión cardinal.
Estados Unidos nunca se ha enfrentado a un país como China, un nación enorme con un rápido desarrollo y con un potencial ilimitado. Las élites políticas de Washington están en pánico. Han recuperado íntegramente la mentalidad de la Guerra Fría.
Estados Unidos ha colocado sus intereses hegemónicos como prioridad absoluta y los intereses económicos de ambos países se han relegado a un segundo plano. Pareciera que Estados Unidos repentinamente ha regresado al siglo XX.
China no tiene experiencia de cómo actuar interactuar con el hegemón mundial. Ante la ferocidad de Estados Unidos, ¿deberíamos tratar de calmarlo, o deberíamos hacer bien lo nuestro y contraatacar? Esto es lo que necesitamos explorar.
Sin embargo, creemos que la ingenuidad de China afectará el desarrollo de esta perspectiva durante mucho tiempo. El hecho de que China se este convirtiendo en un país importante se debe al deseo del pueblo chino de terminar con la pobreza y conquistar una modesta prosperidad. No estamos en una campaña para destronar el poder de Estados Unidos.
El desarrollo militar de China sólo está en línea con sus riesgos y su necesidad de proteger sus intereses nacionales. China sigue siendo un país estratégicamente defensivo, sin ninguna ambición de expansión. Nuestra «dureza» es una estrategia para proteger nuestros intereses básicos, no para establecer un orden mundial.
Estados Unidos ha juzgado equivocadamente las razones estratégicas de China. China es una sociedad enorme, y los asuntos internos son el foco principal del gobierno. El Partido Comunista de China (PCCh) es la fuerza central que impulsa al pueblo chino a cumplir con los quehaceres de todos.
Desde el 18º Congreso Nacional del PCCh celebrado en 2012, la campaña anticorrupción ha cambiado profundamente el estilo de gobierno. China ha avanzado en la construcción de la equidad, la justicia y la industria de la información se ha desarrollado abriendo nuevas perspectivas. Recientemente hemos puesto bajo control la epidemia de COVID-19. Este es un período de estabilidad sin precedentes en que la política China.
Estados Unidos no tiene la capacidad de aplastar a la China de hoy. Nuestra nación ya es lo suficientemente poderosa pero es pacífica. No tomaremos nunca el peligroso camino de la expansión. Aunque China tiene una ideología diferente a las de algunos países occidentales, no siembra la “política del odio”. Por esta razón Estados Unidos ha encontrado resistencias al tratar de formar un campo anti-China.
La comprensión Washington de los intereses de EEUU y de China está desactualizada. En lugar de luchar contra China está luchando contra el siglo XXI. Inevitablemente chocará contra la pared.