FINIAN CUNNINGHAM, PERIODISTA IRLANDÉS
Dicen que una imagen vale más que mil palabras, y la que muestra al Canciller Olaf Scholz con una pala en la mano cavando alegremente en la tierra dice mucho sobre la forma en que está enterrando la economía de Alemania.
No sólo Scholz. Todo el gobierno de coalición en Berlín está traicionando al pueblo alemán actuando como sátrapas de una potencia colonial extranjera. Esa potencia colonial son los Estados Unidos, que han ocupado Alemania con sus tropas y armas nucleares durante ocho décadas.
¿Cómo puede la clase política alemana ser tan abyectamente servil? Simple. Ellos no lo ven así. La rusofobia y la arrogancia imperial occidental les han lavado el cerebro hasta tal punto que sus patéticas acciones les parecen “naturales”.
Vestido como un enterrador, Scholz fue fotografiado sentando las bases de una nueva fábrica de armamento en Baja Sajonia perteneciente a Rheinmetall, el segundo fabricante militar alemán.
Lo acompañaba el ministro de Defensa, Boris Pistorius, quien el fin de semana pasado dijo en la Conferencia de Seguridad de Munich que el gasto militar de Alemania debería duplicarse durante la próxima década.
Esto ocurre mientras la economía alemana está sumida en una recesión y los trabajadores alemanes y sus familias luchan para llegar a fin de mes. A la otrora poderosa economía alemana, motor de toda la Unión Europea, ahora se la conoce como “el enfermo de Europa”. Y tal como van las cosas bajo el gobierno de coalición de Scholz, es decir “el enfermo” pronto estará muerto y enterrado.
Es sorprendente comprender la autolesión que se están infligiendo Scholz y su administración. Las encuestas muestran un enorme descontento popular. Su Partido Socialdemócrata sigue perdiendo votos, como lo atestigua la reciente repetición de las elecciones federales de Berlín.
La economía alemana se está hundiendo en gran parte debido a los crecientes costos de la energía desde que Berlín acepto la imposición de Estados Unidos y corto el suministro de petróleo y gas procedente de Rusia.
Los agricultores alemanes, al igual que los de toda Europa, están manifestando su indignación por las abrumadoras facturas de la energía. También están indignados por la afluencia de productos agrícolas baratos procedentes de Ucrania.
Scholz y sus ministros están convirtiendo a Alemania en una economía de tiempos de guerra. Todos los sectores de la economía están siendo recortados excepto la producción militar.
Durante la ceremonia de colocación de los cimientos de la nueva fábrica de armamentos, el evento fue televisado para el público alemán. Scholz y Pistorius parecen pensar que están prestando un servicio heroico por el bien de la nación. Su delirante desconexión con la realidad y las dificultades de los alemanes comunes es verdaderamente impactante. Padecen de una locura aterradora.
Pistorius y los comandantes militares han estado advirtiendo a las y los alemanes que el país podría estar en guerra contra Rusia en los próximos cinco a ocho años. Semejante retórica bélica desquiciada es el colmo de la irresponsabilidad. Es un delito.
El presidente ruso Vladimir Putin y otros líderes rusos han declarado repetidamente que no quieren conflictos ni guerras con Europa. El conflicto de Ucrania es un problema específico: es una guerra de poder de la OTAN liderada por Estados Unidos.
Aun así, es impresionante el febril belicismo que se ha apoderado de la clase política alemana y del resto de Europa. Se están creando economías nacionales en pie de guerra.
La idea de que Rusia se esté preparando para atacar a Alemania o algún otro miembro de la OTAN después de que se expulse al régimen neonazi en Ucrania es una fantasía descabellada para la mayoría de las personas racionales. Pero los políticos rusófobos de Berlín y de la Unión Europea consideran que ese tipo de alarmismo es justificado.
La semana pasada, Scholz recibió a Vladimir Zelensky. El régimen de Kiev ya ha perdido la guerra de poder de la OTAN contra Rusia, esto a pesar de más 200.000 millones de euros recibidos en apoyo y de miles de armas canalizados a los ucranianos durante los últimos dos años.
Sin embargo, Scholz acaba de firmar un pacto bilateral de seguridad nacional entre Alemania y Ucrania. (Gran Bretaña y Francia también han firmado pactos de este tipo).
La prensa germana informó que el mencionado pacto tiene una perla como esta: “El acuerdo dice que si Ucrania volviera a ser atacada por Rusia, Alemania apoyaría al país con asistencia de seguridad rápida y sostenida, incluido equipo militar moderno en todos los ámbitos”.
¿Qué significa “Ucrania volvería a ser atacada por Rusia”? Ridículo, Rusia está en guerra en Ucrania. Con este acuerdo los dirigentes alemanes han firmado imprudentemente una orden de entrada abierta a la guerra.
Asombra la rapidez con que Berlín ha caído en esta locura. Recordemos que hace dos años, cuando las fuerzas rusas intervinieron en Ucrania, la OTAN, se burló de Berlín por su cautela al enviar únicamente “cascos” para ayudar al régimen de Zelensky.
Dos años después, Berlín envía tanques Leopard, obuses y misiles Iris-T. Y ahora planea suministrar misiles de crucero Taurus de largo alcance a un régimen que no tiene reparos en bombardear centros civiles rusos.
Al anunciar el último pacto de seguridad (pacto de guerra) con Ucrania, Scholz se jactó de que Alemania es el mayor partidario europeo del régimen de Kiev en Europa.
Berlín se ha comprometido a aportar 28.000 millones de euros en apoyo militar a Ucrania, superando con creces la ayuda de Gran Bretaña y Francia. Alemania ocupa el segundo lugar después de Estados Unidos en la cantidad de recursos militares y financieros canalizados a Zelensky y su junta neonazi.
Hasta aquí llegó la prudencia y la eficiencia técnica alemanas. Berlín está desperdiciando mucho dinero en una guerra que la OTAN está perdiendo estrepitosamente, con bajas militares ucranianas que se estima en unos 500.000. Y, sin embargo, el despilfarro de dinero público continúa bajo Scholz y su administración .
Scholz actúa como vasallo
Estados Unidos saboteó la economía alemana al volar los gasoductos Nord Stream que llevaban petróleo y gas desde Rusia. Y Berlín no dijo nada.
La base industrial de Alemania y los ingresos generados por las exportaciones se han deteriorando. Sus dirigentes y empresarios saben que esta crisis económica es provocada por una vieja estrategia estadounidense que se puede resumir en esta famosa frase: “ debemos mantener a los alemanes abajo, a los rusos fuera y a los estadounidenses dentro de Alemania ”.
Scholz y sus ministros están traicionando el bienestar nacional alemán y llevando al país a otra guerra desastrosa contra el pueblo ruso, sólo 80 años después que decenas de millones de rusos fueran masacrados por lo nazis.
Esta traición no ocurre sólo en Alemania. La Unión Europea, bajo la espantosa dirección de la ex ministra de Defensa alemana Ursula von der Leyen (descendiente de una familia nazi), está sacrificando a generaciones de civiles a una economía de guerra sin salida, todo ello impulsado por la rusofobia y al servilismo al imperialismo estadounidense.
Los actuales dirigentes europeos seguirán cavando una tumba para Europa, a menos que sus ciudadanos se levanten contra la traición de sus elites.