ALASTAIR CROOKE, EX DIPLOMÁTICO BRITÁNICO
«Ahora estamos desplegando la Nakba en Gaza», ha declarado Avi Dichter, ministro de Agricultura de Israel y ex jefe del Shin Bet. (La “Nakba hace referencia al éxodo obligado de palestinos de sus tierras en 1948). El gabinete israelí ha sido informado que hasta 1.700.000 habitantes de Gaza (de una población total de 2,2 millones) ya no pueden vivir en sus propios hogares, ya sea porque han sido «desplazados» o porque sus hogares han sido destruidos.
Mientras tanto los medios proyectan una imagen del ejército israelí «avanzando» con tanques y vehículos blindados alrededor de la ciudad de Gaza. Sin embargo, observamos muy pocas imágenes de soldados patrullando a pie. – ya sea para proteger los tanques, que están sujetos al fuego de francotiradores o como sospechan muchos analistas por temor a las bajas israelíes.
Claramente, los israelitas se apegan a sus vehículos blindados, aunque están sufriendo pérdidas de sus vehículos blindados por miniescuadrones de combatientes de Hamás que emergen repentinamente de túneles ocultos para destruir estos vehículos, antes de desaparecer nuevamente bajo tierra.
Las FDI han entrado en la ciudad de Gaza, avanzando un par de kilómetros en un mes, pero hasta la fecha no muestran pruebas serias de haber encontrado a las fuerzas de Hamas, ni de haber eliminado a un número apreciable de ellas. ¿Por qué?
En pocas palabras, los israelíes están librando un modelo de guerra convencional (un «puño» blindado avanzando poco a poco protegido por apoyo aéreo masivo). Pero la contradicción con este modelo es descaradamente obvia: el llamado «enemigo» sobre el terreno son simplemente civiles, que están muriendo en cantidades horripilantes, mientras que las fuerzas de Hamás permanecen intactas, en las profundidades de la tierra. Ahí es donde reside la infraestructura de Hamás.
Las contradicciones inherentes a este enfoque tienen sus raíces en la evolución de las FDI (fuerzas armadas israelíes) que a lo largo del tiempo se ha ido convirtiendo en una fuerza policial colonial, acostumbrada a vigilar la ocupación a través del despliegue de una fuerza masiva.
No es ningún secreto que las FDI temen entablar enfrentamientos cuerpo a cuerpo con unidades de Hamás en el complejo de túneles (para los cuales sus combatientes no están adaptados). Así que, en cambio, tenemos un espectáculo de vehículos blindados desfilando en la superficie, junto con afirmaciones infundadas sobre supuestos daños infligidos a Hamás.
La contradicción más obvia es la afirmación del Gabinete israelí de unas casi inexistentes presiones sobre Hamas para crear las condiciones de la liberación de rehenes; mientras que la presión real –los incesantes ataques aéreos– que están devastando a la población civil y sus infraestructuras (hospitales, escuelas, panaderías y campos de refugiados) está facilitando una segunda Nakba ( éxodo palestino de sus tierras) más que la liberación de rehenes.
Quizás Hamás libere rehenes de manera calculada de acuerdo a sus objetivos estratégicos. De ser así, probablemente se interpretará –erróneamente– que Hamás está siendo derrotado. Por lo tanto, se puede llegar a la conclusión que los bombardeos masivos «funcionan». Como señala Zvi Bar’el en el diario liberal israelí Haaretz :
«Según la concepción de Israel, la crisis humanitaria es parte del arsenal a su disposición, que puede usarse como moneda de cambio en las negociaciones sobre la liberación de rehenes. Su papel es grabar en la conciencia palestina el castigo apocalíptico que deberá enfrentar cualquiera que -de ahora en adelante- se atreva a desafiar a Israel.
Se trata de la continuación de un concepto estratégico profundamente arraigado según el cual el sufrimiento humano podría generar beneficios relacionados con la seguridad. Más importante aún, la crisis humanitaria en Gaza ahora le da a Israel una influencia diplomática que incluye obtener concesiones… sobre todo, implica debilitar la prisa estadounidense por alcanzar una solución de dos Estados».
Por lo tanto, la lógica ineludible de este análisis es continuar con las operaciones. Si pon está funcionando con respecto a la liberación de rehenes o a la destrucción de Hamás, puede presentarse ante la población israelí como «exitosa» porque está obligando a los civiles a huir de sus devastadas ciudades y comunidades (lo que Dichter llama la «Nakba en Gaza”).
Con la implantación de la ‘Doctrina/Operación Nakba’, las condiciones para la liberación de los rehenes se desvanecen; Hamas pide un alto el fuego prolongado y suministros humanitarios. Las FDI pueden tener al menos dos objetivos: continuar la destrucción continua o crear condiciones para la liberación de rehenes. (Parece que el gabinete ha optado por lo primero).
El otro dilema (más profundo) es que se están acumulando las presiones internacionales para un alto el fuego (y la liberación de rehenes). El tiempo apremia y es posible que sea necesario cesar la operación militar. La cuestión para el Gabinete de Netanyahu es, una vez detenidos los bombardeos, ¿será posible reanudar la masacre de civiles y producir una Nakba en Gaza?
En este contexto, el sentimiento popular israelí –incluso entre los ex liberales– avanza hacia una Gran Nakba. A los palestinos de Gaza se les ha condenado a un nuevo éxodo masivo. Lo mismo está ocurriendo en Cisjordania, con el permanente aumento de la violencia de los colonos contra los palestinos. Incluso un «liberal» como el ex líder de la oposición Lapid ahora está de acuerdo “que los colonos» en la Cisjordania ocupada no son «colonos» ya que ese territorio no es más que la «tierra bíblica de Israel».
La intención de efectuar una Nakba también se están ampliando al sur del Líbano. Los miembros radicales del gobierno de Netanyahu dicen que los israelíes nunca regresarán al kibutz adyacente al Líbano, sin que las milicias de Hezbollah sean obligados a retirarse de la zona fronteriza.
Entonces, se empieza a escuchar un llamado para que «Israel llegue hasta el rio Litani (una importante fuente de agua) y «por casualidad» la fuerza aérea israelí ha comenzado a operar hasta 40 kilómetros dentro del Líbano. Los miembros del gabinete ahora hablan abiertamente que las FDI necesitan dirigir su atención a Hezbollah una vez que Hamas haya sido «eliminado».
La frontera norte inevitablemente se está calentando. Hezbollah está utilizando su armamento más sofisticado contra posiciones de las FDI en el norte de «Israel» mientras las «reglas» de enfrentamiento se desdibujan continuamente. Por su parte «Israel» está respondiendo, con ataques cada vez más profundos hacia el sur del Líbano (aparentemente para atacar la infraestructura de retaguardia de Hezbollah).
Anoche, el Gabinete de Guerra israelí votó a favor de asestar un duro golpe a Hezbolá, pero Netanyahu puso objeciones. Según se informa, Estados Unidos sospecha que «Israel» está provocando a Hezbollah , con la esperanza de atraer a Estados Unidos a una guerra contra el Líbano.
Claramente, la Casa Blanca está tratando de evitar un deslizamiento hacia una guerra regional total, mientras tanto el frente libanés como el frente iraquí se calientan. El pasado domingo, milicias iraquíes volvieron a disparar misiles contra la base estadounidense en Shaddadi.
«Israel» siente que la crisis actual es un riesgo existencial, pero también es una «oportunidad» para establecer a «Israel» en «sus tierras bíblicas». No hay duda: ésta es la dirección que sigue el sentimiento popular israelí, tanto de izquierda como de derecha, hacia una sangrienta escatología.
Como escribió un comentarista israelí después de ver la película (sin fundamento) de 47 minutos de las FDI sobre los acontecimientos del 7 de octubre:
«Después de ver la película no tengo compasión por ninguna persona en Gaza, ni una mujer, ni un niño, y ciertamente ningún hombre. Todos merecen una muerte dolorosa, todos los palestinos fueron cómplices de esta masacre. Espero que no quede nadie vivo en Gaza, punto!… Estoy seguro que vuestro Dios os desprecia, se avergüenza de vosotros y os quemaría en el infierno, tal como lo están haciendo ahora las FDI».
Hoy en día se cita ampliamente al texto bíblico que habla de la ‘tribu de Amalec’. (El rey Saúl, ordeno a Samuel que mate a todos los amalecitas: «No los perdonéis; matad a hombres y mujeres, niños y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos»).
A medida que el estado de ánimo israelí se vuelve bíblico, aumenta la ira de la mayoría global. Y los musulmanes empiezan a ver la crisis como una guerra de civilizaciones sin concesiones: Occidente contra «nosotros».
Las dos conferencias concomitantes – de la Liga Árabe y de la OCI (celebradas simultáneamente en Riad)– subrayaron el colapso total de la imagen de «Israel» en todo el mundo islámico. El estallido de ira fue palpable y está metamorfoseando la nueva política global.
En Occidente, la ira está fragmentando las estructuras políticas dominantes y provocando amplias convulsiones. Las protestas globales son masivas.
Así, mientras «Israel» gira hacia un «Gran Israel» bíblico, el mundo islámico se vuelve cada vez más intransigente. Y aunque las conferencias no acordaron ningún plan de acción, la imagen del presidente Raisi sentado junto a MbS; y que los presidentes Erdogan y Assad estuvieran juntos en la conferencia, fue sorprendente.
La implicación estratégica es cruda: los israelíes ahora abjuran “de vivir con los musulmanes” y el sentimiento es totalmente correspondido por los palestinos hacia el fanatismo hebreo. El viejo paradigma de una solución política se ha vuelto obsoleto.